Esposa falsa de Simón romance Capítulo 219

La mirada de Simón era tan afilada como si se diera a un ladrón, lo que le enfadó a Frida de repente. Ella mordió su labio inferior.

-¿Quién dijo que habías robado?-

La voz de Simón no era frío ni caliente, pero hizo sentir escalofrío por dentro. Frida dijo con un puño cerrado, -Entonces, ¿qué significa la pregunta?-

Simón recordó el traje, cuyos botones se habían ido.

Aquella noche él quedó con esa mujer, al volver, le encontró que uno de los botones del traje se cayó. Eso no le importaba. Normalmente Simón no lo usaría otra vez si se cayó un botón del traje, sin embargo, inconscientemente, él no lo tiró y lo guardó en el armario.

Este día le encontró accidentalmente que los botones en el traje habían sido quitados.

Al reflexionarlo, Frida realmente no tenía la posibilidad de hacer una cosa tan deliberada, pero... excepto ella, ¿Quién era?

Y en ese momento, Simón no podía dejar de imaginar si el botón perdido estaba en manos de la mujer de esa noche.

-Nada.- Simón respondió indiferente, frunciendo el ceño, -¿Te atreves a decir que realmente no tocaste mi armario?-

Frida preguntó, -Al fin, ¿qué cosa has perdido? ¡Dice lo que quieras! ¿Cuál es la intención de preguntar así?-

Simón se quedó en silencio. Frida asintió con la cabeza, -Bueno, te hablaré más tarde de esto, Frida vendrá a ver al abuelo, bajo primero.-

Dicho esto, Frida se giró y salió directamente.

Después de que ella se fue, Simón dio la vuelta a su traje y miró fijamente a los lugares donde los botones habían sido quitados.

Perdió uno, dejó dos… ¿A dónde fueron?

*

Frida estaba lista para esperarla directamente en la puerta principal. Cuando pasó por la sala de estar, vio a Óliver sentado en el sofá, que estaba hablando con alguien por el móvil y de repente parecía ser consciente de su mirada por encima. Frida se apresuró a acelerar el ritmo para salir.

Ella la esperó por un momento en la puerta principal de la familia Freixa y vio venir el coche de Sofía.

Sofía se bajó del auto, le entregó la llave al ama de casa para que se detuviera, y luego recogió las cosas y entró en la puerta con Frida.

-Frida, es muy lindo de tu parte recogerme, pensé que estabas enojada conmigo, no lo pensé bien el otro día, así que no te encontré, ¿no te importa?- Sofía preguntó en un susurro tan pronto como entró en la puerta.

A Frida le dio igual. En estos días ella no quería más que se calmó, así que sacudió la cabeza y dijo, -No importa, pasa. Por cierto, el abuelo ha salido, tal vez vuelva más tarde.-

-No importa.- Sofía sonrió, acercándose para tocarle la mejilla a Frida, -Vine principalmente a encontrarte, por cierto visito al abuelo.-

Al escucharlo, el corazón de Frida se calentó.

-Gracias, Sofía.-

-Bien, vamos a entrar.-

Frida la ayudó a tomar algo. Cuando las dos entraron, justo se encontraron con Óliver. Al verlo, Sofía se animó.

-Óliver.-

-¿Vienes a divertirte?- dijo Óliver con un libro en la mano. Con una sonrisa fresca y poca profunda, las dio un vistazo, cuya mirada se cayó finalmente en la cara de Frida. Al verla evitando la vista, la mirada en los ojos se oscureció un poco.

Cada fin de semana, Simón solía ir al patio trasero, pero no esperaba encontrar a Sofía allí.

A ella, Simón la dio una mirada fría y asintió la cabeza como una respuesta.

-Lo siento, acabo de pasear con Frida, pero… quería ir al baño y accidentalmente me perdí.- Al decir, Sofía dio unos pasos más cerca, directamente y activamente pegó la espalda de Simón, dijo en voz suave, -Simón, ¿soy estúpida?-

Simón se quedó sin palabras.

Él frunció el ceño. Esta mujer...

-Simón, ¿podría llevarme al baño?- Mientras hablaba, Sofía inconscientemente extendió el dedo para pinchar la espalda de Simón, viendo que no tenía ninguna reacción especial, sus dedos se movieron lentamente hacia arriba, y se cayeron gradualmente en el cuello. El pulso se le aceleró cada vez más fuerte.

Cuando sus dedos blancos y tiernos casi le tocaron el cuello, su muñeca fue atrapada de repente con fuerza.

Simón la miró indiferente, en un tono frío, -¿Qué quieres hacer?-

Sofía se sorprendió, porque Simón la agarró muy fuerte. Dentro de poco, en su mano se produjeron las huellas. ¿La había tratado así antes? Sofía estaba en una pérdida, -No, no hice nada, Simón... me haces daño.-

Con los grandes ojos llorosos, Sofía lo miró inocentemente a Simón.

Al ver sus ojos con vapor de agua, un par de ojos fríos como el lago de hielo de repente se rompió en su propia mente, Simón pensó en Frida, la cual también lo miró con los ojos inocentes, pero firmes y tercos, con una sensación de falta de voluntad para admitir la derrota.

Pero la mujer frente a él era diferente, porque la inocencia en sus ojos era obviamente fingida.

-¿No hiciste?- Simón sonrió frío, -¿Entonces te acercas a mí para qué?-

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