Pero en presencia de Xenia, Simón seguía siendo así de terco. O mejor dicho, había un poco de machismo. Era obvio que Simón había pedido a Xenia que se acercara, sin embargo, las palabras de Simón salieron con un tono suplicante.
En ese momento, volvía a ser completamente distinto a sí mismo.
¿Todo esto fue por culpa de Xenia?
Xenia cerró los ojos, como si un fuego ardiera en su interior, y finalmente se estremeció y extendió sus propios brazos para abrazar a Simón.
Diez minutos después
Los dos volvieron juntos a la habitación.
La habitación era cálida y Xenia le dijo a Simón que se acostara en la cama, luego trató de ir a buscarle un vaso de agua a Simón, sólo para que éste la interrogara justo cuando se levantó, -¿A dónde vas?-
Había urgencia en el tono de Simón mientras la miraba con el ceño fruncido.
Xenia le miró preocupada,-Tienes las manos frías, voy a buscarte un vaso de agua caliente.-
-¿No te vas a marchar?-
Simón se quedó con la boca abierta, como si no la creyera.
Xenia negó con la cabeza, -No.-
La salud de Simón era tan mala que Xenia temía que si se iba, Simón volviera a huir de ella.
Por supuesto, eso era lo que tenía en mente Xenia, no lo dijo.
-Suéltame rápidamente.- Xenia le apartó la mano, pero Simón no la soltó, y Xenia dijo enfadada, -Ya que eres tan reacio a soltarla, te vienes conmigo a buscar agua.-
En ese momento, Simón hizo lo que se le dijo y la soltó, pero aún de mala gana.
Una vez libre, Xenia pudo por fin ir a servirle un poco de agua, y se sirvió una taza de agua medianamente caliente y se la entregó a Simón, -Bébela rápido. Hace tanto frío afuera, y aún estás herido, ¿por qué esperaste como un tonto en la puerta durante horas?-
Simón cogió el vaso y dio unos sorbos de agua antes de volver a mirar a Xenia.
Sus ojos ardían como si Xenia fuera a desaparecer en el siguiente segundo.
Xenia le miró de forma poco natural, así que apartó la mirada, -No sigas mirándome, vete a lo tuyo.-
Entonces Simón bajó la mirada y volvió a beber agua, Xenia giró la cabeza hacia atrás y miró fijamente la cabeza de Simón, -No vuelvas a utilizar esa trama para engañarme, ya te dije antes que no estoy disponible, así que deberías ir a buscar tu propia comida, tienes familia y subordinados. Eres el presidente del Grupo Freixa, no un niño.-
-Pero sólo te quiero a ti.- Simón la miró seriamente.
-No soy tu criada y no puedo llevarte comida al hospital todos los días.- Xenia le dijo con la misma seriedad, -¿Lo entiendes? No soy tu criada a tiempo completo, antes te traje comida porque decidí cuidarte, pero no puedo hacerlo todos los días, tengo mi propio trabajo.-
-Lo sé.- Simón asintió y respondió, -En realidad, puedes venir sin más, no hace falta que traigas comida.-
Xenia, -Eso tampoco será posible, no tengo tanto tiempo libre.-
-Entonces iré a verte.- Simón reaccionó rápidamente.
Xenia no supo qué decir, sus ojos parpadearon y respondió impotente, -Eso tampoco funcionará.-
-¿Por qué?- preguntó inocentemente Simón, mirándola fijamente.
Xenia estaba tentada de interrogarle, “¿has olvidado lo que hiciste entonces? ¿Por qué puedes molestarme ahora con una actitud tan inocente?”
Pero antes de que ella pudiera preguntar esas palabras, el rostro de Simón palideció de repente y se llevó la mano a la barriga con un gemido doloroso.
-¿Qué te pasa?- Xenia se puso nerviosa de repente y se apresuró a acercarse a Simón.
El sudor frío seguía brotando de la frente de Simón. Sentía como si le clavaran un cuchillo en el estómago, y le dolía tanto que no podía ni hablar.
Cuando el dolor de Simón disminuyó un poco, Xenia sacó su teléfono con la intención de pedir comida para llevar.
-Es demasiado tarde para volver y preparar la cena para ti, así que tendré que pedirte una comida para llevar.-
Por suerte, había muchas opciones para cenar en su teléfono, pero Simón no podía comer nada que tuviera un sabor fuerte ahora mismo. Xenia las revisó y vio un restaurante online adecuado. Pidió una sopa fría y eligió algunos bocadillos más, todos buenos para la recuperación de Simón.
Xenia había estado ocupada toda la noche y ahora estaba cansada. Encontró una silla y se sentó, tomando unos sorbos de agua del vaso que tenía a mano.
Pero cuando levantó la vista, encontró a Simón mirándola fijamente con ojos ardientes.
¿Por qué Simón siempre se mostraba así, incluso en el momento en el que seguía enfermo?
Xenia fingió estar enfadada, -No sigas mirándome, tardará en llegar la comida para llevar.-
Simón sonrió ligeramente, con un toque de burla en sus ojos, -¿Sabes que estás usando mi vaso?-
Los movimientos de Xenia se detuvieron por un momento, y miró la taza que tenía en sus manos antes de darse cuenta lentamente.
Definitivamente era el vaso de Simón…
Este vaso era el que Xenia acababa de servirle agua a Simón para que bebiera. Como a Simón le dolía repentinamente el estómago, Xenia había dejado casualmente el vaso de agua a un lado. En ese momento, Xenia no pensó nada, así que lo cogió y se lo bebió.
No esperaba que fuera la misma copa que había bebido Simón, y que él había descubierto.
Xenia se sintió un poco avergonzada y dejó el vaso sobre la mesa, -¿Quién ha dicho que este sea tu vaso? Esta es el agua que acabo de servir y he cambiado el vaso de antemano.-
-¿Oh sí? ¿Cuándo cambiaste el vaso?- Simón la miró con calma.
Xenia se inventó una excusa al aza, -Cuando estaba hablando por teléfono.-
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