Simón había cerrado la puerta del coche y Xenia no tenía camino para escapar.
Debido a la ira, los ojos de Simón se llenaron de ira, casi quemando los ojos de Xenia.
Sus labios se movieron, pero no pudo decir ni una palabra.
Fue la primera vez que Xenia lo vi como así a. Simón.
Desde el momento en el que se conocieron, siempre había sido un tipo pícaro en persecución por ella. Aunque no se supo qué inspiración le había dado durante los cinco años, que le hizo pensar que no se casaría con nadie excepto ella, había vuelto a su estado original.
-Habría querido darte tiempo.- Simón entrecerró los ojos y la miró peligrosamente, -Siempre que no nos divorciemos, existe la oportunidad de que vuelvas a mi lado, pero ahora parece que ... tú no eres una mujer obediente.-
Al escuchar esto, Xenia se horrorizó un poco en el corazón con sus pupilas encogidas, -Tú, ¿qué vas a hacer?-
-¿Qué voy a hacer?-, Se burló Simón, y extendió su mano para pellizcarle la barbilla, -Tienes un corazón frío, ¿y todavía te importa lo que quiero hacer?-
Xenia se mordió el labio inferior y lo miró con terquedad.
Esa mirada dejó que Simón se quedase aturdido por un momento. ¿Cuánto tiempo había pasado ...
Nunca volvió a verla mostrar una mirada así. Solía ser así hace cinco años, pero cinco años después ... Lo miró ella con los ojos mayormente tranquilos e indiferentes.
Parecía que nadie pudo agitar las olas en su corazón.
Entonces Simón cambió sus tácticas, pensando que lo que serviría era la persecución constante.
¿Y qué pasó?
¿De verdad quería ir a una cita a ciegas con otro hombre, o incluso cambiar de lugar con él?
¿Adónde irían a cambiar?
Simón se volvió cada vez más enojado, y se le enfrió la expresión. Su aura era como una nube oscura presionándola a Xenia.
En ese momento, la puerta del coche estaba cerrada y las manos de Simón sujetaron ambos lados de ella, mirándola con una posición de mando ocupada.
La mirada parecía que iba a devorarla.
-No me importa lo que hagas, pero cuando se relacione conmigo, tengo que hacer preguntas. Si me dejas salir, no me importará lo que quieras hacer ... emmm.-
Tan pronto como terminó de hablar, Simón le apretó la barbilla con un poco de fuerza y luego la besó de nuevo.
Se le abrieron los ojos de Xenia y se vio obligado a levantar la cabeza para aceptar su beso, pero extendió las manos para empujar su pecho.
Sin embargo, la fuerza se hizo cada vez más pesada. Cuando Xenia sintió que era casi incapaz de soportarlo, se oyó el sonido de golpes del exterior en la ventana del coche.
Continuó besándola...
Golpes.
Seguían llamando a las ventanas del coche y Xenia escuchó vagamente a alguien gritar, -No se puede aparcar aquí. -
No se paraba el sonido de golpes en la ventana, Simón, finalmente, sin remedio, soltó a Xenia violentamente y luego la bajó.
-Es que ... aquí no puede ...-
El policía de tráfico quería decir que no se aparcase aquí y pedirle a Simón que se alejase. No obstante, después de encontrarse con su vista fría, se temblaron los pies sin motivo y las palabras se retrajeron.
-¿Buscas la muerte?-, Simón le clavó la mirada y se lo dijo con frialdad.
La policía negó con la cabeza, -No.-
Tras un rato, se recuperó. Sintió que trabajaba con justicia y dignidad, ¿cómo podría asustarse por el hombre frente a él? Así que enderezó el pecho con una leve tos, -Señor, aquí no se permite el estacionamiento privado. Si no se va, le daré una multa.-
Era su primer día de trabajo, por lo tanto, debería hacer bien su trabajo.
Los ojos de Simón estaban oscuros, mirándolo fríamente.
-¿Quieres casarte? ¿Crees que estoy muerto?- Simón le dijo con el tono muy malo.
-No.- negó Xenia. Pensando en lo que Diego le había dicho antes, levantó los ojos hacia Simón, -No te traté como a una persona muerta, pero ¿te atreverías a mostrarme el certificado de matrimonio?-
Simón frenó de repente, girando la cabeza para mirar a Xenia peligrosamente.
Los ojos se vieron tan sombríos como una bestia escondida en la oscuridad.
No obstante, en ese momento, le dio coraje a Xenia y lo miró a los ojos directamente.
-¿Te atreves?-
Simón no habló nada, y la expresión se volvió cada vez más sombría.
-Jaja.- Mirándolo así, Xenia no pudo evitar sonreír, -No te atreves, ¿verdad? Porque no es nuestro certificado de matrimonio en absoluto.-
A Simón le faltaba la respiración y frunció el ceño con fuerza.
-En aquel entonces, no me casé en la familia Freixa con mi nombre real. El certificado de matrimonio no es el nuestro en absoluto. El nombre es Liliana Casaus. La foto es mía, pero... a la corte, se trataría la discordia emocional y la separación de cinco años, ¿cuánto posibilidad crees que tendrás para ganar?-
Después de analizar ese asunto, Xenia sintió que su cerebro estaba en un estado particularmente tranquilo.
Simón no esperaba que ella estuviese tan tranquila, ni pensaba que ella supiese eso.
Estaba completamente fuera de su control.
Creía que siempre que le dijese que no estaban divorciados, podría hacer que se quedase, pero ... de hecho, había dejado que encontrase un gran avance.
Se le oscurecieron levemente, -¿Diego te lo dijo?-
Xenia, -No te importa quién me lo haya dicho. Esto es verdad, ¿no?-
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