-No lo he visto.-
Dijo Frida devolviendo las dos fotos juntas.
-¿Al Señor Diego se le ha perdido este candado y lo está buscando?-
En los ojos de Diego había cierta decepción, esta pista se había quedado completamente estancada y no podía continuar con ello.
-Sí, este candado dorado lo tiene una persona muy importante y estoy buscando esa persona que lo lleva.-
Frida dijo, -Resulta ser así, ¿qué tal si intenta publicarlo en el periódico?-
¿Publicarlo en el periódico?
Diego claro lo había pensado, salvo que eso le traería muchos problemas, con el estatus de la familia Leguizamo en la Ciudad Norte, una vez publicada esa foto, cuánta gente con malas intenciones querría hacerse pasar por esa persona.
Pensando en ello, Frida rechazó la idea -Bueno, no me parece práctico publicar en el periódico, hay demasiados estilos de candado dorado, posiblemente habrá muchos impostores una vez que salga en el periódico. Me pregunto qué tipo de persona busca el Señor Diego. Este candado... Parece que debería ser un artículo de bebé y esta persona no debe ser muy mayor.-
Mientras decía esas palabras, Frida seguía sujetando sus mejillas con ambas manos de forma pensativa, sus dos cejas perfiladas se arrugaban mucho en cuanto pensaba en las cosas.
Esa mirada...
Se parece aún más…
A Diego casi se le escapa algo de la boca mientras le afloró un pensamiento.
Finalmente miró a Alma y Jonatán detrás de Frida -Tengo algo importante que quiero preguntarle a la Señora Frida, ¿podrían...?-
Alma escuchó eso, su corazón inmediatamente se alarmó y negó al instante, -¡No!-
Así que esa fue su intención, ella creía que Diego era un caballero, pero sólo era una fachada, ¡y ahora estaba tratando de deshacerse de ellos!
Alma era como una mamá gallina para proteger a Frida, Jonatán era como que no sabía si reír o llorar, él piensa que todavía es muy intuitivo observando cómo son las personas, desde ayer, cuando llevó a Frida a la habitación del hospital, Diego no toco un solo pelo de ella, sólo la dejó y luego la resguardó hasta que se despertó, Jonatán sintió que Diego debe ser un hombre decente.
Sólo que debería haber alguna otra razón para que le haga esto a la Señora Frida.
Sólo que esta razón era imperceptible; estaba pensando lo mismo que Carmen.
Se notaba que le trataba bien a la Señora Frida, pero no se siente ninguna intención amorosa, sino más bien... el tipo de sentimiento entre familiares.
Exacto, el aspecto de Diego era como de un hermano mayor.
Pensando en ello, Jonatán tiró de la manga de Alma haciéndole un gesto para que se callara.
-¡Señora Frida!- dijo Alma ignorando a Jonatán, yendo a tirar del costado de la camisa de Frida.
Frida pudo notar que Diego tenía algo importante que preguntarle y regresó a mirar a Alma y Jonatán -Ustedes espérenme a un lado un momento, ¿vale?-
-¡Señora Frida, no!- Alma hizo un puchero y susurró -¿Quién sabe si es un buen tipo o no?-
Esto lo dijo en un susurro, pero era obvio que Diego podía oírlo y no se ofendió, su cara seguía tan tranquila como antes.
-No te preocupes.- Frida le dio una palmadita en la mano tranquilizándola -Sé mis límites, Jonatán por favor.-
-Vale Señora Frida- asintió Jonatán antes de ir a tirar del hombro de Alma -Ya Alma, vamos, la Señora Frida ya lo ha dicho.-
Alma siguió a Jonatán de mala gana y se fue, cuando llegó al lado dijo con voz exasperada -Creo que ese hombre tiene malas intenciones, Jonatán, ¿por qué le haces caso?-
-Confía en mí, definitivamente no es el tipo de persona que crees que es.-
-¿Cómo lo sabes? Recién se conocieron ayer.-
La bebé de la familia Leguizamo que había desaparecido poco después de que naciera, su hermana menor, Xenia Leguizamo.
-Señor Diego, esta es la bebé que está buscando, ¿verdad? Ese candado dorado, ¿es el de esta bebé?-
-Sí.- El ceño de Diego se suavizó.
-No esperaba de que estaba buscando a una niña, ella... ¿es su hija?- Frida sintió que esta última pregunta era algo incómoda, después se sintió bastante avergonzada y con ganas de morderse la lengua.
Pero la cara de Diego no tiene ninguna expresión de disgusto, sino que la miraba una expresión de delicadeza, la mirada también era muy suave.
Frida inexplicablemente se sintió un poco avergonzada y se apresuró a devolver la foto del bebé.
-Lo siento Señor Diego, parece que se me ha ido la lengua un poco, ¡lo siento!-
Diego tampoco dijo nada, pero parecía que tampoco estaba enfadado, Frida no pudo descifrar lo que estaba pensando ese momento y sólo pudo quedarse sentada en silencio.
Después de unos momentos, los labios de Diego se movieron de repente y la miró mientras abría la boca débilmente -¿Puedo hacerte... una pregunta personal?-
Frida tomó una pequeña pausa -¿Una pregunta personal?.-
Diego pensó de nuevo, pero al final no lo preguntó.
¿Preguntar a una chica si tiene una marca de nacimiento en el trasero? Eso era algo que sólo haría un pervertido, ¿no? Realmente no podía hacer esa pregunta.
Esto era algo que sólo él sabía.
Porque cuando Xenia nació, él la había tomado con sus propias manos y en ese momento, su madre se había empeñado en hablarle de la marca de nacimiento.
-Diego, tienes que tener en cuenta que tu hermana tiene una gran marca de nacimiento en la parte de las nalgas, si en el futuro tu hermana se pierde, podemos recuperarla así.-
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