Por la primera vez Simón Freixa habló con un niño con tanta paciencia, e incluso él mismo no había notado que su discurso se había suavizado un poco.
-Usted no me salvaría si fuera un mal tipo, así que creo que es un buen hombre.- dijo Bernabé.
Simón enarcó las cejas y no hizo una respuesta.
Bernabé vio que no respondió. Pensó y preguntó, -¿Señor... también viene al banquete?-
-Um.- Simón asintió.
-Oh. ¿Pero por qué lleva máscara, señor? Hoy no es un baile de disfraces de máscara.- dijo Bernabé.
Los labios finos de Simón perfilan un bonito radián, con la matiz de sonrisa y preguntó en voz baja, -Es mejor que me digas a Simón primero por qué llevas máscara.-
-Simón, eres astuto. Soy yo quien te pregunto primero.- dijo Bernabé.
Mirando a la pequeña delante, Simón sintió que era particularmente interesante e inteligente.
-¿Quién es esta niña?- Simón pensó, -¿Por qué está sola aquí? ¿Y su mamá, la rica mencionada?-
Cuando Simón quería hacer pregunta, sonó la música. Bernabé exclamó, -El banquete va a empezar.- dijo Bernabé.
Simón miró la hora, respondió que sí.
Miró a la criatura que tenía delante y pensó que casi rompía el plan, no estaba aquí para charlar con una niña.
Sin embargo, apenas que él abriera la boca, la pequeña se adelantó a decir, -Simón, gracias hoy por ayudarme, tendré la oportunidad de corresponderte, me voy ahora.- dijo Bernabé.
Sin esperar a que Simón reaccionara, la pequeña corrió lejos y se detuvo, le saludó con las manos tiernas agitándose vigorosamente en el aire. Por fin desapareció.
Mirando el lugar donde desapareció, los ojos oscuros de Simón echaron a reflexionar.
-Señoras y señores, bienvenidos al banquete de esta noche.-
El locutor habló en el escenario, y luego invitó a Diego Leguizamo a pronunciar palabras. Estos eran el procedimiento normal para el banquete, y antes de que Diego subiera al escenario, los invitados de la cena le dieron una ronda de aplausos.
Diego comenzó a pronunciar el discurso después de los aplausos atronadores.
En el camerino, Xenia estaba bien vestida y Naomí, a su lado, mirándola de forma antimaníaca.
"Me creí que tendría que esperar a que te cases para poder verte vestirte tan elegante, pero no había pensado que lo vería ahora y ... Se estima que será difícil que el estilo futuro supere a éste, que es realmente lindo.-
Aunque el vestido no fue diseñado por Xenia personalmente, se hizo con recursos.
Xenia asomó una sonrisa triste y miró abajo el hermoso vestido puesto.
Ella es diseñadora y está naturalmente familiarizada con estos.
El vestido estaba hecho con complejas labores. Era particularmente pesado para vestirla, ya que estaba con una gran cantidad de diamantes, además de bordado de doble cara.
Diego, aún, dispuso una corona de diamantes pequeñas para ella, que quedaba bien con el vestido.
Ponerse el vestuario ya le complicaba la vida y aún más, cuando el maquillador sacó la corona. Ella quería desmayarse.
Se debía a que ella solía contemplar a los demás debajo del pasadizo, nunca había imaginado que algún día estaría vestida bien e incluso ante tanta gente.
Desde de que hubiera aceptado la identidad de Xenia, mantenía un perfil bajo durante cinco años y nunca había presumido de esta con los demás.
Todavía no......estaba muy acostumbrada.
Con un vestido tan pesado que Xenia sentía que el cuerpo no era la suya. Pero... en los ojos de los demás, este conjunto es, sin duda, muy sorprendente.
Ahora que vio a Xenia con este vestido andando hacia el escenario, Diego sintió que lo que había hecho merecía la pena.
En este momento, una figura delgada, escondida en la multitud, cuya máscara como el adorno reflejaba un brillo extraño. De hecho, correspondía al vestido de Xenia bajo la iluminación.
Desde el momento en que apareció Xenia, los ojos de Simón estaban pegados a ella y no podía alejarse por ni un minuto.
Al mismo tiempo, parecía que un par de manos le estaba apretando el corazón.
La fuerza del ritmo frenético hizo que su respiración fuera un poco densa.
No esperaba que... La mujer que le apetecía era tan atractiva en este momento.
De repente se arrepintió.
El móvil tembló. Simón lo recogió y echó un vistazo. Fue la llamada de WeChat de un amigo británico.
Pulsó para responder y la puso a la oreja. Los ojos continuó persiguiendo la silueta del escenario, sin querer dejar ni un segundo.
Se escuchó hablando chino, que no hablaba fluido pero sincero.
-¿Cómo vas? Mi viejo amigo, he visto la foto que me ha enviado el asistente. Ella es guapa. ¿Es tu amor?-
Como no domina bien el chino, la pregunta del extranjero ha sido muy directo.
-Sí-, dijo Simón. El labio fino marcó ligeramente un radián debajo de la máscara. La mujer a que miraba llegó el centro del escenario.
-Felicidades, tu enamorada es muy guapa y merece el vestido que diseñé.-
Recordando lo que le había dicho, Simón volvió a matizar el labio con sonrisa atractiva, -Gracias, ven a China, te invito a cenar.-
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