Esposa falsa de Simón romance Capítulo 1083

Cuando se despertó al día siguiente, Xenia descubrió que Naomí, que estaba acostada a su lado, miraba por la ventana, distraída.

-¿Qué pasa? -Xenia acababa de despertarse con los párpados pesados y cerró los ojos mientras le preguntaba. Quería dormir un rato, pero planeaban regresar a la Ciudad Norte.

Al escuchar su voz, Naomí se recuperó, extendió la mano y señaló por la ventana.

-Mira, está nevando.

¿Nevando?

Xenia sintió un latido en su corazón y miró con rapidez por la ventana.

Fuera había una vasta extensión de blancura y nieve intensa.

Con solo mirar, Xenia abrió la colcha y se sentó. La velocidad era demasiado alta, por lo que oscureció sus ojos cuando levantaba el cuerpo, pero se recuperó rápidamente. Corrió hacia la ventana sin llevar los zapatos.

Estaba nevando mucho y era fuerte, que todo el mundo se quedaba blanco. Los copos de nieve se parecían a las plumas de ganso en el cielo.

En esa situación…

-Xenia, ¿qué pasa? -Naomí caminó hacia la ventana. Probablemente se despertó hace un momento, por eso, tenía sueño todavía. Extendió la mano y se frotó el cabello mientras le preguntaba, -La nieve está tan fuerte. No esperaba que nevase tanto de repente.

-¡Ah! -Naomí pareció recordar algo de repente, y le dio unas palmaditas en la cabeza-. Mira. Estoy confundida por dormir demasiado. ¿Estará bloqueada la carretera con la nieve tan grande? ¿Cómo podemos volver a La Ciudad Norte?-

Las cejas de Xenia estaban todas fruncidas. Se mordió el labio inferior levemente y miró la blancura del exterior.

Antes de venir, no notó el pronóstico del tiempo porque hacía muy buen tiempo. Había pensado que no nevaría ese año. Sin embargo, nevaba con tanta urgencia y no había ni presagio.

Sonó el timbre.

Las dos estaban paradas estúpidamente frente a la ventana cuando oyó el sonido fuera de la habitación. Le dijo Naomí de inmediato.

-Abro la puerta.

El que llamó a la puerta fue Rafael. Ya se había vestido bien, así que cuando vio a Naomí en pijama abriendo la puerta, no pudo evitar fruncir el ceño.

-Afuera está nevando. Me temo que no podemos partir hoy.

Después de hablar, Rafael le dio una mirada a Naomí-. Ponte la ropa para que no te resfríes.

Naomí bajó la cabeza y se dio cuenta de que solo estaba en pijama. Inconscientemente, puso la mano frente a ella para proteger el cuerpo y abrió los ojos grandes. Luego cerró la puerta de nuevo con un portazo, se dio la vuelta y se vistió.

Por cierto, le puso el abrigo a Xenia, -Date prisa. No te resfríes después.

Aunque la calefacción estaba encendida en el hotel, no se supo si Xenia saliese en el próximo segundo. Ella todavía se quedaba de pie en el piso con los pies descalzos.

Xenia apretó el abrigo y miró a Naomí con preocupación.

-Sé lo que te preocupa, pero ahora está nevando y no hay nada que podamos hacer. ¿Quedemos un día para ver la situación mañana?

Xenia no respondió a las palabras de Naomí, pero sacó su móvil para buscar información. Vio el informe de noticias que decía que había una fuerte nevada repentina y muchas carreteras estaban bloqueadas. Era muy inconveniente viajar.

A pesar de que Xenia quería volver a casa con el corazón como una flecha, realmente no podía pedir que partiesen. Después de todo, era inconveniente y peligroso viajar en un día de nieve.

-¿Xenia?

A Xenia se le recuperaron los sentidos. Cuando alzó la vista, notó a Naomí mirándola nerviosamente. Sus ojos estaban un poco molestos y le explicó, -Lo siento. No quise decir esas cosas en este momento. Si no quiero que nos quedemos un día más, entonces...

-Está bien. Está bien quedarnos un día o dos. Para nosotros es infrecuente venir a una ciudad vecina. Después de desayunar, podemos ir al centro comercial cercano de la planta baja.

Naomí dio un suspiro de alivio finalmente cuando dijo eso.

Miguel estaba tan preocupado.

-¡Qué idea fantástica tienes! Cuando crezca, ¿qué te importa si se verá bien? En más de diez o veinte años, Naomí tendrá que envejecerse. ¿No estará avergonzado de edad avanzada si estuviese con un joven?

Brisa lo escuchó y se disgustó. Le gritó a su esposo.

-¡Qué viejo! ¿Dijiste eso de tu hija? ¿Qué es envejecerse? ¡Mi hija siempre tendrá dieciocho años!

Miguel no pudo contradecirle.

“¡Mujer realmente irrazonable!” él pensó.

Pensando en serio, ¿cómo podría tener 18 años para siempre?

Si realmente pudiese ser así para siempre, ¿no tendría que convertirse en una vieja monstrua? Más lo pensaba, se sentía fatal.

La nieve era bastante pesada y cayó decentemente, que duraba toda la noche y volvió a continuar durante el día. Cuando Xenia y Naomí regresaron al hotel, tenían mucha nieve en la cabeza y los hombros. No había calefacción afuera y las dos temblaban de frío. Lo primero que hicieron cuando regresaron al hotel fue tomar un baño caliente.

Xenia no podía regresar, pero pensaba en Simón en su corazón, así que por la tarde, hizo una video llamada directamente con Raquel.

Vio a Simón acostado en silencio en la cama del hospital en el video. Parecía estar mejor.

No se supo si fue la ilusión de Xenia.

-¿Crees que se ve mejor? -justo cuando estaba pensando en esto, Raquel también le preguntó a tiempo.

A Xenia se le recuperaron los sentidos, un poco sorprendida, -¿También lo piensas?

Raquel asintió con la cabeza, -Bueno, no solo yo lo creo, sino que el viejo también dijo lo mismo. A decir verdad, el médico nos contó que se va recuperando bien y que deberá despertarse pronto.

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