Esposa falsa de Simón romance Capítulo 535

Una fría voz masculina que sonó bruscamente sobresaltó a la multitud que tomaba fotos del niño.

La voz grave masculina no tenía calor y se filtraba fríamente por los oídos de la multitud hasta el fondo de sus corazones.

La multitud se estremeció inconscientemente y miró hacia la fuente de la voz.

Un hombre con máscara, de aire gélido, estaba allí, con una mano en el bolsillo. Con mirada severa hacia este lado, y la poderosa aura que llevaba consigo hacía que la gente no pudiera evitar sentir miedo.

-Tú, tú eres...-

-Ya que se ha negado, deberían irse, ¿no?- El hombre volvió a hablar, de sus finos labios salieron palabras indiferentes, como flechas afiladas.

Las caras de varias personas se pusieron un poco feas, porque las palabras de Simón eran demasiado duras.

-¿Quién eres para decir eso de nosotros? Sólo tomamos fotos, nada más. Tú...-

Una de ellos no tuvo miedo y replicó, pero cuando ella decía, la fría mirada de Simón se puso hacia ella, asustándola inmediatamente tanto que se tragó las palabras. Luego dijo lastimosamente, -Ya lo sé, borraré las fotos de mi teléfono de inmediato-.

Después de decir eso, sacó su teléfono y borró todas las fotos que acababa de hacer delante de todos, luego se dio la vuelta y se fue.

El hombre con máscara que tenía delante no era una persona corriente a primera vista, y las personas invitadas por la familia Leguizamo eran ricas o nobles. Su familia le había dicho que no causara problemas antes de venir, así que era mejor que se fuera rápidamente.

El que tomó la delantera estaba evidentemente poco convencido, pero viendo que los demás habían borrado sus fotos y se habían ido, no valía la pena decir nada más.

Ella sacó con odio su teléfono para borrar las fotos. Los otros lo vieron y también se apresuraron a borrar las fotos y se fueron juntos.

Después de que la multitud se fuera, Simón retiró su mirada, hizo una mueca de desprecio en su corazón y se dio la vuelta para marcharse.

En realidad, no estaba tranquilo en todos los lugares a los que iba.

Nunca le había gustado este tipo de ocasiones. Si no tuviera que hacerlo, no tendría que venir aquí vestido así.

Después de caminar dos pasos, una voz de niño vino de detrás de él.

-Gracias-.

Simón se detuvo y, tras un momento de silencio, se volvió lentamente.

Bajo la pálida luz, una pequeña figura estaba, con un pequeño traje preparado por los adultos, pero llevaba una inadecuada máscara de dibujos animados.

¿Una máscara?

Simón entrecerró ligeramente los ojos y miró fijamente sus ojos como cristal negro que se revelaban tras la máscara del niño.

Por alguna razón, Simón sintió que esos ojos tenían una sensación familiar.

¿Dónde los ha visto antes?

Bernabé sonrió a Simón y recordó con voz tierna, -Tío, te lo agradezco-.

Simón volvió a sus sentidos, mientras hablaba con su voz indiferente, -¿Pues-

En el par de ojos similares a cristal aparecieron una emoción ligeramente sorprendida, y un momento después dijo con seriedad, -Cuando los demás se disculpan, ¿no debería decir de nada?-

Al oír eso, Simón rio con un tono gélido.

-¿De nada?-

Bernabé asintió y se dirigió hacia él con sus cortas piernas. Se detuvo frente a él y le saludó.

Simón se quedó con la cara fría.

-¿Puede agacharse un poco?-

Simón frunció las cejas y dijo con disgusto, -¿Qué quieres hacer? Niño-.

-Veo que la máscara que lleva es muy especial, así que quiero verla, ¿está bien?- Después de decir eso, Bernabéu le mostró inmediatamente una mirada lastimera, con una mirada muy expectante.

Sin saber la razón, cuando Simón vio que sus ojos hacían tal gesto, sintió molesto inexplicablemente, y reprendió fríamente, -¡Habla bien, ponte derecho!-

Bernabé se sobresaltó, y sus ojos negros brillaron inmediatamente con pánico.

-No hace falta

Simón se negó con voz fría.

Bernabé continuó tocando su máscara. Parecía que se divertía.

Bah-...

Simón tomó con impaciencia su pequeña y suave palma y se sorprendió de cómo la mano de un niño podía ser tan suave. Más suave que el algodón.

-¿Tío?- El pequeño le miraba con la cabeza medio ladeada como si tuviera curiosidad. La máscara de dibujos animados en su cara le daba un aspecto extra tierno.

Tierno...

Simón siempre había pensado que esta palabra era un insulto para los hombres.

Tanto para un hombre adulto como para un menor de edad.

Así que en el pasado sentía avergonzado de esto.

Pero ahora... sentía que este pequeño delante de él es... lindo.

Simón estaba un poco desordenado, entrecerró los ojos y dijo con voz fría, -¿No te enseñó tu mamá que no está bien acercarse demasiado a los desconocidos?-

-¿Por qué?- Bernabé volvió a inclinar la cabeza.

-Porque no suelen ser gente agradable-.

-Creo que es una buena persona-.

La suave voz del pequeño entró en los oídos de Simón, que sintió la suavidad.

Sus ojos se bajaron ligeramente para mirar la pequeña palma de su mano.

-¿Por qué crees que soy una buena persona?-

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