Esposa falsa de Simón romance Capítulo 604

En el salón comedor

Simón utilizó su tenedor divisor para echar los platos en su cuenco. Sus movimientos eran elegantes y encantadores, y parecía un noble bien educado. Mientras comía, mantenía una leve sonrisa en los labios, pues le tranquilizaba pensar que Xenia, la mujer, estaba ahora comiendo vitaminas.

Si Xenia bajase la atención y dejase de comprar otras píldoras anticonceptivas y se limitase a tomar ese bote de vitaminas, pronto podría estar embarazada de Simón.

No importaba que ella hubiera tenido hijos antes, Simón juró que haría que todos los próximos hijos de Xenia llevaran el nombre de Freixa, y que todos fueran hijos de ellos dos.

La idea de que en el futuro él y Xenia tendrían una preciosa hija y un adorable hijo alegró un poco el ánimo de Simón.

Iba a acaparar el resto de la vida de Xenia.

Por la tarde, Simón se ofreció a llevar a Xenia al centro comercial para hacer algunas compras, y Xenia quiso negarse, pero había pasado los dos últimos días en cama. Así que pensó que debía salir con Simón a dar un paseo, de lo contrario, temía que su espíritu se decayera si seguía así.

Un hombre y una mujer guapos caminando juntos siempre llama la atención, por no hablar de Xenia y Simón, y desde que salieron de casa, había gente mirándolos por la calle, y cuando ambos llegaron al supermercado, volvieron a cruzarse con el tío del ascensor de antes.

Hoy, sin embargo, había otra persona junto al tío gordo, una mujer de aspecto delgado y delicado.

Aunque esta mujer era bonita, ya era una mujer de mediana edad. Estaba de pie junto al tío gordo, y los dos parecían bastante compatibles.

-Belleza, ¿has venido al supermercado con tu marido?-

Este tío gordo siempre actuaba con entusiasmo cuando veía a Xenia. Después de saludar a Xenia, volvió a mirar a Simón y le sonrió, sin embargo Simón no quiso prestarle atención.

La mujer que estaba junto al tío gordo le retorció el brazo con suavidad, -¿Qué haces? ¿A quién saludas?-

- Querida, esta es la pareja de la que te hablé antes y con la que me encontré en el ascensor.-

La mujer miró a Xenia con cara de desconcierto.

-¿Son la pareja de la que hablabas? ¿Viviendo en el mismo barrio que nosotros y usando en el mismo ascensor?-

-Así es, es la hermosa mujer en el mismo ascensor de nuestro barrio, y esta es mi mi esposa.-

Cuando habló de su esposa, el rostro del tío gordo se enrojeció un poco y miró a la mujer que estaba a su lado, sintiendo un poco de timidez. La mujer le miró con fiereza, -¿Por qué tartamudeas, no has comido hoy en el almuerzo?-

La cara del tío gordo se enrojeció aún más mientras se frotaba las manos, un poco nervioso pero con miedo a contestar.

Xenia no sabía qué decir mientras observaba la escena, inconscientemente miró a Simón a su lado y pensó para sí misma que esa forma de llevarse entre el tío gordo y su mujer probablemente nunca les pasaría a ella y a Simón.

-No le hagas caso, guapa, es un hombre que no conoce el arte de hablar. Cuando me junté con él por primera vez, lo que dijo siempre me molestó, y si no hubiera sido tan amable conmigo, no estaría con un tipo así.-

La esposa del hombre mayor también estaba entusiasmada, ya que tomó la mano de Xenia y preguntó con entusiasmo, -¿Qué queréis comprar? ¿Por qué no compramos juntos? Nosotros también acabamos de llegar.-

Xenia había estado en su habitación durante los dos últimos días sin nadie más con quien hablar, y fue reconfortante escuchar que alguien la invitara así. Pero no pudo evitar mirar a Simón a su lado, sintiendo que éste no debía decir que sí. Porque el incidente de acoso que había sucedido antes los había asustado a todos, ¿y si también podía ocurrir algo terrible en el supermercado?

Simón le miró fríamente, -¿Esta es tu vida cotidiana?-

El tío gordo se quedó congelado un momento antes de reaccionar a lo que Simón se refería. Levantó la mano y se rascó la cabeza, su expresión fue un poco vacilante, pero rápidamente fue reemplazada por una brillante sonrisa.

-¿Y qué si esto? Llevamos tantos años casados que ya no importa quién gana y quién pierde. No importa lo que pase, soy su marido, así que la toleraré.-

Simón estaba de acuerdo con la última frase que dijo, sentía que podía acomodar a Xenia, pero no podía aceptar que Xenia no quisiera gestar a su hijo, ni podía aceptar que se relacionara con otros hombres.

-Lo sé, debes pensar que soy un perdedor, pero me siento feliz conmigo mismo y eso es suficiente.-

El tío gordo siguió hablando, pero Simón no quiso escucharlo más y comentó, -¡Hablas demasiado!-

El tío gordo le alcanzó y le miró fijamente, -Viendo cómo os lleváis tu novia y tú, últimamente deberías estar metido en líos, ¿no?-

Simón frunció las cejas y respondió con desazón, -¡No es asunto tuyo!-

-¿Cómo puede ser que no sea de mi incumbencia? Somos vecinos y vivimos en el mismo edificio. Dios nos ha reunido de nuevo, y me ha enviado para resolver los problemas de relación entre usted y su esposa, ¿le revelo algunos secretos?-

Secretos... Simón se burló, -¿Qué es eso?-

¿Acaso los necesitaba?

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