Luego fue al supermercado, compró algunas frutas, salió y vio el auto de Rafael.
Al ver a Rafael llamándola, Xenia se acercó.
Luego se subió a su auto y fue al hospital.
Rafael dudaba en decir algo en el camino, pero no podía decir nada después de ver lo que ella había preparado.
Rafael no pudo evitar llamarla cuando Xenia estaba a punto de abrir la puerta del auto e irse cuando llegaron a la puerta del hospital.
-Señorita Shelly.-
Al escuchar esto, la mano de Xenia se detuvo, luego se quedó en silencio por un momento y lentamente volvió la cabeza.
-Dime, pareces contenerte todo el camino.-
Sus palabras hicieron que el rostro de Rafael se sonrojara de repente, y se lamió los labios avergonzado, pero cuando pensó en Simón, volvió a decir de inmediato.
-¿Aún amas a Simón?-
La pregunta sorprendió a Xenia.
Se imaginó innumerables cosas que Rafael podría decirle, pero no esperaba que él le hiciera esta pregunta.
¿Aún lo amaba?
-Para decirte la verdad, Simón me pidió que te tratara como a su esposa.-
Xenia, -...-
-Entonces hice esta pregunta en lugar de Simón, ¿todavía lo amas?-
Hubo silencio alrededor y no hubo sonido durante un rato.
Durante mucho tiempo, Xenia giró lentamente la cabeza, con los ojos fijos en el rostro de Rafael.
-Rafael,- ella lo llamó por su nombre, -Recuerdo lo que hiciste por mí en ese entonces. Sabía que me estabas apoyando mucho, y que realmente me considerabas como la esposa de Simón de la familia Freixa. Pero cinco años después, mi identidad ha cambiado para ti, ahora soy una desconocida.-
Así Xenia conoció a fondo los pensamientos de Rafael, y el hombre bajó la cabeza un poco avergonzado.
-Esto es razonable, y tienes pensamientos comprensibles, pero de la misma forma, tengo el mismo estado de ánimo que tú.-
Al escuchar esto, Rafael de repente levantó la cabeza.
-Simón es un desconocido para mí ahora.-
-Entonces...- Rafael no podía creerlo, sus labios se abrieron levemente, -¿Quieres decir que ya no te gusta Simón?-
Xenia volvió la cabeza y miró a la distancia fuera de la ventana.
-Después de un período de tiempo, ya no necesitamos estar demasiado obsesionados con muchas cosas.-
El tiempo es realmente una buena medicina. Al principio... realmente creyó que tal vez no podría superarlo, pero al contrario, pasaran cinco años en un abrir y cerrar de ojos.
Aunque todavía estaría muy emocionada cuando lo viera.
Pero ese hombre ya no era el único para ella.
Xenia dio una sonrisa pensando en esto.
-¿Crees que sigo en contacto con Simón? Rafael, él me salvó, así que cuidar de él es mi responsabilidad, y además él es mi cliente. No te preocupes, después de que se haya curado, cuando se complete mi transacción con él, me alejaré de él y me convertiré en una desconocida con él. Entonces, no tienes que preocuparte de que vuelva a herir a Simón en su sentimiento.-
Al escuchar esto, Rafael entendió completamente lo que significó Xenia.
Apretó los dientes y dijo, -¿Sabes que, no importa lo que hagas ahora, le dolerá profundamente a Simón? Desde el momento en que apareciste, este dolor está destinado.-
Al escucharlo, Xenia se sorprendió por un momento, y después miró a Rafael en silencio.
-¿Entonces? Quieres decir... ¿que fue un error mi apariencia?-
Simón no habló, pero agitó la mano para indicarle que se acercara.
Xenia no sabía lo que quería hacer. Después de ver su gesto, ella se acercó, -¿Qué?-
Tan pronto como terminó de hablar, Simón la sujetó de la muñeca. Antes de que pudiera reaccionar, Simón ya la había presionado en la nuca y la había besado.
Los ojos de Xenia se abrieron mucho con sorpresa, no se había recuperado de lo que sucedió durante mucho tiempo.
¿La besó de repente?
Los delgados labios de Simón eran suaves y un poco fríos, y rápidamente puso su boca en los labios de Xenia, como si temiera que ella se negara.
Cuando Xenia reaccionó, Simón ya estaba acostado en la cama.
-¡Bah!- Xenia se mordió el labio inferior tan enojada que levantó la mano y fingió golpearlo.
Simón mostró deliberadamente una expresión agraviada, -Soy un paciente.-
Xenia se quedó sin voz.
-¿No me preguntas si estoy mejor? Pues, si me besas, me curaré más rápido.-
Xenia se burló, -¿En serio? Entonces salgamos del hospital, ¿qué tal si descansas en casa?-
Dijo enojada. Pero Simón pidió más, -Si puedes ser mi cuidadora personal, estaré muy feliz.-
-Ni siquiera lo pienses.- Xenia puso los ojos en blanco, se levantó y se alejó, secando los labios con la mano.
-Mira, es porque no quieres besarme, no porque no quiero irme del hospital.- Los labios de Simón se curvaron, como si estuviera destinado a ganar.
Bastardo.
Xenia lo regañó en secreto, luego se dio la vuelta y abrió el termo. Solo había sopa de arroz en él. De repente sintió que darle el pescado al gato callejero era la elección correcta.
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