Esposa falsa de Simón romance Capítulo 522

Los últimos días habían sido felices para Xenia.

Porque desde esa noche, Simón no le había vuelto a mandar mensajes, obligándola a ir al hospital. El cuadro de diálogo con Simón se había quedado quieto en su lista de mensajes, sin ningún mensaje.

Hubo momentos en los que Xenia llegó a pensar que su teléfono estaba estropeado, o que el WIFI de su casa estaba estropeado, o que cómo era posible que su teléfono no recibiera los mensajes de Simón.

Pero Xenia podía recibir mensajes y llamadas de todos los demás, excepto de Simón.

Así que no era que su teléfono estuviera estropeado, y su Internet doméstico funcionara.

Más bien, Simón no se había puesto en contacto con ella.

En el fondo de su mente, Xenia pensó que tal vez Simón se aburría y le resultaba aburrido enviar mensajes todos los días rogando a Xenia que fuera al hospital. Y nadie en este mundo espera a otra persona todo el tiempo, así que Simón volvió a su vida normal.

Y eso estaba bien.

Cada uno vivía su propia vida.

Pero el corazón de Xenia tuvo una sensación de pérdida.

Xenia se sentó en el sofá, con el teléfono agarrado en la mano.

Estos pensamientos en su mente hicieron que Xenia se disgustara consigo misma.

Estos días había rechazado a Simón, y Xenia siempre había querido romper su relación con Simón y no volver a contactar con él. Pero cuando Simón realmente no se puso en contacto con ella, se sintió incómoda.

Era como si una parte de ella se la hubiera llevado también Simón.

¿Quizás era un hábito?

Desde que Xenia se había reencontrado con Simón, el hombre había estado en su vida, ocupando la mayor parte de ella.

Xenia ya se había acostumbrado a la presencia de Simón, poe eso, Xenia sólo tenía que volver a acostumbrarse a la inexistencia de Simón.

Con eso en mente, Xenia se calmó y pensó claramente en su mente

Después de la cena, Xenia descansó en su casa, donde se habían instalado los gatos que habían traído de la tienda de mascotas.

Ese día, Naomi y Bernabé llevaron a los gatitos a la tienda de animales para que los esterilizaron y luego compraron una pequeña jaula y los llevaron a casa junto con su madre.

Los gatitos estaban bien protegidos por su madre y todos estaban sanos.

La gata madre sintió que había encontrado un nuevo hogar y se mostró muy cercana a ellos y estaba dispuesta a dejar que la familia jugara con los gatitos.

Cada vez que la madre gata terminaba de dar de comer a los gatitos, salía sola al balcón y se revolcaba al sol, entrecerrando los ojos y tumbándose con aspecto de estar cómoda.

Un grupo de gatitos correteaba por la alfombra, los gatitos acababan de nacer hace poco más de dos meses, por lo que aún caminaban con dificultad.

Como teníamos un montón de gatitos en casa, Xenia sentía que tenía que tener un cuidado extra cada vez que caminaba, aterrorizada de pisarlos accidentalmente.

-Miau…-, Cuando Xenia, tumbada en el sofá con ánimo depresivo, de repente oyó el ronroneo de un gatito cerca de sus pies. Miró hacia abajo y se dio cuenta de que un pequeño gatito se había escapado de la camada. En ese momento el gatito estaba a sus pies, mirándola con curiosidad con dos lindos ojos redondos.

Xenia se agachó y alargó la mano para coger al gatito y ponerlo en sus brazos.

Xenia acarició suavemente la cabecita del gato con la mano y murmuró para sí misma, -¿Qué te parece, ¿qué hace ahora?-

-¿Por qué no voy ahora al hospital a ver cómo está? No sé cómo están sus heridas.-

-Mamá, ¿cómo está quien está herido?- Bernabé acababa de entrar en el salón cuando escuchó las palabras, así que preguntó.

Xenia se sorprendió por dentro.

-Nada, me has oído mal.-

¿Pensaría Simón que Xenia también estaba usando algunos trucos?

Pero como Xenia ya estaba aquí, era mejor asegurarse de entrar y echar un vistazo.

Así que Xenia se dirigió a la sala familiar con la fruta.

Se paró en la puerta de la sala y respiró profundamente mientras empujaba la puerta y entraba.

Pero tras ver la habitación, Xenia se quedó helada.

Estaba vacía. Y las sábanas de las camas habían sido retiradas y sustituidas por otras nuevas. La habitación estaba limpia y ordenada, no había nadie.

Para entonces, Xenia ya sospechaba que se había equivocado de sala, así que volvió a mirar el número de la habitación en la puerta y se dio cuenta de que no se había equivocado.

En ese momento, una enfermera pasó por delante de ella y Xenia la detuvo.

-Disculpe, disculpe, ¿puedo preguntarle al señor que se hospeda en esta habitación…-

-Te conozco, has estado aquí para cuidarlo antes. ¿Qué, no sabes que ha dejado el hospital?-

-¿Ya se fue?- Xenia se sorprendió un poco de que Simón se hubiera recuperado tan rápidamente.

-Sí, se acaba de ir hoy y acabamos de terminar de recomponer la habitación.-

-Ya veo, gracias.-

Cuando la enfermera se fue, Xenia se quedó aturdida.

Miró la fruta que tenía en la mano y sonrió decepcionada.

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