Esposa falsa de Simón romance Capítulo 1181

Cuando le explicaba con ansiosiedad, no se dio cuenta de que el coche de Diego había dado la vuelta. Habría conducido en la carretera principal, pero resultó que conducía hacia una lateral. La chica simplemente no reaccionó hasta que se detuvo.

-¿Donde estamos?

Mientras preguntaba, Naomí se volvió para mirar el paisaje exterior, incluso tratando de asomar la cabeza por la ventana.

Cuando iba a asomar la mitad de la cabeza, Diego la tomó de la muñeca y luego presionó su cabeza hacia atrás con una mano grande, diciéndole en voz baja, -No asomes en el coche. Es muy peligroso.

De repente, su cabeza fue presionada hacia atrás por él. Luego, vio que la ventana se levantaba, sellando rápidamente el espacio.

Volvió la cabeza y le preguntó con duda, -No asomaré, pero ¿por qué cierras la ventana...?

A la mitad de la conversación, Naomí le dijo tartamudeando, porque descubrió repentinamente que la emoción en los ojos de Diego, que presionaba su cabeza, no era correcta.

-¿Qué, qué pasa...?

Quizás fuese la primera reacción del cerebro. Naomí detuvo inconscientemente con las manos el cuerpo de Diego, tratando de impedir que avanzase.

De repente notó que Diego había parado el coche allí deliberadamente, ¿no? Debido a que el estacionamiento fue posible a ese lado, ¿cambió deliberadamente la dirección solo para detenerse allí?

Al saber de eso, a Naomí se le volvieron incontrolables los latidos del corazón. ¿Quería besarla de nuevo?

Naomí estaba totalmente distraída. El hombre frente a ella ya se había inclinado hacia sí misma. Naomí retrocedió unos centímetros, poniendo sus manos frente a su pecho, y le dijo: -¿Qué haces? Es de día todavía y estamos afuera...

Aunque no era prohíbido aparcar el coche en ese lugar, seguían pasandola gente y coches. ¿Cómo podían ellos...

Diego, quien fue impedido e incapaz de avanzar, no tenía prisa. Solo miró los labios rojos de Naomí y susurró, -¿Sabes que dejé mi trabajo en la empresa al recibir tu mensaje?

Naomí estaba atónita. Nunca esperaba que se lo dijese de repente. Un poco irrazonable y culpable, le dijo, -Yo, solo quería preguntártelo. No imaginaba que realmente hubieses venido... Además , si tienes trabajo en la empresa, puedes rechazarme.

Hablando, la confianza se hizo cada vez menor poco a poco. Probablemente, debido a eso, no dio mucha fuerza y resistencia para empujarlo. Diego aprovechó la oportunidad para cortar un poco de la distancia.

-Mi novia ha mandado un pedido. ¿Cómo puedo rechazarla?

-Incluso si tu novia te lo pidió, si crees que no es razonable, aún puedes rechazarla...

Naomí se quedaba tan nerviosa que sudaba, porque Diego se inclinaba más cerca mientras hablaba. Y ella, no tuvo ninguna fuerza para resistirlo.

Pronto, escuchó a Diego reír en voz baja: -¿Pero qué hago si no quiero rechazar?

Plof.

Esa risa en voz baja era particularmente atractiva, por lo que penetró el fundo del corazón de Naomí sin ningún obstáculo. Y luego, se envolvió al alrededor de lo medio. Se congeló en su lugar, viendo el hermoso rostro frente a sí misma crecer más y más.

El aliento familiar la acercó generalmente. Antes de que Diego la besase, lo escuchó susurrar.

-Ya que he acudido a ti, tengo que pedir algo de interés, ¿verdad?

Después, fue besada por él antes de que tuviese tiempo de responderle.

Durante todo el proceso, Naomí fue completamente pasiva, porque era de día después de todo y estaban afuera. Extremadamente nerviosa, no se atrevió a hacer ninguna acción adicional. Guiada por el hombre, en el medio, hirió su cuello por la gran nerviosidad. Al final rápidamente lo soltó después de oír un gemido ronco.

Diego no tuvo remedio, -¿Tienes que darme una herida cada vez para que estés feliz? ¿Qué tipo de pasatiempo particular es este?

Naomí le contestó: -No lo hice a propósito...

Después de ser besada, sus ojos se llenaban de olas y se veía lamentable y sumamente débil.

Diego no pudo controlarse de inmediato, por lo tanto, se le acercó hacia adelante nuevamente.

No se supo cuánto tiempo había pasado. Naomí ya no pudo recordar dónde estaba. Ella solo tenía consciencia de que sus manos fueron arrastrada por la fuerza de Diego a su cintura. La abrazaba y la besaba constantemente.

-¿No quieres ir no es porque quieras que te abrace yo? -Diego la abrazó con fuerza y se inclinó levemente para indicarle que cerrase la puerta del coche.

Naomí trató de llorar, pero no derramó ni una laágrima. ¿Cuándo había queido que la abrazase? De verdad había tenido ganas de fingirse estar muerta en el coche, ¿de acuerdo?

Si la abrazaba subiendo en la empresa, sin broma, ¿en quién se convertiría ella para entonces?

Tras cerrar la puerta, Naomí inmediatamente le pidió a Diego que le dejase.

Diego era mucho más alto que Naomí. Además, ella siendo más delgada, toda la persona se veía muy pequeña. Para Diego, abrazarla significó completamente sin esfuerzo, por lo que no creyó que hubiese problema con sostenerla arriba.

Naomí se moría de vergüenza. Estaba en el estacionamiento, por lo que no había nadie alrededor.

Pero después de entrar en el ascensor, ¿qué debería hacer si se encontraba con alguien? ¿Cómo se llevaría con los empleados en el futuro?

Desafortunadamente, lo acertó.

Tan pronto como entraban al ascensor, se encontraron con la secretaria Carmen, que estaba a punto de salir, así como con un grupo de líderes de alto nivel del Grupo Leguizamo.

Un ascensor se llenaba de gente, que simplemente miraban que Diego, que andaba sin sonreír, sostenía a una chica parada en la puerta del ascensor con la vista gentil. La chica estaba tímida en sus brazos, pero el presidente Diego no estaba dispuesto a dejarla.

Naomí se calló.

Los líderes de la empresa tampoco sabía qué decir.

Carmen arqueó las cejas. No pudo evitar dar una sonrisa. Cuando se encontró con los ojos de Naomí, parpadeó suavemente hacia ella.

Fue como un trueno del cielo despejado a Naomí. Antes de que Diego pudiese reaccionar, rápidamente se alejó de su abrazo y luego se escondió detrás de él, sin atreverse a ver a nadie.

Diego dejó de sonreír. Se le volvió a la normalidad la expresión y les dijo con frialdad, -Si no salís, ¿cuánto tiempo queréis quedaros dentro?

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