El repentino sonido de una voz hizo que la multitud se congelara. ¿De quién era la voz?
A Xenia le resultaba familiar la voz. Y la alta figura del hombre volvió a situarse frente a ella. Parecía haber bloqueado todo el dolor para ella.
Simón...
¿Qué estaba haciendo aquí?
Benito Lain había parecido impotente, porque a él tampoco le gustaba el personaje de Delfina. Por eso se esforzó en ayudar a Xenia a hablar. No esperaba que de repente apareciera Simón y le acusó de tener un gusto tan malo.
De inmediato, Benito parecía más serio directamente en su rostro.
Delfina escuchó esto y estaba en llamas. Pero al momento siguiente miró al hombre con los ojos muy abiertos.
El sentimiento del hombre estaba frío. Sus ojos negros eran tan severos como un halcón. El rostro apuesto era extremadamente atractivo. Pero en este momento, la mirada del hombre era extremadamente burlona mientras la miraba. Una frialdad como la escarcha cayó sobre su cuerpo.
Por alguna razón, Delfina sintió que su figura era instantáneamente mucho más corta.
Y la mujer a la que acababa de regañar fue protegida por él detrás. Una comparación con la alta figura del hombre, la mujer se volvió instantáneamente bonita. Delfina sintió al instante descontenta en su corazón. ¿Por qué?
Sólo era una trabajadora de cuello blanco. ¿Por qué un hombre tan sobresaliente la protegería?
Pensando en esto, Delfina se enfadó y dijo. -Guapo. Por favor, mira la escena antes de hablar de los demás. Fue esta mujer la que chocó por detrás nuestro coche primero e iba a llamar a la policía. Se le cayó el teléfono y me pidió que se lo recogiera. ¿Existe tal persona?-
-¿Oh?- Simón levantó una ceja y se burló. Antes de que pudiera decir nada, Benito, que estaba al lado de Delfina, se puso pálido y tiró de Delfina a un lado. -¡Basta! ¡No puedes meterte con este hombre!-
El temperamento de Delfina se encendió aún más. -¿Con qué clase de persona no puedo meterme, Benito? ¡Me hacen mucho daño y no me estás ayudando! ¡Te digo que si te metes con nosotros, no vas a vivir en paz en Ciudad Norte!-
También tenían cierto poder en la Ciudad Norte, y Delfina podía sentirse aliviada de tener a Benito como novio.
Además tuvo trucos para manejar a los hombres. Así que Benito siempre estaba en su gracia. Podía tomar represalias a cualquiera que no le gustara.
-Delfina, ¡detente!- El rostro de Benito era severo. Delfina se quedó sorprendida por él con ojos rojos. -¿Qué te pasa? ¿He dicho algo malo? Se están metiendo con nosotros de esta manera. Vamos a hacer imposible que vivan en Ciudad Norte. Antes me querías. ¿Por qué eres malo conmigo ahora?-
La presión de Simón ya estaba haciendo sudar a Benito.
tenía poder en Ciudad Norte. Pero estaba más bajo que la familia Fleixa, que era una estrella en ascenso y tenía la fortaleza para seguir adelante. Eso estaba muy lejos de la resistente familia de Fleixa. Nadie quería meterse con ellos.
Especialmente desde que la familia Fleixa fue tomada por Simón.
Este hombre decisivo y ejecutivo con una visión única. ¿Quién se atreve a meterse con un hombre así? ¡Es un deseo de muerte!
A Benito no le importaban los pensamientos de Delfina. Se apresuró a ir al frente de Simón. El sudor frío caía en su cara.
-Delfina no sabe lo que está haciendo. Todo era una tontería. No te lo tomes como algo personal.-
-¿Tonterías?- Simón se mofó. -Si no fuera por ti. Benito, ella no podría hablar en esta manera. Parece que el Grupo Lain quiere luchar contra la familia Fleixa.-
Benito se sorprendió. Su rostro ya estaba blanco.
-¿Cómo puede el Grupo Lain estar en contra de la familia Fleixa? Además, nunca hemos tenido tratos comerciales. Y la mujer que está detrás de usted...-
Se ha rumoreado que no se acercó a las mujeres. Pero hoy era aún mejor proteger a una mujer y usar a toda la familia Fleixa. Con esa mirada cuando se hablaba con ella ahora, estaba claro que era con cariño.
Habían dudas que esta mujer tenía un estatus extremadamente inusual en el corazón de Simón.
Pensando en esto, Benito sintió inmediatamente que hoy había pateado una piedra. Si la familia Fleixa realmente se volvió contra el Grupo Lain...
Entonces las consecuencias fueron realmente inimaginables.
Simón vio que Xenia no contestó ni una palabra. Su corazón se calmó mucho y se rió. -Sé buena y espera. Me encargaré de ello.-
Xenia -...-
¿Podría negarse? Ni siquiera quería involucrarse con Simón de forma extra. Si se ayudó a sí misma de esta manera. ¿Entonces le debe un favor?
Xenia sintió que las células de todo su cuerpo luchaban al pensar en ello.
-¿Qué clase de hombre es? ¿Por qué le tienes tanto miedo?- Delfina se quedó abandonada. Se acercó al brazo de Benito con los ojos enrojecidos y lloró. -Yo tampoco quiero ponértelo difícil. Dile que se disculpe conmigo. Y luego pagar las reparaciones de nuestro coche. ¿De acuerdo?- Benito estaba sudando. ¿Conseguir que la mujer de Simón se disculpe con ellos? Se temía que eso era...imposible.
-¿Disculparse? De hecho, una disculpa era necesaria.- Simón resopló. Sus ojos se posaron en la cara de Delfina. -Coge el teléfono. Ven y discúlpate con ella.-
Había una audacia en su tono que no se podía negar. Hizo temblar a la multitud.
Entonces se dieron cuenta que desde que llegó este hombre, todos se habían olvidado de hablar.
-Olvídalo.- Xenia era el tipo de persona que dejaba pasar las cosas. Además, ahora estaba mucho más relajada con estas cosas. Podría deberle mucho a Simón si sigue así.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Esposa falsa de Simón