Esposa falsa de Simón romance Capítulo 1007

A Isidora le hubiera encantado estar con su ídolo.

Pero había demasiada información y no podía resolverla por sí sola. Así que Isidora pensó en Ernesto.

-¿Puedo llamar a Ernesto? No te preocupes, es mi seguidor y ha estado conmigo en muchos lugares durante años. No divulgará esta importante información.

-¡Está bien! -Xenia asintió con la cabeza.

En los momentos siguientes, Isidora llamó a Ernesto y luego los tres trabajaron juntos. Ernesto naturalmente se quedó al lado de Isidora. Él acudió sin decir una palabra al llamado de Isidora.

Antes de terminar la jornada, Xenia ya bostezaba. Tenía mucho sueño, pero seguía organizando las informaciones.

Ernesto echó unos vistazos a Xenia, luego se acercó a Isidora y le preguntó en voz baja, -¿Qué pasa, te estás quedando con el trabajo de Naomí?

-Sí -ante Ernesto, Isidora volvió a ser una mujer cool, asintiendo fríamente.

Ernesto se quedó sorprendido por un momento, -¿Qué está pasando?

-Ernesto López, te pedí que ayudaras, no te pedí que hicieras preguntas. ¿Por qué tienes tantas tonterías? -Isidora le criticó en voz baja.

Ernesto no se atrevía a preguntar, sólo ayudaba en silencio a ordenar las informaciones. Aunque tenía mucha curiosidad, mientras Isidora fuera enfadada, él no tenía nada que preguntar.

Sólo la acompañaría.

Después de un rato, Ernesto miró a Xenia y la encontró dormida sobre la mesa.

Para avisarlo, se apresuró a tocar a Isidora, que leía atentamente a su lado. Ella le ignoró, y Hurtado volvió a tocarla. Isidora estalló y le agarró directamente de la corbata y le arrastró.

-Ernesto López, ¿te quieres morir?

-Estoy tratando de decirte que la señorita está dormida.

-¿Qué has dicho? -Isidora se congeló por un momento y miró en la dirección que señalaba Ernesto y encontró a Xenia dormida, sonrió-. Parece que está muy cansada.

-Bueno, me he dado cuenta de que ha estado bostezando, así que supongo que no ha dormido lo suficiente.

Isidora entrecerró los ojos con desconfianza, -¿Cómo te diste cuenta de que bostezaba? ¿Le gustas?

Ernesto, -Dios mío, ¿cómo puedo, su Majestad? Sabes que eres la única que me gusta todos estos años. Sólo que nunca me dio la oportunidad de ser tu novio.

Llevaba muchos años a su lado, Isidora al principio no lo trataba bien. Luego poco a poco pareció acostumbrarse a que el hombre la siguiera a todas partes.

Isidora le soltó la mano y le dirigió una mirada glacial.

-¿Quieres ser mi novio? ¡No sé ni siquiera si te has aburrido de mí todos estos años!

Con eso, se levantó de inmediato. Cuando Ernesto pensó que estaba enojada, vio que Isidora se quitó la chaqueta del abrigo que llevaba puesto y caminó hacia Xenia.

Ernesto, -¿Qué estás haciendo?

-¿No tienes ojos? ¡Mi diosa está dormida y no puedo dejar que se resfríe!

Bajó la voz, luego se acercó con cuidado y puso su abrigo sobre el cuerpo de Xenia.

Después, se acercó de nuevo con cautela y le hizo un gesto a Ernesto para que recogiera los materiales que había sobre la mesa, -Salimos fuera.

Ernesto se levantó de inmediato para llevar los materiales e Isidora le dijo de inmediato, -¡Baja la voz!

Tuvo que mantenerlo bajo y luego siguió a Isidora fuera con los materiales.

Cuando Isidora cerró la puerta y se sentó fuera, Ernesto no pudo evitar preguntar, -¿Por qué salimos? Estás preocupada de que la molestáramos, ¿verdad?

Isidora le dirigió una mirada inexpresiva, -¿O qué? ¿Mi diosa está durmiendo y nos quedamos ahí para hacer las cosas? Parece demasiado cansada, déjala descansar.

Ernesto miró la mesa de café que tenía delante y dijo impotente, -¿Entonces lo resolvemos aquí?

¿Trabajar en la oficina en tal estado?

-¿Dónde está?

Isidora le hizo pasar y le guio hacia el despacho interior, explicándole, -Probablemente estaba demasiado cansada y se durmió antes, así que salimos por si la molestábamos.

Tras detener sus pasos, Isidora abrió la puerta con cautela.

En cuanto se abrió la puerta, vio a Xenia dormida sobre la mesa con un abrigo femenino encima, y al ver el abrigo masculino en Isidora, fue fácil entender.

Le dirigió una mirada a Isidora para dar las gracias.

-Gracias, hoy es la hora de cerrar. Ustedes pueden regresar y yo la llevaré a casa.

-Ah, bien.

Simón entró y echó un vistazo a la pila de información que tenía delante Xenia. Su teléfono estaba a su lado. Simón lo cogió y se lo metió en el bolsillo, luego levantó la chaqueta y hizo un gesto a Isidora para que venga a pasarla.

Ernesto, al ver esto, se apresuró a tomar el abrigo de Isidora.

Simón se quitó el abrigo y se lo puso a Xenia, y luego la levantó suavemente. En cuanto Simón la levantó, Xenia se despertó.

Abrió los ojos y vio el rostro de Simón. Entrecerró los ojos confundida.

-¿Por qué estás aquí?

Simón la miró.

En este momento Xenia no todavía estaba despertada totalmente. Y él debía aprovechar esta oportunidad para llevarla abajo o ella podría decir que se quedaría.

Así que frunció los labios y dijo suavemente, -Vuelve a dormirte, no te preocupes por mí.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Esposa falsa de Simón