-Después de que salgas de aquí, no volverás a apellidarte Casaus, y no te llamarás Frida, así que si puedes aceptarlo, adelante-. Diego le sonrió débilmente y añadió, -Por supuesto, respeto tu elección, no importa la situación que elijas-.
Frida tomó el pase, y un momento después lo guardó.
-me voy a ir de aquí, y es mejor tener una nueva identidad. Este pase y el billete, lo tomaré. Gracias, Carmen, y gracias, hermano ....-
-Carmen irá allí contigo, ella se encargará de organizar todo para ti, cuando llegues allí quédate en paz, yo iré a reunirme contigo después de terminar todas las cosas aquí-.
Al oír eso, Frida miró a Diego aturdida, -¿Tú también vienes?-.
-Bueno, se está haciendo tarde, así que ves a hacer cola con Carmen para pasar por la seguridad-.
Carmen asintió y tomó la bolsa de la mano de Frida, -Vamos, señorita Xenia-.
Un nombre de señorita Xenia devolvió la cordura a Frida.
Sí, ya no era Frida desde hoy, su apellido era Leguizamo, y su nombre era Xenia Leguizamo .
Después de pasar la seguridad, Frida no pudo evitar mirar hacia atrás, hacia donde estaba Diego de pie, como a contraluz con una cálida sonrisa colgando de sus labios.
Bueno, adiós, Ciudad Norte.
Y Diego que acababa de encontrar a su hermana.
Así como, todos ellos.
Por último, adiós a Simón.
"Espero que en esta vida no nos volvamos a ver. A partir de ahora, soy Xenia Leguizamo, ya no soy Frida. me voy a vivir una nueva vida."
*
Cinco años después
El cielo era extraordinariamente azul en la Ciudad S, con nubes blancas y cielos despejados.
-Xenia, a la cuenta de tres, ¡vuelve a mí ahora mismo!-
-¡Uno!-
-¡Dos!-
-¡Tres!-
La nota final acababa de caer, cuando un lindo bebé se alejó corriendo y apareció junto a Naomí.
Naomí extendió la mano sin miramientos y le tiró de la oreja, -¿Cómo te atreves, sólo me he alejado un rato y ya estás ligando con otra niña? ¿Incluso la besaste las mejillas? ¿No ves que la niñas está llorando por tu acoso?-
El pequeño Bernabé en la boca de Naomí no estaba dispuesto a mostrar ninguna debilidad, -Tía Naomí, suéltame, o si no le diré a mamá que estás intimidándome-.
-Bien, adelante, cuéntalo, no creas que te tengo miedo, crees que eres el único que puede contarlo, ¿no? Cuando venga tu mamá, le diré a tu mamá que Bernabé Leguizamo es un mocoso desvergonzado que besó a la hija de otro. Vamos a ver qué te hace-.
-¡Hmph!- Bernabé se cruzó de brazos exasperada y resopló, -Mamá es muy suave, no va a arreglarme. ¡Y mamá es lo suficientemente inteligente como para no caer en los trucos de ti!-
Mientras los dos hablaban, una figura larga, esbelta y con hoyuelos se dirigió hacia allí sobre unos tacones altos.
La mujer llevaba un vestido delgado de color amarillo pálido, el cuello de solapa y el lazo atado casualmente en el fuerte cuello le daban un aspecto extra sensato, su cabeza de seda verde sin ninguna permanente pero extra suave y vertical, cayendo suavemente sobre sus hombros, unas cuantas hebras de seda verde en sus mejillas añadían algo de suavidad a sus rasgos tridimensionales, las gafas de sol casi cubrían de nuevo la mayor parte de su cara, dejando sólo un hermoso labio rojo.
-¡Mira, tu mamá está aquí! Luego se lo contaré a tu mamá.-
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