Xenia no pudo evitar reírse, pero sus ojos se volvieron rojos. Luego se formaron lágrimas en ellos. Las lágrimas parecían cristales transparentes que brillaban frente a los ojos de Naomí.
Extendió la mano y ahuecó la mejilla de Naomí. Era un poco fuerte y Naomí frunció el ceño, pero no dijo nada.
-¿Te duele? -preguntó Xenia.
Naomí frunció los labios, la miró con ojos apenados y susurró, -Por supuesto me duele, ¿por qué me pellizcas la mejilla de repente?
-Te duele, ¿por qué no lo dijiste? -Xenia preguntó.
Naomí se congeló un momento, luego comprendió finalmente lo que significaba el gesto de Xenia. Apartó la mano de Xenia de un manotazo con rabia y se dio la vuelta.
-¡Mala Xenia! Sabes que no soy tan inteligente como tú y sigues llevándome a una trampa.
-¿Cómo te estoy llevando a una trampa? Sólo te pellizco la mejilla, ¿quién te ha dejado no decirlo?
Dijo Xenia, con más lágrimas en los ojos. Cuando Naomí se dio la vuelta, se sintió más cómoda hablando de esta manera, así que no la obligó a girarse y le dijo suavemente, -¿Entiendes lo que te acabo de decir? Si no hablas, nadie sabrá nunca que tienes dolor. Ya sabes, como esta vez, que me dijiste que querías dejarlo sin decir por qué, y luego quisiste quedarte después de enterarte de mi situación. Naomí, somos buenas amigas. Se supone que nos apoyamos mutuamente, no que me satisfaces y me ayudes, eso te cansaría.
Naomí estaba un poco emocionada, pero no respondieron a sus palabras.
-Ya sé todo sobre tu reciente actuación en la empresa -continuó Xenia.
-Xenia, yo...
Naomí miró hacia atrás con ansiedad, y Xenia se dio cuenta de que tenía los ojos rojos, por lo que ella dar la vuelta de repente era debido a que temía ser descubierta por Xenia...
-Qué tonta eres -aunque tenía lágrimas en los ojos, Xenia trató de sonreír-. No hace falta que me expliques. Sé que has estado de mal humor últimamente. Y aunque siempre me has dicho que te recuperarás, hay muchas cosas que no se pueden forzar y que tardan en recuperarse. Ya que quieres renunciar, entonces estoy de acuerdo.
Sin esperar que dijera que sí tan rápido, Naomí se asustó por un momento, -Xenia, lo siento, me equivoqué. En realidad no quiero dejarlo, sólo...
-Lo sé -Xenia la interrumpió suavemente y le dijo-, ya sé todo eso. No tienes que dar explicaciones. Haz lo que quieras y lo que te guste. No tienes que preocuparte por mí. Encontraré la manera de manejarlo.
-Xenia.. -Naomí se arrepintió mucho de este momento, antes no quería quedarse porque le preocupaba causar una gran pérdida a la empresa en su estado actual. Quiso renunciar, esperando que Xenia podría encontrar a alguien más capaz de gestionar estas cosas en su lugar.
Pero ahora que Xenia había aceptado, Naomí volvió a sentir pánico. Intentó decir algo para contener a Xenia, pero Xenia dijo directamente, -Puedes empacar tus cosas hoy.
Naomí finalmente dejó de moverse y la miró sin expresión.
Al cabo de un rato, una lágrima se deslizó por el rabillo del ojo y Naomí se acercó a Xenia y la abrazó suavemente, -Xenia, gracias.
Xenia también se emocionó un poco y aguantó las lágrimas mientras le daba una palmadita en el hombro a Naomí, -Venga, ¿para qué te pones dramática? Ve a recoger tus cosas y descansar un poco.
-¿Qué harás cuando me vaya? -la voz de Naomí sonaba apagada, como si estuviera a punto de llorar.
-Naomí deja la empresa a partir de hoy, ya no es empleada. Y si te pregunta algo sobre la empresa, no le digas nada.
Isidora estaba muy sorprendida, pensando.
“¿Tan pronto?”
-¿Por qué no se lo puede decir? En caso de que ella...
-Si te llama, sólo dile que la empresa está muy bien y que no tiene que preocuparse. No le digas nada más si te pregunta.
Isidora entendió el significado de las palabras de Xenia, -Ya veo, no quiere que Naomí se preocupe por lo que pasa en la empresa. Usted le dejó que se fuera hoy, ¿no?
-Sí -Xenia asintió-. Últimamente ha estado de mal humor, así que la mandé directamente a descansar. Isidora, estás mejorando rápido y estás muy entusiasmada con este trabajo. El de Naomí...
Los ojos de Isidora se abrieron de par en par, -¿Acaso quiere darme el trabajo?
Esta reacción hizo que Xenia se asustara y dudara un momento antes de preguntar amablemente, -¿Tú no quieres?
-¡Quiero, yo quiero! -Isidora asintió enérgicamente con la cabeza y dijo emocionada-. Nunca pensé que confiarías tanto en mí, ¡claro que quiero!
Xenia pensó que era reacia cuando reaccionó así, pero en realidad estaba demasiado excitada. Xenia se rio a carcajadas, -Pues bien, Naomí acaba de salir y no ha tenido tiempo de arreglar nada, así que necesitaré que te trabajes conmigo unos días.
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