Esposa falsa de Simón romance Capítulo 1175

-Tienes razón, a mí también me pareció un poco familiar

-¿Qué? ¿Cómo es que está involucrada con el Jefe del Grupo Freixa otra vez? ¿Significa que esta chica tiene una relación con tres hombres al mismo tiempo?

-¿Eres una idiota? La noticia del Grupo Freixa estuvo por todas partes hace tiempo, ¿nunca la leíste? Simón tenía esposa, sólo que algo pasó cuando iba a preparar la boda, incluso vi una foto de su mujer en las noticias, es realmente una belleza.

-Lo recuerdo, esa noticia debería seguir estando disponible ahora.

Tras decir eso, unos cuantos sacaron sus teléfonos y buscaron en las noticias, y sí que vieron una foto de Xenia en la boda, sólo que sólo estaba Xenia en la boda porque el novio, Simón, había tenido un accidente.

-¿Es el bebé de Simón?

-¿Por qué está aquí? ¿Trabajando como camarero aquí?

Varias personas se quedaron perplejas. Sólo la recepcionista pensó que no debería haber venido hoy aquí, al haber descubierto demasiados secretos.

Antes, todos pensaban que la chica era una mujer común y corriente, pero no esperaban tener al hijo de Simón ayudando aquí, junto a Miguel, incluso a Diego.

Los tres eran presencias muy conocidas en los círculos empresariales.

Pensando en ello, la recepcionista cogió el teléfono que estaba encima de la mesa y se dispuso a marcharse.

-Creo que me olvidé de guardar la ropa en casa, parece que va a llover pronto, tengo que volver, ustedes coman, yo pago la cuenta.

Luego se levantó y se dirigió al cajero para pagar y se fue rápidamente.

Su acompañante miró confundido por la ventana y preguntó, -Qué buen tiempo hace, ¿dónde parece que va a llover pronto? ¿Qué le pasa?

-Estúpida, está asustada y huye directamente.

-¿Nos vamos entonces?

¿Qué podría ser peor que descubrir de repente que la persona con la que querían tratar era probablemente alguien con quien no podían meterse? Realmente no valdría la pena perder el trabajo o meterse con estos grandes negocios sólo para atrapar a una mujer, además la salida de la recepcionista y la aparición de Bernabé y Miguel hizo que la mente de varios comenzara a tambalearse.

Pronto alguien más siguió su ejemplo.

-De todos modos, no tenía el apoyo para venir y meterla en problemas en primer lugar, y no me gusta Diego, así que si queréis hacer problemas, podéis hacerlo vosotras mismas, yo volveré primero.

-Entonces yo también iré, mi novio no estaba muy contento cuando he venido hoy, ¿qué es un buen fin de semana si no tengo una cita con él y vengo aquí a comer ramen?

Una a una, seis o siete personas habían llegado, pero tres o cuatro se habían ido, dejando a dos o tres con los ojos abiertos.

-¿Tú también vas?

-Olvídalo, estamos todos aquí... ¿Por qué no comemos el ramen antes de irnos?

Pronto, Brisa salió con el ramen, sólo para ver que los asientos que estaban llenos antes se habían despejado algunos, dejando sólo a tres chicas sentadas allí.

-¿No habéis pedido siete platos de ramen?

Desconcertada, colocó los tres tazones de ramen delante de las chicas, preguntando al hacerlo, -¿Bernabé lo recordaba mal? ¿Te lo cambio?

-¡No hace falta! -Alguien se apresuró a decir- Solemos comer mucho, segura de que sean siete tazones de ramen, puedes dejarlo para nosotros.

-Sí, la secretaria Carmen no ha sido capaz de cambiar nada después de tantos años de estar con Diego, y mucho menos con nosotras, y no sacamos nada con intentar ir a por ella.

-¿Qué queréis decir con eso? ¿Fui yo quien te pidió que vinieras en primer lugar? ¿Vosotras no habéis sido los que os habéis unido a él?

Varias personas se quedaron sin palabras y se miraron entre sí, para luego suspirar.

-Olvídalo, estamos todos, así que como no queremos problemas no lo haremos, termina los fideos y nos vamos.

Así que las tres empezaron a comer, y una de ellas se inquietó al instante tras tomar un sorbo de sopa, queriendo exclamar pero temiendo que sus compañeros se rieran, sólo pudo susurrar.

-El sabor, parece que sabe bien.

Las otras dos siguieron su ejemplo con incredulidad y descubrieron que sí sabía bien, pero hubo un acuerdo tácito por el que no dijeron nada y mantuvieron la cabeza baja y comieron sus fideos.

Ese fue el final del asunto.

Miguel estuvo sentado durante mucho tiempo en el elegante salón del segundo piso sin ver la figura de Naomí, y agitó su taza de té y suspiró resignado.

Mientras reflexionaba sobre esto, se oyó un repentino ruido de pasos en el exterior y pronto Naomí apareció ante él respirando con dificultad.

-Miguel... Me acabo de enterar de que ibas a venir, pero hoy he tenido que salir, lo siento.

-No importa, enamorarse lleva un poco más de tiempo -Miguel la miró con una leve sonrisa.

Naomí se avergonzó al instante, se sonrojó un poco. Porque sabía de la relación de Miguel con Diego, que le había informado de su llegada a la comisaría la última vez que estuvo allí.

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