Ante la interrogación tan severo, los ojos de repente se le enrojecieron.
-Lo siento mucho, solo quería empujarte, no te toqué a propósito... Simón, me ha hecho daño, ¿déjame ir?- Mientras hablaba, Sofía derramó algunas lágrimas, y luego débilmente, intentó retirar su mano.
Simón se burló indiferente y la soltó.
Sofía se cayó suavemente a un lado y se inclinó contra la pared como si no tuviera ningún hueso en el cuerpo. Ella frotó las muñecas doloridas, y por dentro, se murió del tratamiento injusto.
Ella pensaba que Simón debería tener sentimientos por ella, siempre y cuando ella ejerciera más medios, él engancharía.
No esperaba que fuera tan grosero.
Pero... cuanto más se resistía a ella, más interesada estaba Sofía en este hombre de sangre fría.
Ella tenía ganas cada vez más grandes de lograr su corazón. Este tipo de hombre… siempre y cuando conseguiste su corazón, serías la mujer más feliz del mundo.
Pero si quería conseguir su corazón, tendría que hacer lo que fuera necesario.
Sofía cerró los ojos contra la pared.
“Frida, lo siento mucho.”
“De todos modos, Simón no te ama, así que... déjame hacerlo.”
Al pensar eso, a Sofía le cambió la mirada cuando abrió los ojos. Ella se puso de pie de nuevo, dijo en una voz tan pequeña como los mosquitos, -Lo siento mucho, Simón, no lo hice a propósito... ya que me odias tanto... me iré.-
Al decirlo, Sofía se fingió salir, susurrando involuntariamente, -Todos me culpan, por recordar aquella noche lluviosa... ahora resulta el chiste?-
Originalmente Simón no le hizo caso hasta que escuchara su murmullo. Eso dio un choque fuerte a Simón, cuyos ojos fríos inmediatamente cambiaron. Antes de que ella se fuera, Simón la llamó, -¡Para!-
Sofía de repente se paró en su lugar como un pájaro asustado, volviendo la cabeza con consternación.
-¿Qué acabas de decir?-
Sofía se tapó la boca, con los ojos grandes, retirándose horrorizada, -¡No, no he dicho nada, ¡te has equivocado!-
Con eso, se dio la vuelta y corrió.
-¡Maldita sea, vuelva!- Simón la detuvo. Sin embargo Sofía había logrado su propio propósito. lo siguiente no era que se lo declaró, por lo que no se detuvo, ella quería dejar tiempo para él a adivinar.
Dentro de poco, Sofía desapareció en la esquina.
Al mismo tiempo, Frida llevó un largo tiempo sin esperar que viniera Sofía. Debido a que la ruta del patio era muy complicada, Frida estaba muy preocupada de que Sofía se pidiera o no encontrara el baño, de allí que la esperara dos minutos más y siguió sin verla.
Tuvo que volver a lo largo del camino anterior. Acababa de dar varios pasos, le encontró a Sofía corriendo con tropiezos. Debido a la prisa, Sofía casi se cayó, afortunadamente las dos lograron mantener un ritmo estable.
-¿Qué te pasó? Corres tan rápida, ¿qué pasó?- Frida la mantuvo y le preguntó. Al ver los ojos rojos, a Frida de repente se le apretó el corazón.
Sofía inmediatamente dio la vuelta, limpiándose los ojos, -Estoy bien, no pasa nada.-
-Pero... ¿por qué lloras?- Frida frunció el ceño y preguntó consternada.
No sabía por qué... de repente le tocó un nefasto presentimiento.
-¿Sí? ¿He llorado?- Sofía sonrió y se frotó la cara con fuerza, -¡Qué va! ¿Por qué no lo sé? Tal vez accidentalmente se meta el agua en los ojos mientras me lavo la cara?-
Frida se puso sin palabras. Y luego le preguntó.
-Así...- Sofía inclinó la cabeza vacilantemente, -Entonces tendré cuidado la próxima vez, estoy segura de que no tendré nada que ver con Óliver.-
Frida ignoró sus palabras. Sofía sólo dijo que no tendría nada que ver con Óliver en vez de decir que no tendría ninguna relación con Simón.
Al mediodía todos se reunieron en una mesa para comer. La cara de Simón era tan fría como el hielo, que casi congelaría todo a su alrededor. El sirviente no se atrevió a acercarse a él, y Frida no podía dejar de mirarlo.
Por la mañana Frida había descubierto la respiración suya tan extraña, ¿Por qué parecía ser grave en ese momento?
¿Qué le había pasado?
-Sofía, si tienes tiempo libre, ven a menudo a visitarme.- Leonardo sonrió, pelando suavemente varios camarones y colocándolos en el plato de Sofía. Sofía se sintió asombrada por las atenciones privilegiadas, sonriendo, -Gracias, abuelo, lo haré.-
Al ver esta escena, Frida no pensó mucho en ello, de todos modos, ya sabía que al abuelo no le gustó en esta cosa.
Óliver y Simón se callaron, así que durante la comida solo el abuelo y Sofía de vez en cuando hablaron. Esta comida era bastante embarazosa. Al final, el abuelo de repente dijo, -Liliana, ayuda a ordenar los platos.-
Frida se puso pasmada y luego asintió con la cabeza, -Vale.-
Luego se levantó para ayudar al sirviente a recoger los platos. Al verlo, Sofía dijo, -Pues yo también lo ayudo.-
-No hace falta, Sofía, ven conmigo, tengo algunas palabras para decirte.-
-Esto...-
-No pasa nada, te vas.- Frida le sonrió. Sofía simplemente asintió con la cabeza, -Luego quedamos.-
Después de que las personas se fueron una tras otra, Frida ayudó a colocar los platos en la cocina.
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