Un poco decepcionado, pero sin irse a la cama, Bernabé se escabulló de la cama, se puso los zapatos y bajó a servirle a Xenia un vaso de leche.
-Mamá. -
Xenia olió la leche antes de darse cuenta de que su hijo le había servido un vaso de leche. Levantó la vista hacia su hijo y notó que sus ojos estaban húmedos, como los de un cachorro, mirándola atentamente.
Era como si le dijera, -Mamá, préstame atención, me siento muy solo.-
En los últimos días, Xenia había estado ocupada con su trabajo, trabajando hasta la medianoche cada noche, y despertando cada mañana con un nuevo trabajo, parecía haber descuidado el estado de Bernabé.
Pensando en ello, Xenia sintió de repente que había hecho algo malo.
Se apresuró a guardar la información en su ordenador y luego cerró el portátil, antes de alargar la mano para coger la leche que le sirvió el Bernabé y le dijo, -Lo siento, hijo mío, mamá he estado tan ocupada trabajando estos dos días que me he olvidado de jugar contigo, lo siento mucho por ti.-
Dijo Xenia, tirando del pequeño cuerpo de su hijo en sus brazos y dándole un abrazo.
Bernabé se acercó y rodeó el cuello de Xenia con sus brazos y susurró, - Mamá, no pasa nada, sé que mamá está ocupada, así que no pasa nada. -
-Pero es importante para mí, debería haberlo pensado antes, dejaré de trabajar por la noche y pasaré más tiempo contigo después. -
El Bernabé dijo que estaba bien, pero escuchar a Xenia decir que quería pasar más tiempo con él le hizo parecer mucho más feliz que ahora. Al fin y al cabo, todavía era un niño y necesitaba la compañía de sus padres.
Ya tenía menos amor paterno, no le podía faltar más amor materno.
Xenia le dio la leche, -No necesito leche, tú has servido esta leche, ¿te la vas a beber? -
El Bernabé parpadeó, -Pero, mamá, me he servido la leche especialmente para ti. -
Al escuchar a su hijo decir que le servía la leche especialmente a ella, Xenia tuvo que asentir, -Vale, entonces me la beberé. -
Xenia acabó la leche y llevó al Bernabé de vuelta a la cama, -Esta noche no trabajo, me quedaré contigo, ¿quieres oír un cuento para dormir? -
El Bernabé asintió, -Sí, mamá, ¿qué cuento vas a contar esta noche? -
-Bueno, a ver, hoy te voy a contar una historia de…-
-Érase una vez…-
*
Segundo día
En el hospital.
Raquel llegó al hospital con algunas comidas y vio la sala ordenada y a Simón agachado poniéndose los zapatos.
-¿Qué estás haciendo? - Raquel se asustó y se apresuró a dejar lo que tenía en la mano.
Simón le respondió con una pregunta, - ¿No lo has visto? -
-¿Te vas del hospital? - Raquel preguntó, - ¿Rellenaste el formulario para salir del hospital? -
Acababa de terminar de preguntar cuando regresó Rafael, que ya había terminado el papeleo para salir del hospital, y al ver a Raquel al entrar en la sala, la llamó respetuosamente, -Señora Raquel. -
Raquel le devolvió la mirada, -¿Fuiste a dar el alta del hospital?-
Rafael se quedó helado y luego asintió, -El señor Simón dijo que se había recuperado, así que…-
-¿Quién ha dicho que se ha recuperado?- Raquel cogió el formulario directamente de la mano de Rafael y reprendió a Simón, - ¿Quién te ha dado permiso para hacer eso? ¿Sabías que tuviste un accidente de coche y no sólo te lesionaste? No puedes dejar el hospital tan pronto.-
Simón estaba un poco molesto y frunció el ceño, -¿Y qué si hubo un accidente de coche? Sólo tenía una lesión normal, no era tan grave.-
Pero Rafael no se quedó contento por mucho tiempo, porque sintió una mirada como una espada clavada en su espalda, que le hizo enderezarse y ponerse de pie.
-Mejor no, si no trabajo hoy no tendré paga de vacaciones para Navidad.-
-¿Es así? - Raquel entrecerró los ojos y miró a Simón, -Si Simón no te da una paga extra por Navidad, entonces te compensaré el triple.-
Al oír eso, Rafael se quedó boquiabierto, - Señora Raquel, me temo que eso…-
-Vete y descansa en paz. -
Sin esperar a que Rafael dijera nada más, Raquel le tiró directamente del brazo y le empujó fuera de la sala.
Sólo quedaban Simón y Raquel en la habitación.
Raquel paró a Simón en la puerta y no le dejó salir.
Los dos hombres se enfrentaron por un momento, y Simón volvió a la cama del hospital.
-Puedo quedarme en el hospital una semana más, pero no estoy dispuesta a ir a la cita que has organizado. -
-Jaja, aunque quisieras quedarte un mes más en el hospital, no te aceptaría, tienes que ir a la cita que te he organizado hoy. -
Raquel cerró la puerta de la habitación del hospital justo detrás de ella.
-Ya se lo he dicho a la chica, y la chica me ha contestado que podéis quedar esta tarde, Simón, no creerás que te estoy tomando el pelo, ¿verdad? Te lo digo en serio, tienes que ir a la cita hoy o me mato aquí y ahora. -
Simón preguntó, -Tía, ¿tienes que amenazarme así?-
-¿Quién amenaza a quién? ¿Sabes qué edad tienes ahora? ¿Qué has estado haciendo todos estos años? Soy tu mayor, sólo intento ayudarte a encontrar a alguien con quien puedas pasar tu vida.-
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