Esposa falsa de Simón romance Capítulo 347

-Después de que salgas de aquí, no volverás a apellidarte Casaus, y no te llamarás Frida, así que si puedes aceptarlo, adelante-. Diego le sonrió débilmente y añadió, -Por supuesto, respeto tu elección, no importa la situación que elijas-.

Frida tomó el pase, y un momento después lo guardó.

-me voy a ir de aquí, y es mejor tener una nueva identidad. Este pase y el billete, lo tomaré. Gracias, Carmen, y gracias, hermano ....-

-Carmen irá allí contigo, ella se encargará de organizar todo para ti, cuando llegues allí quédate en paz, yo iré a reunirme contigo después de terminar todas las cosas aquí-.

Al oír eso, Frida miró a Diego aturdida, -¿Tú también vienes?-.

-Bueno, se está haciendo tarde, así que ves a hacer cola con Carmen para pasar por la seguridad-.

Carmen asintió y tomó la bolsa de la mano de Frida, -Vamos, señorita Xenia-.

Un nombre de señorita Xenia devolvió la cordura a Frida.

Sí, ya no era Frida desde hoy, su apellido era Leguizamo, y su nombre era Xenia Leguizamo .

Después de pasar la seguridad, Frida no pudo evitar mirar hacia atrás, hacia donde estaba Diego de pie, como a contraluz con una cálida sonrisa colgando de sus labios.

Bueno, adiós, Ciudad Norte.

Y Diego que acababa de encontrar a su hermana.

Así como, todos ellos.

Por último, adiós a Simón.

"Espero que en esta vida no nos volvamos a ver. A partir de ahora, soy Xenia Leguizamo, ya no soy Frida. me voy a vivir una nueva vida."

*

Cinco años después

El cielo era extraordinariamente azul en la Ciudad S, con nubes blancas y cielos despejados.

-Xenia, a la cuenta de tres, ¡vuelve a mí ahora mismo!-

-¡Uno!-

-¡Dos!-

-¡Tres!-

La nota final acababa de caer, cuando un lindo bebé se alejó corriendo y apareció junto a Naomí.

Naomí extendió la mano sin miramientos y le tiró de la oreja, -¿Cómo te atreves, sólo me he alejado un rato y ya estás ligando con otra niña? ¿Incluso la besaste las mejillas? ¿No ves que la niñas está llorando por tu acoso?-

El pequeño Bernabé en la boca de Naomí no estaba dispuesto a mostrar ninguna debilidad, -Tía Naomí, suéltame, o si no le diré a mamá que estás intimidándome-.

-Bien, adelante, cuéntalo, no creas que te tengo miedo, crees que eres el único que puede contarlo, ¿no? Cuando venga tu mamá, le diré a tu mamá que Bernabé Leguizamo es un mocoso desvergonzado que besó a la hija de otro. Vamos a ver qué te hace-.

-¡Hmph!- Bernabé se cruzó de brazos exasperada y resopló, -Mamá es muy suave, no va a arreglarme. ¡Y mamá es lo suficientemente inteligente como para no caer en los trucos de ti!-

Mientras los dos hablaban, una figura larga, esbelta y con hoyuelos se dirigió hacia allí sobre unos tacones altos.

La mujer llevaba un vestido delgado de color amarillo pálido, el cuello de solapa y el lazo atado casualmente en el fuerte cuello le daban un aspecto extra sensato, su cabeza de seda verde sin ninguna permanente pero extra suave y vertical, cayendo suavemente sobre sus hombros, unas cuantas hebras de seda verde en sus mejillas añadían algo de suavidad a sus rasgos tridimensionales, las gafas de sol casi cubrían de nuevo la mayor parte de su cara, dejando sólo un hermoso labio rojo.

-¡Mira, tu mamá está aquí! Luego se lo contaré a tu mamá.-

Al salir del aeropuerto, Xenia se puso directamente unas gafas de sol para tapar ese calor abrasador del sol.

Un par de reporteros del rastro tenían cámaras apuntando hacia ellos y los filmaron.

Xenia frunció ligeramente el ceño, -Poneos los sombreros y las gafas, hay periodistas-.

Al oír eso, Naomí se congeló por un momento y rápidamente sacó un sombrero de su bolso y se lo puso a Bernabé, luego le entregó un par de gafas. -Date prisa en ponértelas, si las llevas despacio nuestras caras saldrán en el periódico mañana-.

Esta situación parecía haberle resultado familiar a Bernabé, que cogió las gafas de sol y se las llevó a la cara, antes de meterse las manos en los bolsillos del pantalón y seguir al lado de Xenia con una mirada imponente.

A pesar de haberlo visto innumerables veces, Naomí no podía evitar reírse cada vez que lo veía así.

-Bernabé, ¿podías cambiar de tu postura? Cada vez que te reúnes con la prensa y los medios de comunicación siempre posas en esta posición, es muy viejo, ¿vale?-

Al escuchar lo que dijo, Bernabé pareció pensar que ella tenía razón, así que se apresuró a cambiar de posición.

-Jajajaja-. Naomí no pudo evitar taparse la boca y reírse a carcajadas.

Su risa era sorprendente, y Frida no pudo evitar decir, -Hay periodistas, tranquila-.

Sólo entonces Naomí frenó su propia risa y volvió a escupir, -Tú también sabes que hay periodistas, si no fuera por ti, no nos seguirían, ¿no? Pero tu atración ya es pequeña en comparación con otras grandes estrellas, sólo unos pequeños reporteros, ni siquiera lo suficiente para que otras grandes estrellas lo vean-.

-No soy una estrella, y además, no me importa-. Xenia dijo con un tono ligero.

-¿Qué les importa tú a la prensa? Lo único que les importa es obtener una foto de primera mano para poder volver a publicar un artículo-.

-¿Si? Pues que lo graben, pero excepto la cara-.

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