Xenia elogió a Isidora, quieran estaba muy alegre, después de todo, para Isidora, los excelentes resultados logrados por Xenia habían alcanzado el nivel de ídolo.
Pero lo que la entristeció era que Simón negó profundamente su obra, mientras él no había admitido que el diseño funcionaba a sus estándares, ella no podría terminado este pedido.
Si no pudo terminar este pedido, ¿cómo obtendría la gratificación?
Eso era porque Isidora se quedó triste.
Al oírlo, la mano de Xenia se detuvo un poco, un momento después ella cerró el documento, después de una pequeña reflexión, -¿Veto cara a cara?-
Isidora sacudió la cabeza, -No, ni siquiera nos vimos, me dijo su asistente, diciendo que estas obras de diseño no se satisfacían por Simón, y que yo dejara de usar estas obras inferiores para engañarle. Así que...lo he traído para que lo veas, ¿pinto tan mal?-
-No es que pintas mal.- Xenia sacudió la cabeza y la miró, -Cuando tomaste este pedido por primera vez, te lo había dicho, este era muy grande, ciertamente era más difícil que cualquier otro pedido, incluso me iba a costar mucho.-
-Vale.-
-Así que se necesita mucha paciencia para terminar. Incluso si no funciona al final, creo que es suficiente para hacerte crecer.-
Aunque Simón no entró en su industria, tenía los ojos quisquillosos, precisos y únicos, por lo que la experiencia para Isidora también era buena.
-Bueno, ya veo, así que volveré y diseñaré.-
-Bueno, hasta luego.-
Después de que Isidora se fue, Naomí se ordenó el tarje, mirando un poco melancólicamente a Xenia, -Sabes que no tendrá éxito, ¿por qué la dejaste recoger este pedido? De hecho, creo que si no hubiera incumplido el contrato, no habría habido tantas cosas.-
-Muchas cosas no tienen supuestos, si hubieran roto el contrato en ese momento, no nos habría dolido la cabeza.-
Xenia se pellizcó el entrecejo, sin saber cuánto tiempo se enredaría Simón.
La escena de Anoche en el banquete le seguía de continuo. Las palabras por su oreja, el beso caliente, los movimientos íntimos se ponían de nuevo en su mente una y otra vez.
Aunque ella dijo que no quería quedar con él, pero el cuerpo siempre era muy honesto, extrañando todos detalles sobre él.
Debido a que la identidad de Xenia había sido publicada, ese día a la compañía llegó una gran cantidad de clientes con la intención de cooperar. Naomí se tranquilizó antes de recibirlos, después de un día de trabajo, Naomí finalmente se sintió tan cansada que iba a morir.
-Si hubiera sabido que la pública de tu identificación por un banquete podía atraer tantos pedidos, habríamos habido organizado una fiesta tan pronto como volvimos a la Ciudad Norte.-
Xenia dijo, -…De repente vino tantas personas, es verdad que nos cuesta mucho.-
Al ver que el tiempo de salir de trabajo había pasado, Xenia se cambió de la cara ligeramente, instó a Naomí, -Date prisa por empacar las cosas, vamos a recoger Bernabé a casa.-
Naomí también se informó, rápidamente empacó, y luego llevó el traje de Diego, salió junto con Xenia.
Las dos fueron a recoger Bernabé. Cuando Bernabé subió al coche y vio el traje de Naomí, no pudo evitar de exclamar.
-Tía Naomí, ¿llevas el traje de mi tío?-
Al oírlo, Naomí le dio una mirada dura, -Ojos tan agudos, ¿de quién era los genes?-
Bernabé abrazó el brazo de Naomí, -¿Tía Naomí te convertirás en mi tía real?-
Naomí puso los ojos en blanco, -Me gustaría ser tu tía real, desafortunadamente, tu tío no quería que yo fuera.-
Antes no quería admitirlo, ya que se sentía tímida. Y ahora su pensamiento había sido revelado por Diego, incluso la rechazó en el acto, por lo que en ese momento a Naomí nada le importaba.
Al oírlo, Xenia no pudo evitar sonreír, -Ahora no es, podría ser la futura tía.-
-¿Qué ha pasado?- Xenia rápidamente dio pasos adelante, pero de repente se detuvo, como si se congelaran, ambas se quedaban sin mover.
Había un extraño silencio en la sala de estar.
Xenia miró la caja abierta, con la cara pálida, por los ojos se mostró un estado de ánimo menos estable.
-¿Qué pasa con la Tía Naomí?- Bernabé acababa de subir las escaleras, también en este momento se deslizó abajo. Al verlas parándose allí aturdidas, iba a acercarse sobre las pequeñas piernas cortas.
Xenia cambió la cara, de repente gritó, -¡Vuelve!-
Los pasos de Bernabé se detuvieron.
-¿Mamá?-
Se paró en su lugar, con la cabeza torcida mirando a Xenia. Tenía mucha duda en los ojos negros.
Mirando la casa dentro de la caja, Xenia no pudo respirar bien.
-Escúchame, vuelve a la habitación, no salgas hasta que te llame.-
Aunque Bernabé estaba muy curioso, la escuchó. Él asintió la cabeza y dio la vuelta para volver a su habitación.
Después de asegurar que Bernabé había regresado a su habitación, Xenia se sintió aliviada.
En ese momento, A Naomí le costó mucho girar la cabeza para mirar a Xenia, con una cara pálida.
-Xe…Xenia, ¿qué hago?-
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