Esposa falsa de Simón romance Capítulo 463

Xenia dejó el móvil y sonrió al cabo de un rato, -Pero, ¿cómo me reconoces?-

La niña sonrió dulcemente, -Señor Diego me ha enviado su foto para que le recuerde. Señorita Xenia, por favor.-

Así fue.

Su hermano mayor era genuinamente considerado. Xenia sintió algo caliente y asintió con la cabeza. La siguió hasta el frente.

Cuando llegó el momento, Xenia le dio las gracias y fue directamente a Diego.

Llamó a la puerta de la oficina, y una voz tranquila vino desde adentro.

-Adelante.-

Xenia abrió la puerta. Al entrar, vio a Diego sentado en el sofá con las piernas cruzadas. Bebía café mientras leía los documentos.

Y Diego también llevaba las gafas con montura dorada, que se veían muy elegantes.

Cuando Xenia se quedó allí aturdidamente. Diego se dio cuenta de que había un poco de silencio, por eso, levantó los ojos mirándola.

-¿Xenia? ¿Por qué vienes aquí?-

Tan pronto como la vio, su apariencia tranquila simplemente desapareció. Dejó la taza, se levantó y se dirigió hacia ella.

Xenia se recuperó de las imaginaciones. Al ver que se le acercó a ella, tenía un millón de preguntas en su corazón. Quería preguntarle directamente, pero sentía que era demasiado deliberado.

Entonces le dio una sonrisa, -Nunca he estado en tu empresa, así que he venido a visitarla.-

Estaba sonriendo, pero Diego, como su hermano, ¿cómo no podría entender a su propia hermana? Al ver que fingía sonreír, salió en silencio y le pidió a la secretaria que le trajese una bebida. Luego regresó a su lado.

-¿No estás ocupada? ¿Te queda tiempo para venir?-

Xenia no se sentó, sino que daba pasos sin rumbo fijo. Luego se detuvo frente a las ventanas del piso al techo, mirando el esplendor que pertenecía a la ciudad.

En ese momento anochecía y la puesta de sol apareció en la distancia, que todo el cielo estaba teñido de rojo con hermosura irreal.

-Hermano, ¿No tienes algo que no me has dicho?-

Diego paró el paso. Una mirada de sorpresa brilló en sus ojos negros. Después de un rato, caminó hacia el lado de Xenia y se paró hombro con hombro.

-Tontita. ¿Qué no te dije?- Diego extendió la mano y acarició la cabeza de Xenia con tono lleno de amor.

"¿Qué le pasó a esa chica que se volvió de repente así?"

-¿Qué pasa?- Le preguntó Diego cuando vio que ella se quedó en silencio.

Xenia parpadeó y finalmente giró la vista viendo a Diego. Le preguntó con una respiración profunda, -¿Por qué no me dijiste que me he divorciado con éxito con Simón?-

Al segundo siguiente, se detuvo la mano de Diego que estaba acariciando su cabeza.

El tiempo parecía estar congelado. Diego la miraba fijamente, y Xenia también se quedaba en silencio, pero la tristeza en sus ojos era tan fuerte que casi desbordaba.

Después de un buen rato, Diego retiró su mano.

-¿Lo has visto?-

No lo admitió, pero tampoco lo negó.

A Xenia se le hundía poco a poco el corazón. Pareció que era cierto.

-¿Lo admites? - Le preguntó ella.

Diego no le respondió, pero la miró con ojos fríos. Luego se dio la vuelta y miró hacia un otro lado.

-No es que yo no quisiese decírtelo, sino que había estado tratando de resolverlo. No esperaba que volvieseis a encontraros.-

Después de escuchar eso, Xenia finalmente lo entendió todo. Resultó que Diego lo había sabido, pero nunca se lo había dicho.

Pero ella, la persona concerniente, pensó que se había divorciado con Simón y no tenía nada que ver con él.

Diego se acordó de lo que Xenia le dijo en la oficina.

"Hay una actriz que está aprovechando la popularidad en nombre de ti. Si tienes tiempo, ¿puedes responderlo?"

¿A qué se refirió Xenia?

-No. Salgo directamente.-

Después de hablar, Diego se dirigió hacia fuera. Tomó las palabras de Xenia en consideración, por lo tanto, salió a dar la respuesta. Tan pronto como Diego apareció, los reporteros paparazzi al acecho de repente se pusieron en animación y lo fotografiaron.

Sin embargo, Diego contaba con la gran reputación, por consiguiente, solo se atrevieron a sacar fotos de él desde lejos sin dar un paso adelante.

Aunque tenían demasiada curiosidad por el incidente, estaban todavía preocupados por sus carreras.

Había dos personas en la Ciudad Norte a quienes todos no se atrevían a provocar. La primera es Simón Freixa, el Diablo de Cara Fría. Y la segunda es Diego, el Inexpresivo.

Él era diferente de Simón que pareció te mataría si te dirigiese a él con el rostro hostil cuando se encontraba con una cara fría. Diego era distinto. Era como un anciano. Aunque se quedaba tranquilo y no agresivo, era de cara inexplicablemente sombría cuando no tenía expresión.

Diego dio unos pasos sin que lo siguiesen, pero el flash nunca había parado.

Así que se detuvo y movió la mano a un grupo de ellos.

Cambiaron las expresiones, y luego caminaron hacia él lentamente.

-¿Qué estáis fotografiando? - Les preguntó Diego con frialdad.

- Eh, a usted… - La persona que fue llamada resultó ser una paparazzi.

-¿Por qué me fotografías?- Diego parecía tranquilo.

La paparazzi se quedó un rato y luego le dijo, -No lo sabe señor Diego. Atrae mucha atención por perseguir a la actriz Ángela. Nosotros ...-

-¿Ángela?-, Diego entrecerró los ojos, como si estuviese recordando. De repente le preguntó después de un momento, -¿Quién es?-

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