-¿Te gusta?
Preguntó Brisa, curiosa.
Naomí, con una expresión extraña, negó con la cabeza y explicó, -Lo conocí hace sólo unos días. Es pronto para hablar de ello, ¿no?
-Tienes razón. Lo observemos por ahora. Creo que el chico no es simple.
-¿Eh? -Naomí se quedó un poco sorprendida. No esperaba que los pensamientos de Brisa eran diferentes de los suyos. Había pensado que Gaitán era un hombre complicado, pero ¿cómo sería así tal hombre bueno?
Debía haber estado pensando demasiado.
Pero ahora que escuchaba que Brisa pensaba lo mismo que ella, Naomí pensó, “¿Por qué pensamos igual? Acaso, ¿es debido a que somos madre e hija?”
-Mamá, ¿por qué lo crees?
Brisa suspiró, -No me culpes por ser paranoica. Eres mi hija y quiero que estés bien. Parece que Gaitán es muy perfecto y no tiene defectos. Pero piénsalo, ¿por qué un tipo tan perfecto no tiene novia? ¿No hay nadie que quiera estar con él? ¿Acaso espera a que alguien pueda presentarse una cita a ciegas para casarse? No, virtualmente imposible. Por eso yo creo que él sería un hombre complicado. Pero no podemos preguntarle directamente, y esperamos que él mismo lo diga.
Cuando Brisa terminó su frase, Naomí también consideró que tenía mucha razón y pensó lo mismo que ella.
-En realidad, estoy pensando lo mismo que tú. Excepto que, creo que es normal. Y supongo que está demasiado ocupado con el trabajo.
“Nunca es bueno hablar por la espalda de alguien.” Naomí pensó.
Brisa asintió cuando escuchó las palabras de su hija.
-Entonces es posible que estés demasiado ocupado con el trabajo. Tal vez no tengas ninguna amiga cerca, o tal vez las que tienes probablemente estén casadas. Así que tiene que ir a citas a ciegas.
Luego ambas dejaron de hablar. Cuando se separaron, Brisa le dijo a Naomí que no necesitaba insistir en su relación.
*
Cuando Bernabé volvió al restaurante, se encontró con un hombre desconocido, que no paraba de dar vueltas alrededor de Naomí y de hablarle de forma amena.
Con sólo una mirada, Bernabé se sintió algo extraño.
Aunque era solo un niño, probablemente porque había heredado el aura personal de Simón, Bernabé era fuerte y peligroso.
Cuando Gaitán salió, se sorprendió un poco al ver que un niño tan bonito aparecía de repente. Pensó que era el hijo de uno de los clientes, así que se acercó a saludarlo.
-Hola amiguito, ¿estás aquí para comer ramen?
Sonrió. Y se veía extraordinariamente cariñoso.
Pero esta mirada hizo que a Bernabé le cayera aún más mal, sobre todo cuando dijo "amiguito".
Pero Bernabé siempre había sido un niño educado, por lo que no dejaría que nadie viera el lado oscuro de su corazón. Así que cuando le sonrió suavemente, Bernabé le devolvió una sonrisa inocente.
-Hola, señor.
Gaitán se sorprendió al comprobar que el niño tenía una voz agradable, y que era tan guapo. Podría haber adivinado a primera vista que sus padres también eran bonitos. Así que Gaitán miró alrededor con interés.
Cuando Bernabé lo vio, le preguntó, -¿Qué buscas, señor?
Al oír esto, Gaitán sonrió ligeramente y respondió.
-Estoy buscando a tus padres, ¿estás aquí con tu padre o con tu madre?
-Ahí está, con una sudadera amarilla.
En un momento Gaitán no reaccionó, pero al momento siguiente se puso pálido y sus labios temblaron de forma casi incontrolable.
-¿Qué, qué estás diciendo? ¿La que lleva una sudadera amarilla es tu madre? ¿No te equivocas, niño?
-No, no me equivoco. -Bernabé dijo sonriendo.
Gaitán se quedó sin palabras.
Después, Bernabé vio que el hombre se puso blanco como si hubiera sufrido un gran insulto, y sus labios temblaban sin cesar.
-Señor, ¿qué te pasa? -preguntó Bernabé con curiosidad.
Gaitán estaba furioso, pero el delicado rostro de Bernabé le recordó de repente que el niño era tan bonito que no podía ser hijo de Naomí.
Además, nadie había mencionado que tuviera un hijo antes de acudir a la cita a ciegas.
Pensando en esto, Gaitán se fue calmando.
-Amiguito, dijiste que era tu madre, ¿o la llamamos y le preguntamos?
Bernabé no respondió y pensó.
“Qué lástima. ¿eh?” Bernabé pensó que podría deshacerse del hombre sin muchos problemas. “¡Cómo se atreve a robarme a Naomí!”
Aparte de su tío y de Rafael, Bernabé no creía que hubiera ningún otro hombre digno de maravillosa Naomí.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Esposa falsa de Simón