Las cicatrices de los hombres son un símbolo.
-¿Es su herida para la chica? Si es verdad, ¡qué dramático! -Ariana pensaba.
Ella se amargaba por esto.
Ella lo cuidó toda la noche y él terminó tratándola como a otra mujer.
-¡Qué indignante!-ella pensaba.
Pensando esto, Ariana levantó la mano y golpeó la frente de Rafael Secada.
Seguramente Rafael se sentía incómodo y su ceño, recién relajado, volvió a fruncirse.
-Ja, mírate, debía golpearte con fuerza. -ella pensaba.
Ariana estaba angustiada, mirando la mano que se abrazaba por Rafael y pensando si ella tenía que mantener así.
Ariana ha demostrado ser muy adaptable. Se lleva bien dondequiera que esté.
Finalmente, ella se durmió apoyándose en el sofá.
***
Rafael sintió que su cuerpo se entumecía y que la cabeza le dolía como si estuviera a punto de explotar. Él agarraba algo con las manos, pero estaba tan cansado que le costó mucho esfuerzo abrir los ojos.
El entorno le resultaba desconocido.
Pero entonces él sintió como si el entorno le resultara vagamente familiar, como si lo hubiera visto antes.
Pero de nuevo, incapaz de recordar dónde estaba esto, a Rafael le dolía tanto la frente que inconscientemente trató de alargarla y apretar su propia frente, pero se encontró con que no podía mover la mano en absoluto.
Él frunció ligeramente el ceño y miró a su derecha.
Una mirada, y él se congeló.
Una chica, llevada un pijama blanco, sentaba en el suelo apoyándose en el sofá. Y su cabeza re costaba en su brazo. Su pelo estaba perfumado vagamente.
Su cara…
Pronto, Rafael recordó lo que había pasado anoche.
Entonces, él estaba en un bar y la chica se acercó a charlar con él. Pero después de la conversación, Rafael sentía que no seguía estando lúcido.
Pero él sentía bueno que él iba a emborracharse.
Al final, él estaba tan embriagándose que no sabía lo que ocurrió. Por eso se ponía atónico cuando veía esta situación.
Rafael adivinó lo que probablemente había sucedido.
Él estaba enamorado de una chica, por eso no le gustaba que otras chicas se le acercaban. Al ser consciente, Rafael trató entonces de apartar a Ariana, que estaba apoyada en su brazo, de él.
Por su movimiento, Ariana se despertó. Ella se abrió los ojos confundidos.
Se miraron el uno al otro por un momento.
Rafael pensó que Ariana iba a gritar cuando en realidad Ariana dijo tranquilamente, -Estás despierto.
Rafael se ponía en silencio.
-¿Por qué ella reacciona así? ¡Qué rara! -él pensó.
En realidad, era posible que ella fuera a ser sorprendida por estar cerca de Rafael si ella no sabía qué pasó anoche. Pero, ella lo ayudó toda la noche, cansada. Por eso, ella estaba tan impresionante que no iba a olvidarlo.
Mirando a su mano, Rafael sabía qué podía decir, solo dijo, -Es mi culpa, lo siento. ¿Qué puedo hacer por ti? ¿O quieres castigarme?
¿Castigar?
Si Ariana tuviera que elegir, definitivamente escogería el primero.
Porque ella no tenía ninguna inclinación a castigar a los demás, y no le interesaba hacerlo.
Pero ver a Rafael con un perfil tan obediente, que estaba a un mundo de distancia de antes.
Quizás…
Rafael no se dio cuenta del destello de astucia de Ariana.
Ariana empezó a hacerse la simpática, -Olvídalo, sé que no era tu intención, después de todo, perdiste a tu amor, estar borracho y no saber nada también se considera excusable, soy tan generosa que no me lo tomaré como algo personal contigo. Pero…te ayudé anoche, así que debes ayudarme una vez cuando necesito.
¿Esta petición?
Rafael arrugó ligeramente el ceño; este tipo de promesas era algo que mucha gente temía. Al fin y al cabo, lo único que hay que hacer es devolver el dinero que se debe, pero este tipo de petición es algo que uno no sabe si puede cumplir y puede ser psicológicamente agobiante.
Pero...Rafael miró a la chica sentada en el frío suelo. Él pensó que había hecho daño a ella así, ¿qué razón había para no decir que sí?
-Vale, y a partir de ahora, si necesitas ayuda, solo dímelo.
Dicho esto, Rafael se sentó y entonces vio que estaba cubierto con una manta y pensó, -No creí que fuera tan amable después de todo.
Pero no fue raro, si ella no fue una chica buena, no había llevado a un hombre a su propia casa.
Afortunadamente, él no fue un hombre con mal intención.
Al pensar eso, Rafael miró a Ariana y la advirtió, -No lleves a casa a desconocidos en el futuro.
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