-Problemas de amor?- Xenia escuchó estas palabras y le dio un poco de dolor de cabeza, extendió la mano y arrugó el ceño, recordando los acontecimientos de los últimos días, y habló con impotencia.
-Bueno, de todas formas no es seguro estar en casa estos días, y me alivia bastante que acompañes a Bernabé. Y, ¿qué tal mi hermano? ¿Lo dudaba?
-Creo que no. Lo veo normal, o tal vez ... tengo miedo de observarle, así que no sé qué le pasa, pero creo que mientras no haya ido a preguntarte, debería estar bien.-
-Vale.-
Los dos hablaron un rato más antes de que Xenia colgara el teléfono.
Se sintió impotente ante esta razón para que Naomí se fuera de casa, pero no tuvo más remedio que aceptarla.
*
Al día siguiente.
Xenia se despertó sintiéndose mucho mejor, sus brazos y piernas estaban mucho más aliviados, era cierto que el sueño era la mejor medicina cuando se estaba enferma.
Ella se refrescó y se cambió como de costumbre, luego se maquilló y bajó las escaleras.
Se preparó su propio desayuno para cuando fuera a la oficina más tarde, pero de repente, se dio cuenta de que en realidad había hecho uno extra.
Xenia se quedó con la mirada perdida en el desayuno extra que tenía delante, y de repente le vino a la mente un rostro apuesto.
Volvió a sus cabales y sacudió la cabeza.
"No, ¿cómo puedo ayudar inconscientemente a Simón a preparar el desayuno? Ya he intentado rechazarle, ¿no?"
Al final, Xenia llevó el desayuno doble hasta la puerta y se quedó esperando en la puerta del ascensor después de cerrarlo, mirando los números del piso del ascensor, su corazón parecía subir tanto como esos números que subían, y luego se puso nerviosa.
Se mordió el labio inferior, repentinamente un poco arrepentida de estar de ese modo. Porque, en realidad, ella esperaba que se abriera la puerta en ese momento y saliera Simón .
Después de darse cuenta de que tenía claramente este pensamiento, la expresión de Xenia se puso fea, así que odió que el ascensor fuera más rápido, y podría intentar evitarlo entrando en el ascensor antes de que saliera Simón.
De lo contrario, ni siquiera sabría cómo iba a enfrentarse a Simón ahora que ella poseía esta mentalidad.
El ascensor se abrió finalmente ante su expectación, y Xenia entró rápidamente, temiendo que Simón apareciera de repente de la casa en el siguiente segundo.
Mientras veía cómo se cerraban lentamente las puertas del ascensor y se quedaba sola en ella, Xenia se encontró finalmente con un suspiro de alivio, pero al mismo tiempo, un sentimiento de decepción surgió en su corazón.
Se puso la mano sobre el corazón, especialmente hartaba de esa sensación.
Debería tener el corazón tranquilo, aunque no pudiera hacerlo, no debería haber tenido esos pensamientos sobre Simón. Desde el momento en que tuvo la intención de regresar a su país, ella había decidido sellar todas sus emociones.
Pero no esperaba ...
El ascensor se movió sin problemas durante todo el trayecto, y durante el proceso no entró ni una sola persona.
Al llegar al piso bajo sin incidentes, Xenia respiró profundamente y se recompuso para mostrar una sonrisa.
"No importa, dos sándwiches, puedo darlo a Naomí, de todos modos, no es para Simón."
Con una sonrisa en la cara, Xenia se preparó para salir del ascensor, pero se quedó paralizada cuando levantó la vista y vio a la persona que estaba fuera.
El hombre que estaba en la puerta del ascensor con un rostro ansioso y una respiración inestable.
¡¿Simón?!
Este hombr se adelantó y entró en el ascensor para agarrarle la muñeca, dijo con la voz un poco ansiosa, -¿Va todo bien?-
Xenia preguntó, -¿qué?-
Simón entrecerró ligeramente los ojos y la examinó de pies a cabeza, asegurándose de que estaba sana y salva antes de soltar un suspiro de alivio y sacarla del ascensor.
Xenia, a quien le habían robado las llaves, fue tomada por sorpresa y siguió con una mirada confusa, -¿Adónde?-
-¿No te has levantado tan temprano para ir al despacho? Te acompañaré hasta allí-
Xenia se quedó helada, así que había predicho que ella iría a la oficina, por lo que había ido a comprarle el desayuno... La bolsa que llevaba en la mano pareció calentarse, y Xenia miró la leche y la tortilla mientras le seguía hasta el aparcamiento.
Después de entrar en el coche, Xenia se puso en silencio el cinturón de seguridad.
Después de que el coche saliera de la comunidad, Simón instó mientras golpeaba el volante, -La leche está caliente, bébela ahora, pronto estaremos en la empresa-.
La leche caliente estaba en la palma de Xenia, así que por supuesto sabía que debía beberla mientras estuviera caliente.
Después de pensarlo, finalmente ella no pudo evitar levantar la vista.
-¿Sólo uno para mí?-
Simón respondió, -Sí-.
-¿Has comido ya?- Xenia no pudo evitar preguntar de nuevo.
Simón se detuvo un momento y asintió.
Xenia se sintió un poco extraña, y no pudo evitar entrecerrar los ojos para medir a Simón.
Ya se lo había preguntado a él antes y este chico contestó sin dudar, pero dudó un momento antes de asentir cuando ella le preguntó si había desayunado.
-Has ido a comprar el desayuno para mí después del punto de levantarte, ¿no?-
-Sí.-
-¿Dices que has comido? ¿eso es lógico?- Con esta última afirmación, Xenia se vio obligado a preguntar.
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