Esposa falsa de Simón romance Capítulo 1062

Hubo un silencio en el coche de repente.

Pareció que Miguel fue a luchar contra Diego hasta el fin. Dijo las palabras graves a propósito, fuera como obligara a Diego.

Después de un rato, Diego sacó el móvil y empezó a hacer llamada.

Miguel entrecerró los ojos, -¿Qué haces?

-Llamar un chófer por ti.

Miguel se quedó atónito y perdió la sonrisa, -¿Es necesario en serio? ¿No es sólo una broma, aportas como eres pisado en los puntos dolorosos?

Diego no le hizo caso, la llamada ya estuvo hecha. Miguel quedó sin remedio por lo que vio, extendió la mano a presar la pantalla.

-¿Ya está, vale? Me duele la cabeza, volvemos a casa.

Diego volvió la cabeza, le miró con la cara indiferente, los ojos estuvieron oscuros.

-Recuerdas que me todavía debes un favor, te pediré la devolución la próxima vez. -Miguel recogió la mano después de decir eso, cerró los ojos apoyando al asiento con una apariencia muy cansada.

Diego vio que su amigo no se encontró bien de verdad, tampoco siguió discutir con él, guardó el móvil y condujo.

A lo largo de llegar el atardecer, el cielo también se convirtió en negro poco a poco. Hubo más clientes en la hora de comer.

Naomí no pensó que el negocio tuvo tanto éxito por el primer día. Ella no pudo comer nada por la ocupación todo el día, los dos empleados también estuvieron súper ocupados.

Incluso Brisa y Mateo quedaron a ayudar.

Xenia estuvo embarazada, todo el mundo no se atrevió a pedirla hacer algo. Ella tampoco hizo molesta, ella no hacer nada no significó que no hacer a otra persona ayudar.

Ella empujó a Simón que estuvo a su lado.

-Parece que está ocupado en el restaurante, ¿si no... les ayudas a servir los platos?

Simón que fue empujado crispó las comisuras de boca, -¿Servir los platos?

Él pareció que no pudo creer lo que oyó, aunque lo dijo Xenia, pero... le dejó servir los platos.

Simón miró a Xenia detenidamente, llevó preguntas en los ojos.

Lamentablemente, Xenia no lo entendió totalmente. Cuando se encontró miraron mutuamente, Xenia pestañeó los ojos inocentemente, -Vete.

Simón crispó las comisuras de la boca, Mateo que estuvo al lado vio la situación,dijo riéndose apresuradamente,- Jajajaja, Señora Xenia, has hecho una broma grande, la llegada de señor Simón y Señora Xenia ya es un honor para. este restaurante, si haga servicios en el restaurante...

Él no se atrevió a pensarlo, ¿además cómo fue posible que señor Simón sirviera los platos en el restaurante?

¡Él fue el presidente de un grupo!

No hubo hecho cosas así en toda la vida.

Xenia vio que no se movió Simón, además escuchó lo que dijo Mateo, a lo mejor que también lo entendió, asintió con la cabeza, -Bueno, voy yo.

Dicho eso, Xenia fue a levantarse.

Simón la vio levantada, cogió su mano con las cejas fruncidas de repente.

Ella estuvo embarazada por cuatro meses ya, el vientre fue obvio ya. Pero las ropas de invierno fueron gordas, además Xenia estuvo delgada, por eso no se vio.

Pero eso tampoco pudo tapar la realidad que ella estuvo embarazada, además no estuvo estable el embrión esta vez, por eso Simón se preocupó mucho por ella.

Vio que ella fue a levantarse para ayudarles en este momento, Simón cogió su muñeca y la tiró de vuelta, luego se levantó él.

-Queda aquí.

Xenia le miró descontenta.

El fondo oscuro de los ojos de Simón apareció un sentimiento de sin remedio profundo, la voz se suavizó un poco, -Voy yo.

-¿Em?

-Sirvo los platos, ¿vale?

Si no lavó bien los tazones la primera vez, pues los lavó más veces.

Por lo menos, se lo encargó de este trabajo, el resto pudo hacer otras cosas.

Pero Rafael de este momento, no pudo pensar en qué señor Simón pudo hacer.

Por lo contrario, él pareció que por el aura de señor Simón, si siguió parándose aquí, pudiera afectar a las personas de aquí, el resto no pudo seguir trabajando bien.

Por ejemplo, las dos chicas que fueron contratadas.

Por la apariencia de señor Simón, le miraron todo el tiempo, incluso las caras estuvieron en rojas por la vergüenza.

Rafael,-…

Nadie se atrevió a hacer a Simón trabajar, pero Brisa fue diferente. Ella supo lo que habló la pareja aquel entonces, entendió que Simón entrar ahora fue por. lo que dijo Xenia.

Por eso, ella no fue cortés, llamó a Simón directamente.

-Simón, si quieres echar una mano, me ayudas servir este ramen a la mesa de número 3.

¿Mesa de número 3?

Simón echó un vistazo, cogió la bandeja asintiendo con la cabeza y luego se volvió con la cara indiferente.

-Mamá, cómo puedes...

-Ay, tranquila. Él ya entra, es tu culpa si no le dejas ayudar en algo. ¿Por qué crees que entra él?

Escuchó eso, Naomí pensó otra vez, a lo mejor que pudo entenderlo.

Entró Simón, pero no vino Xenia. Debió ser Xenia quien le hizo entrar.

-Ya que el. quiere hacer ayuda, tú estás tranquila.

-Naomí mordió su labio bajo, todavía no aguantó crispar las comisuras de boca, -Cómo me atrevo a ser tranquila...

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