Esposa falsa de Simón romance Capítulo 1073

O la gente que había llevado a Bernabé a su casa no era Diego.

¿Quién era?

Cuanto más pensaba, más Naomí no entendió. Estaba muy confundida.

Con un sonido fuerte, Naomí sintió un dolor increíble en la frente. Debido a pensar mucho, Naomí no supo que Diego se había parado, así que le chocó directamente.

Naomí cubrió la frente mientras daba un paso atrás, con el ceño fruncido.

Junto con la última vez, ¿Diego pensaría que lo hiciera a propósito ç?

Para evitar el malentendido, Naomí dijo primero.

-¿Qué pasa? ¿por qué paras de repente?

Diego no esperaba que ella pudiera preguntarle con razón después de chocarle.

Diego dio la vuelta y le dio una mirada fría, mientras decía en voz clara.

-Ya llegamos.

Con sus palabras, Naomí descubrió que ya estaba al lado de asiento del conductor. Claramente ella se distraía siguiéndole durante el camino. Cuando iba a subir el coche, Naomí le apretó sin darse cuenta.

No sólo le chocó sino también que le preguntó por qué se había parado.

¡Qué vergüenza!

¡Por dios!

Naomí cubrió la cara, -Lo siento mucho.

Y luego dio un giro a subir al coche.

Cuando la vio abriendo la puerta y subiendo al coche, Diego entrecerró los ojos imperceptiblemente.

Naomí se sirvió en el coche, con la cabeza baja.

Acababa de estar a punto de elegir el asiente delantero en vez del trasero. Le dio mucha gracia por la reacción rápida.

Si fuera antes, ella probablemente se sentaría sin preocupación al lado de Diego para mantener una distancia más cercana. Pero ahora le gustaría guardar las distancias.

Sólo hasta que Diego saliera con Bernabé, ella podría aliviarse. Si ajustó bien el tiempo y evitó que fueron al hospital a la misma hora, nunca volvería a verlo.

Se quedaron sin palabras.

Cuando Naomí mantenía la cabeza gacha, la gente delantera dijo de repente.

-La dirección.

-¿Qué?

Ante la pregunta sorpresiva, Naomí no pudo reaccionar, -¿Qué dices?

Diego le dio un vistazo por el espejo retrovisor.

-Sin dirección, ¿adónde puedo ir? ¿acaso crees que soy capaz de predecir?

Naomí se concentró y le dio una dirección.

Luego los dos estaban callados hasta que llegara al destino.

Cuando el coche se paró, Naomí dijo a prisa, -Señor Diego, por favor, espérame aquí, voy a recoger a Bernabé.

Al terminar, ella se apresuró a abrir la puerta y largarse.

Cuando la vio corriendo lejos, Diego retrajo la mirada profunda y cerró los ojos contra el asiento.

Lo que había hecho últimamente parecía ser un poco contrario a su intención original.

¿Qué era lo que estaba haciendo?

Bernabé estaba sorprendido por la noticia de que su tío iba a recogerlo, sin moverse en la cama.

-¿Por qué tío me recogerá de repente?

Parecía genial la idea. Si fuera antes, Naomí probablemente lo haría.

Pero ahora…

Naomí apretó los labios, mirándolo a Bernabé con dificultad.

-Así que, voy a bajar.

Al escuchar que Brisa iba a bajar, Naomí se quedó asombrada y se apresuró a tirarla de mano.

-Mamá, ¡no te ves!

Brisa se atragantó con duda, porque era la primera vez que la vio tan nerviosa, especialmente cuando la observaba con los ojos entrecerrados, Naomí le evitó la mirada.

No se atrevió a mirarla en absoluto.

Brisa de repente sentía algo especial.

Originalmente no le importó ir o no, pero ahora, debería bajar para ver.

Al pensar en eso, Brisa dijo.

-Bernabé, ya que tu tío ha venido para llevarte, empaca lo que tienes.

Ante las palabras, Bernabé estaba descontento como si sufriera injusticias.

Brisa se quedó sin palabras.

Pensó que este chico era muy avispado.

-Bueno, bueno -se rindió Brisa-. Ya que no quieres ir, quédate aquí, Naomí, le acompaña aquí, voy a bajar a hablar con él.

-¡Mamá! ¡No! Me voy yo.

Después de decirlo, Naomí se largó sin pensar mucho.

Mirándola lejos, Brisa no lo siguió en vez que acercarse a Bernabé y soltar una sonrisa, -Bernabé, ven, tengo alguna duda para preguntarte.

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