-Mamá, ¿vas al hospital para cuidar del paciente? ¿Por qué?- Bernabé inclinó la cabeza, mostrando una apariencia cándida.
Desmentida por este pequeño hacía poco, Xenia no volvería a mentir frente a él, y no estaba dispuesta a hacerlo en este momento.
-Porque esa persona salvó a mí. Sin él, la persona que se acosta ahora en el hospital habrá sido yo. Tenemos que ser agradecidos. Él salvó a tu mamá, en cambio, tu mamá tiene que ir al hospital para cuidar de él. ¿Me entiendes?- Le explicó Xenia con paciencia, y los ojos de Bernabé eran como perlas de vidrio limpias, sin impurezas.
Después de escuchar lo que dijo Xenia, Bernabé asintió, -Vale. Entonces voy al hospital contigo.-
Al escuchar esto, Xenia se puso nerviosa y respondió sin dudar, -No puedes.-
Bernabé estaba en duda, -¿Por qué no puedo acompañarte? Si esa persona es el salvador de ti y soy el tesoro de ti, ¡tengo que ir al hospital contigo!-
De repente, descubrió que Bernabé la había dejado sin palabras y solo podía encontrar otras razones para responderle de manera evasiva.
-No, el hospital no es un lugar al que pueda ir cualquiera. Allí hay muchos pacientes y hay muchas bacterias. Eres un niño y tu resistencia es demasiado baja. Si vas allí, te enfermarás fácilmente.-
Bernabé preguntó, -¿De verdad?-
-Bueno, si no me crees, pregúntele a Naomí.-
-Es verdadero.- Naomí asintió, -El hospital no es un lugar agradable. Si estás enfermo, puedes ir al hospital, de lo contrario, no vayas. Además, como eres tan pequeño, tu madre debería cuidar de ti sin quedar tiempo para cuidar del paciente. Si quieres agradecer a esa persona por tu mamá sinceramente, podrás invitar a él a cenar junto con tu madre cuando salga del hospital...-
Hablando de eso, Naomí hizo una pausa abrupta, y se dio cuenta de que había hecho los comentarios inapropiados. Mirando a Xenia con una expresión embarazosa, le habló de otro tema de inmediato.
-Bueno, es demasiado tarde. Pronto oscurecerá. Bernabé, regresa conmigo.-
Bernabé dijo, -Vale. Mamá... Regreso con Naomí.-
-Está bien.- Xenia tocó la cabeza de su hijo y lo abrazó, -Duerme bien por la noche. Te llevaré al patio de recreo cuando tenga tiempo libre.-
-Entonces tiene que cumplir la promesa. Antes me prometiste llevarme al parque de diversiones en mis cumpleaños, pero todavía no lo has cumplido.-
-Vale, vámonos.- Naomí salió abrazando a Bernabé afuera, por temor a que Bernabé hablara con Xenia sin cesar.
Ella conocía bien a Xenia y comprendía su dilema actual, por lo que resolver los problemas tanto
Después de que ellos se fueron, Xenia fue rápidamente a la cocina y cocinó algo. Los ingredientes se habían preparado por Naomí, así que solo necesitó cocinarlos directamente. Después de tener todo listo, llegó la noche.
Cuando Xenia quiso salir con la fiambrera térmica, sonó el teléfono.
Inesperadamente fue la llamada de Simón.
Ella frunció el ceño. ¿Por qué le llamó en este momento?
Ella la contestó, -¿Hola?-
-¿Por qué todavía no vienes?-
Xenia miró a fiambrera que tenía en la mano y dijo enojada, -Tardé mucho en preparar la cena por ti, ¿vale?-
-Bueno.- la expresión desagradable se convirtió en la contenta al escuchar que ella le había preparado la cena. Le dijo en voz baja, -Ya es la noche, por eso no es seguro. Dejaré que Rafael te recoja. ¿dónde estás? -
Xenia lo dudó en secreto, “¿Rafael está dispuesto a venir a recogerme?” Xenia abandonó la idea de ir al estacionamiento.
Después de todo, no había gente en el estacionamiento en este momento, y estaba un poco oscuro, por lo que podría que unos infractores se emboscaran allí.
En el camino del portón del patio, había que pasar por un sendero. Aunque había farolas, todavía estaba un poco oscuro.
Xenia caminaba en silencio con un par de hermosos ojos observando los alrededores.
Tenía miedo de que alguien emergiera repentinamente de la oscuridad.
De repente la hierba se movió, y Xenia estaba tan asustada que se le erizaron los vellos de todo el cuerpo, y luego se quedó allí sin mover como si le hicieron punto de acupuntura.
Ella miró fijamente a la hierba que acababa de moverse.
Después de un rato, un gato callejero salió de adentro, sosteniendo un gatito en la boca. cuando vio a Xenia, retrocedió unos pasos y se escondió en la hierba.
Al ver esta escena, Xenia finalmente se sintió relajada.
Resultó ser un gato, pero... ¿este gato estaba moviendo su niño?
Xenia no pudo evitar acercarse. Cuanto se acercaba más adelante, escuchó el grito del gatito. La madre gata que sostenía al gatito la vio acercarse y rugió alerta desde su garganta para amenazándola.
-No tengas miedo, no soy maliciosa.- Xenia se detuvo, repentinamente recordando algo. Abrió la fiambrera y sacó la capa superior.
El pescado que cocinó al vapor se preparó para Simón originalmente, pero ahora... este gato disfrutaría de esto.
-Esto es para ti...- Xenia puso el plato de pescado frente al gato.
Al olerlo, los ojos del gato se iluminaron y miró a Xenia, pero todavía no se atrevió a dar un paso adelante.
Xenia miró a su alrededor. Este lugar estaba relativamente tranquilo y no debería haber nadie a quien molestar, así que empujó el plato hacia la esquina, dejando que la hierba lo escondiera, y luego se levantó y se fue.
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