Empezó a tener más clientes en el restaurante por mediodía.
A lo mejor que se propagó demasiado rápido por Internet, mucha gente vino para Bernabé. También hubo unos influenceres que oyeron que se abrió un restaurante nuevo de ramen y además hubo un camarerito simpático, quisieron a venir a hacer fotos y aumentar sus influencias.
Quién supo que vio una placa colgada de foto prohibida en el restaurante después de llegar.
Si hiciera fotos sin permiso de ellos, se pudiera reclamar a los demás por tomar el medio de ley totalmente.
Ahora a muchos influenceres les gustaron hacer video en directo, también hubieron muchos incluyeron a todos los paetones en el video sin límite bajo. A lo mejor que sólo fueron un profundo, pero algunos pudieron denigrar a los paetones, incluso utilizaron a los paetones.
Por ejemplo, como Bernabé de esta vez.
Si no les detuviera Naomí, pues las fotos de Bernabé fueran puestas en el internet. No fue a tener una vida tranquila en el futuro.
Por eso todo el mundo se sintió desesperado cuando supo que no se permitió hacer fotos. Pero por fin, todavía fue convencido de la apariencia simpática de Bernabé y el sabor de ramen.
Al mismo tiempo, en una sala de un hotel de seis estrellas.
Dos hombres se sentaron en frente, sólo hubieron ellos dos en la sala lujosa, pareció demasiado vacío, pero los auras que llevaron los dos rellenaron el vacío.
Miguel echó medio vaso de alcohol a sí mismo, lo cogió en la mano girando levemente. La sombra iluminada por la luz en el vaso le hizo distraerse un poco. él sólo lo miró sin tomarlo.
Después de un rato, él dijo, -Se abrió el restaurante de ese chica, ¿no vas a verlo?
La persona enfrente paró una vez los palillos y volvió ser normal dentro de poco.
-¿Es lo que quieres decir por quedar conmigo hoy?
Diego levantó los ojos, la vista indiferente cayó en la cara de Miguel.
Un buen amigo que estuvo en serio, tranquilo y controlado como siempre, se vio como un santo sin sentimiento ni deseo. Si no era por las cosas que se la encargó de tratar antes, Miguel fuera a creerle de verdad.
Pero ahora, Miguel supo el secreto del fundo de la corazón de Diego sin querer. Su vida fue aburrida, ahora encontró un pequeño secreto de su buen amigo, además su amigo apreció que no quiso admitirlo.
Ese punto realmente renovó el interés de Miguel.
-Sólo para recordarte que me debes un favor.
-Él se rio bromeando, llevó una sonrisa de muchos significados en las comisuras de la boca mientras acercó el vaso a los labios, tomó un poco de alcohol levemente.
Diego frunció las cejas.
-¿Viniste con el chófer?
-No.
-No digas que no te recuerde, no se permite conducir después de beber el alcohol.
Miguel siguió tomando el alcohol lentamente, -No pierdo la memoria, no hace falta de recordarme.
Escuchó eso, Diego frunció las cejas más profundamente.
-¿Cómo? Me debes un favor tan grande, ¿qué pasa si me sirvas como el chófer después?
Otra vez fue un favor.
A Diego le dolió el estómago de escuchar esta palabra. Pero todavía extendió la mano a pellizcar su centro de las cejas y bajó los ojos comiendo la comida.
Miguel no fue tan aburrido, le recordó repetidamente que se lo debió un favor. Sólo fue para bromear con él. De todas maneras, fueron buenos amigos por tantos años, fue la primera vez que le pidió un favor.
Además fue para una chica.
Miguel le vio callado, bebió todo el alcohol en el vaso satisfactoriamente. Volvió a rellenar a sí mismo otro vaso pausadamente, girándolo levemente.
-Habla.
La acción de Diego no cambió, tampoco le contestó.
Miguel siguió diciendo, -¿Cómo, no quieres contar? Vale, no te obligo. ¿Pues por qué no me dices si te guste a esta chica?
Diego levantó los ojos mirándole desagradablemente.
-¿Cuándo te conviertes en tan cotilla?
-Aburrido, también sabes que no tengo nada que hacer todos los días ahora, pues ser cotilla.
Miguel hubo planificado bien en la corazón.
Diego abrió la puerta con la cara oscura.
Los dos entraron juntos en el ascensor y luego condujo el coche.
El chófer estuvo esperando a Diego bao la escalera.
-Señor Diego.
-Vuelva con mi coche primero, y recójame en su sitio más tarde.
-Sí, Señor Diego.
El chófer salió rápidamente después de recibir la orden de Diego. Miguel sacó la llave y se la dio a Diego, los dos entraron en el coche.
-Vámonos, me llevas al sitio de la chica para ver.
Una vez que subió al coche, Miguel se cayó en el asiento de pasajero, con una apariencia borracha, pero lo que dijo era súper lucido.
Diego paró su acción por un momento, echó un vistazo a Miguel de lado de la cabeza.
Miguel estuvo mirándole con una risa.
-¿Qué? No te atreves a ir?
Diego apretó los labios finos, la barba estuvo tensa y la cara estuvo más fría.
-Eres un hombre maduro, todavía te da miedo de ver a una chiqueta? Diego, te conozco por tantos años, ¿cómo que no sé que todavía tienes los momentos de ser tan cobarde?
Miguel estuvo burlándose de él.
La cara de Diego se mostró fría bajo la iluminación de las luces débiles en el coche.
-El favor que te debo, lo voy devolver, pero eso no es la razón de bromear con conmigo. Miguel, aunque quieres hacer la broma pasada, también hay que tener un límite.
-¿Ah, estás enfadado?-Miguel negó con la cabeza sin remedio, -es temeroso de verdad. Pero yo, Miguel tengo suerte de poder ver la apariencia así de mi buen amigo. ¿Qué crees que piensa ella si la digo que eres tú que me pides hacer esta cosa?
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