Esposa falsa de Simón romance Capítulo 515

Pero estaba claro que Simón no la creía.

Justo cuando Simón iba a decir algo más, Xenia se levantó, -Voy al baño.-

Luego se quedó en el baño durante mucho tiempo, y Xenia no salió del baño hasta que el repartidor la llamó. Nada más salir, Simón no dejaba de mirarla y Xenia se sintió un poco estresada pero abrió la puerta de la habitación para ir al pasillo a por la comida para llevar.

Xenia acababa de abrir la puerta de la habitación cuando el dependiente la vio y se apresuró a traer la comida que había pedido.

Ya era tarde, así que el dependiente le dijo a Xenia, -Esta bonita señorita, disfrute de su comida. Si te gusta nuestra comida, recuerda volver a reservarla la próxima vez.-

Xenia asintió con la cabeza.

Pero nada más asentir, sintió que el ambiente de la habitación cambiaba.

Resultó que Simón estaba de mal humor.

El dependiente que entregó la comida probablemente percibió que Simón estaba de mal humor y sonrió a Xenia, para luego salir corriendo.

Xenia cerró la puerta tras de sí y puso la comida que acababa de recoger en la mesa.

El restaurante que había elegido estaba muy bien valorado y los embalajes eran de material alimentarios, definitivamente no el material barato que se utiliza en los puestos callejeros. Xenia había estado en este restaurante una vez y pensaba que era bueno.

Quitó el embalaje y luego llevó la comida al lado de Simón.

-Come un poco.-

Xenia aconsejó a Simón.

Simón se sentó en la cama y la miró con la cara pálida, -Me das de comer.-

Xenia, -¿Qué?-

Pensó que había escuchado mal.

-Me duele el estómago y no tengo fuerzas para sujetar los utensilios.-

Xenia, -¿Me estás tomando el pelo?-

-Te he esperado fuera mucho tiempo antes y ahora tengo un poco de frío y debilidad, ya no puedo levantar los brazos.-

Xenia no sólo no se compadeció de él, sino que mostró una sonrisa aterradora, -¿Seguro que no tienes fuerzas?-

Su sonrisa era aterradora, como si fuera a coger la sopa que tenía delante de Simón y verterlo sobre su cabeza al segundo siguiente. Simón pensó un momento y alargó la mano, fingiendo alcanzar la cuchara con gran dificultad.

Xenia puso una cara severa y empezó a sermonear a Simón, -Cómete tu propia comida, si veo que te pones la comida en la mesa, no sólo no tendrás comida esta noche, sino que me iré inmediatamente.-

Ella amenazaba a Simón.

Pero Simón sólo podía obedecerla. Para conseguir que ella se quedara, Simón empezó a comer en serio y sin poner la comida en la mesa.

No fue hasta que Simón terminó de comer que Xenia se dio por satisfecha, y no se resistió a burlarse de él, -¿No tienes fuerzas?-

Simón miró el bello rostro de Xenia, pensó un momento, y de repente se inclinó más hacia ella y le dijo en voz baja, -Xenia, más vale que una chica no sea demasiado inteligente.-

La distancia entre sus labios era de sólo dos o tres centímetros, y a Xenia le temblaban las pestañas; podía tocar los labios de Simón si se movía. De repente, pensó en el incidente de antes, en la puerta del hospital, cuando Simón la inmovilizó contra el tronco de un árbol y la besó.

Al pensar en ello, Xenia se sonrojó y dio unos pasos hacia atrás.

-Ya que has terminado de comer, siéntate y descansa un rato.-

Dicho esto, Xenia limpió las sobras de la mesa y las tiró a la basura junto con el embalaje.

Mientras se lavaba las manos, Xenia se miró a sí misma en el espejo.

Xenia había decidido dejar a Simón solo, pero cuando vio el mensaje de texto de Simón, no pudo resistirse a correr hacia él.

Se dijo a sí misma en su mente.

“Xenia, Xenia, mira cómo estás ahora.”

En pijama, con sólo una chaqueta y el pelo despeinado.

Como una Cenicienta caída.

¿Has olvidado cómo te hirieron hace cinco años? Y ahora que ha sido un poco más amable contigo, ¿lo perdonas?

La boca de Xenia se deshizo inconscientemente en una sonrisa de felicidad al oír la voz de su hijo.

-Bernabé, es tarde en la noche, ¿por qué no estás en la cama?-

-¿A dónde se fue mamá en medio de la noche? Me he dado cuenta de que no estabas en tu habitación.-

-Me surgió algo de repente, así que salí. Te vi durmiendo profundamente, así que no pude soportar despertarte, no me culpas, ¿verdad?-

-¡Bien! Si es algo importante, no culparé a mamá. Mamá, cuida tu salud y ten cuidado de no resfriarte.-

Al escuchar tan cariñosas palabras de su hijo, Xenia se sintió muy conmovida y asintió enérgicamente, -¡No hay problema!-

Después, habló con su hijo durante unos minutos más antes de colgar el teléfono.

Tras colgar el teléfono, Xenia miró la pantalla apagada del teléfono y sonrió un poco. Luego volvió a meter el teléfono en el bolsillo y se preparó para salir.

Como resultado, justo cuando se dio la vuelta, la sonrisa en la cara de Xenia desapareció.

Miró al hombre que estaba frente a ella con cierta sorpresa.

Fue Simón.

¿Cómo entró aquí?

Xenia tenía un montón de preguntas en la cabeza, como por ejemplo, ¿cuándo vino Simón? ¿Sabía lo que acababa de decir?

El corazón de Xenia se puso muy pesado cuando pensó en ello.

La mirada de Simón se posó en el cuerpo de Xenia, y había algo de frialdad en su voz, -¿Con quién estabas hablando por teléfono?-

El corazón de Xenia empezó a latir con fuerza.

¿Simón lo había escuchado todo? Y él…

-¿Tan íntimo?- Simón entrecerró los ojos, desprendiendo un aura peligrosa mientras su alto cuerpo se acercaba a Xenia, ocupando el ya poco espacioso baño.

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