Simón se detuvo su acción de masaje, y levantó la cabeza para mirar el rostro de ella, con los delgados labios curvados.
-No te preocupes. Me acosté en sus piernas toda la noche y no es nada para ayudarte a hacer esto.-
Xenia se quedó atónita por unos segundos, y luego le quitó la mano del hombre, -Sea lo que sea, tu herida va a ser peor.-
Luego Xenia se puso de pie, -Bueno, mis piernas están mejores y puedo ponerme de pie. Puedes sentarte para descansar.-
Cuando ella iba al baño, todavía andaba cojeando. Después de todo, sus piernas acababan de recuperarse, por lo que está torpe de movimientos. Sin embargo, en tal condición, Xenia todavía entró al baño a la vista de Simón.
Cuando salió del baño, descubrió que apareció otra persona en la sala, que era Rafael.
Al verlo, Xenia se quedó atónita por un momento, y luego tomó una servilleta para secarse las manos y se le acercó.
-¿Por qué llegaste tan temprano?- Xenia le preguntó con una actitud tan causal que e incluso Rafael no pudo dar una reacción, así que asintió con la cabeza levemente.
-Vuelve a descansar hoy y ven por la noche.- dijo Simón mirando a Xenia.
Al escucharlo, Xenia hizo una pausa y miró a Simón, -¿Necesito venir por la noche?-
Simón frunció sus delgados labios y el ceño, -¿No deseas?-
¿Por qué no estaba dispuesta a venir aquí? Pues ella solo pensó que iba a cuidar del hombre durante las 24 horas del día, pero no esperaba que él dejara que Rafael viniera y cambiara de turno con ella.
Todavía él era un hombre de conciencia.
-Entonces volveré esta noche y te traeré la cena. Me voy para descansar.-
Xenia durmió durante toda la noche sentada en una silla, y ahora le dolió todo el cuerpo. Además, tenía que volver a la empresa para tratar unos asuntos.
-Vale, te esperaré esta noche.-
Cuando Xenia estaba a punto de irse, escuchó las palabras de Simón que parecían cariñosas inexplicablemente. Miró a Rafael y descubrió que él también la estaba mirando.
La cara se puso caliente, y Xenia salió rápidamente del hospital.
Por supuesto, cuando se fue, no se olvidó de llevarse el balde aislante que trajo la noche anterior.
Después de que Xenia se fue, la expresión de Rafael se puso fría.
-Sr. Simón, eres demasiado impulsivo esta vez. ¿Cómo puedes explicarle a la señora Rosa si estás herido tan grave?-
-¿Quién dijo que tengo que explicárselo?- dijo Simón con una actitud indiferente. Después de que Xenia se fue, inconscientemente quería acostarse, pero tan pronto como su espalda se tocó la cama, inmediatamente se sentó por el dolor. En comparación con el rostro inexpresivo justo ahora, en este momento, Simón perdió el control de su expresión facial por dolor.
Era totalmente diferente de lo comportado la noche anterior, fingiendo un pobrecito cuando se acostó en los muslos de Xenia.
-Si no le explicas a la señora Rosa, ¿qué podrás decir cuando Rosa te pregunte?- Rafael estaba un poco preocupado, -La herida de usted no es leve en absoluto, mientras la señora Rosa es doctora... La descubrirá siempre que eche un vistazo. Si ella sabe la razón por la que estás herido es para salvar a Xenia, sin duda deberá...-
-¿Por qué la llamas Xenia?- Simón lo interrumpió abruptamente, frunciendo el ceño descontentamente, -Llámala la señorita Xenia.-
Rafael respondió, -Señor Simón.-
-¿Cómo?- Simón se puso una expresión indiferente, -¿No vale nada lo que digo cuando estoy herido?-
Rafael inmediatamente bajó los ojos y dijo deprimido, - Por supuesto que sí, pero... Ya que resultó gravemente herido, creo que es mejor que usted...-
-¿Ahora te toca a ti enseñarme cómo tratar los problemas?- Simón lo interrumpió fríamente antes de que Rafael pudiera decir el resto.
-Señor Simón, eso ya ha pasado cinco años, usted...-
-Vete.- Simón de repente se enojó y dijo con irritación.
Rafael no sabía qué pudo decir.
Antes ellas siempre la asilaron, pero ahora... se la rodean y se preocuparon mucho por ella.
Su corazón de repente se calentó y sonrió levemente, -Estoy bien. El problema está casi resuelto.-
-¿Necesitas que te ayudemos? Se dice que la persona que provocó esa agitación es nuestro cliente. ¿Qué pasa?-
-¡Oye!- Isidora se paró en el medio de la multitud, con los brazos cruzados frente a su pecho descontentamente, -No espero que chismeáis de acuerdo con lo que os dije, ¿vale? ¿No veis que no se siente bien Xenia? Dispersémonos. Dejamos que Xenia se quede sola.-
-Isidora, solo nos preocupamos por la señorita Xenia. ¿Qué quieres decir con eso? ¿Quieres complacer a ella solamente?-
-¡Maldita sea!- Isidora miró a Maya increíblemente, -¿Estás loca? Ella es una mujer y yo también, ¿por qué dices tal disparate?-
Al ver que ellas estaban peleando, Xenia solo sintió dolor de cabeza después de pasar toda la noche en el hospital.
-Dejad de discutir. Quiero descansar un rato.-
Después de terminar de hablar, Xenia se volvió y caminó en dirección al ascensor.
Los demás se miraron mutuamente durante un rato y luego se dispersaron.
Isidora se quedó en su lugar por un rato considerando la situación, y siguió los pasos de Xenia apresuradamente. Desde que la vio lo que había pasado entre Xenia y Simón en la conferencia de prensa la última vez, Isidora sintió que tenía una relación más estrecha con ella.
Y una persona tan excelente como Xenia era el objeto de adoración para Isidora.
Isidorano perdería la oportunidad de acercarse a la persona que admiraba.
-Xenia, espérame.- Isidora alcanzó a Xenia y entró en el ascensor con ella.
Xenia se movió a un lado para darle más espacio, y Isidora sonrió con satisfacción, -Por cierto, Xenia, no te quedaste herida ayer, ¿verdad?-
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