Esposa falsa de Simón romance Capítulo 601

A Simón le importaba la Xenia, no su pasado.

Pero el corazón de Simón se volvió loco de celos cuando pensó que Kevin, ese maldito hombre, había tenido una vez a Xenia y que ésta incluso le había dado un hijo.

Pero Simón sigue amando profundamente a Xenia.

Había esperado cinco años, y esta vez, de una manera u otra, quería que Xenia, su media naranja, se quedara con él.

-¿Señor Simón, señor Simón?-

Simón escuchó la voz de Rafael pronunciando su nombre en sus auriculares, devolviendo sus pensamientos a la realidad, y fue en ese momento cuando su mente se asentó en algo.

-Señor Simón, voy a investigar lo que la señorita Xenia ha vivido estos últimos cinco años…-

-No.- Simón interrumpió y rechazó a tiempo a Rafael, -No te precipites, vete a hacer lo que te he ordenado.-

Dicho esto, Simón dio por terminada la conversación telefónica.

Mirando la pantalla de su teléfono apagado, Simón pensó en los zapatos que vio antes en el zapatero.

Nunca había visto al hijo de Xenia.

Se preguntó cómo sería el hijo de Xenia cuando naciera con un otro hombre.

¿Tendría Xenia un hijo igual a su ex marido?

Simón apretó los puños ante la idea de que ese niño se le apareciera en el futuro con una cara como la del ex marido de Xenia.

¡Maldita sea!

Todavía se estaba volviendo loco de celos.

¿Por qué Xenia no podía ser suya de principio a fin?

Simón se calmó un momento y abrió el puño.

Era mejor esperar a que los dos arreglaran las cosas cara a cara.

Xenia escondía bien al bebé ahora, probablemente porque le preocupaba que Simón no fuera capaz de aceptar el hecho.

***

Fue al día siguiente cuando Xenia se despertó de nuevo. La habitación estaba en silencio y ella parpadeó mientras se tumbaba en la cama, esperando un rato, pero nadie se acercó.

¿Simón había ido a trabajar?

Era posible, Xenia se levantó de la cama. Aunque ese órgano entre las piernas le dolía al caminar, ya estaba mucho mejor que ayer.

Se dirigió a la puerta de su habitación y la abrió tranquilamente una rendija, observando el exterior y encontrándolo tranquilo también.

Xenia abrió la puerta y salió a mirar a su alrededor, sin encontrar a nadie abajo.

¿Había vuelto Simón?

Una sensación superficial de pérdida la invadió, pero ese sentimiento pronto se llenó con otra ola de emoción. Xenia volvió a entrar en la habitación, se arrodilló y empezó a buscar los píldoras anticonceptivas de ayer.

Buscó durante varios minutos, pero seguía sin ver el pequeño frasco con la píldora.

Extraño, ¿Simón había tomado la píldora mientras dormía?

Entonces Xenia sacó su teléfono e hizo una llamada a Naomí.

Naomí estaba bromeando con ella cuando contestó al teléfono.

-Xenia, ¿por qué no has venido a la oficina en los últimos dos días? ¿Es que…?- dijo Naomí, soltando unas risitas.

Xenia resistió el impulso de poner los ojos en blanco y preguntó con calma, -¿Estás en la oficina ahora mismo? ¿Tienes libre?-

-Sí, en la oficina, ahora estoy libre, ¿qué pasa?-

-Quiero que me compres algo, ¿está bien?-

Naomí respondió en un tono muy inocente, -Sí, ¿qué quieres comprar? Lo compraré después del trabajo y te lo traeré.-

-No.- Xenia negó con la cabeza, -Necesito que vayas a comprármelo ahora, no puedo salir en este momento.-

Una de las razones era el riesgo de que Xenia fuera seguida después de salir de la casa, y otra era que no podía salir de la casa en absoluto.

Le dolían las piernas de dar unos pasos, y más aún de salir a comprar medicinas.

-Bueno, ¿te molesta ahora mismo? ¿Tienes la regla? Entonces iré a comprarlo ahora y te lo enviaré a casa.-

-No.- Xenia negó con la cabeza, le costaba un poco decir estas cosas a Naomí, pero ahora no tenía a nadie más a quien recurrir que a Naomí.

Xenia se levantó y se sentó nerviosa, mirando detrás de Naomí.

-¿Viste a Simón cuando llegaste?-

- ¿Señor Simón?- Naomí parecía un poco sorprendida mientras sacudía la cabeza apresuradamente, -No, no lo he visto.-

-¿No?- Xenia pensó que todo esto era demasiado extraño. Ayer Simón había jurado, ¿cómo iba a renunciar hoy?

Simón no podía ser este tipo de persona.

Xenia sintió que algo iba mal.

Miró a Naomí y se dio cuenta de que su cara estaba un poco anormalmente pálida y sus labios tenían poco color.

-¿Qué te pasa?-

-¿Qué?- Naomí se asustó como un conejo ante su pregunta, -¿Qué pasó?-

-¿Por qué estás tan pálida? ¿Estás enferma?- preguntó Xenia con preocupación.

Naomí sacudió la cabeza apresuradamente, -No no no, estoy bien.-

-¿Dónde están las cosas que te pedí comprar?-

Naomí abrió su bolso y le entregó a Xenia una pequeña botella, -Aquí tienes.-

Xenia se alegró mucho al ver la píldora y se apresuró a cogerla, pero no se atrevió a tomarla ahora, así que escondió rápidamente la botella bajo la almohada.

Naomí miraba la escena con una expresión complicada.

- ¿Será esto bien?-

-No hay nada malo, no quiero quedarme embarazada de su hijo.-

-Pero Bernabé…-

Al mencionar a Bernabé, Xenia se tensó de repente, -No menciones a Bernabé, no olvides lo que me prometiste.-

-No te preocupes, definitivamente lo esconderé por ti hasta la tumba.-

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