Hacía tiempo que la relación entre ambos, Simón y Óliver, empezó a deteriorarse, antes de que vivieran en la familia Freixa y pudieran saludarse con la cabeza cuando se encontraran.
Efectivamente, tras las palabras de Simón, las expresiones de las personas que les rodeaban cambiaron.
¿Había algún odio profundo entre estas dos personas?
Al escuchar estas palabras, la tía vecina ensanchó instantáneamente sus ojos de admiración, -Nunca pensé que este hombre Simón tuviera un lado tan fuerte, es realmente impresionante, pero, ¿estos dos son realmente hermanos?-
De repente, la tía vecina miró a Óliver con cierta curiosidad, siendo humillado así en público, ¿cómo respondería él a continuación?
Óliver también terminó de pagar su cuenta, recogió su tarjeta y salió de la caja. No había ira en su rostro ante la burla de Simón, ni vergüenza, sólo calma.
Óliver habló sin pánico, -¿Sigues enfadado conmigo por aquel incidente? Esas no eran mis intenciones, y no quería hacerlo.-
-Jaja.- Simón hizo una mueca, sin ponerle cara a Óliver, y al ver que éste no dejaba de mirar su mano apretada con Xenia, Simón entonces apretó un poco más la suave mano de Xenia, incluso entrelazando compulsivamente sus dedos con los de ella.
-¿No es tu primera intención? ¿Te han obligado a hacer esas cosas?-
Óliver le miró a su vez. Los ojos de los dos hombres se encontraron en el aire como si pudieran chocar con chispas y aquí estalló una guerra sin humo.
Xenia sabía que los dos no estaban en buenos términos, pero no había esperado que se hubiera deteriorado hasta ese punto, con Simón queriendo mostrar urgentemente su extrema posesividad hacia Xenia delante de Óliver, tal y como estaba, con la mano de Xeina agarrada fuertemente a la de Simón.
Y en el momento en que apareció Óliver, a Xenia le pareció percibir una emoción del cuerpo de Simón.
Esa emoción parecía ser miedo.
Pero de nuevo, Xenia sintió que era su propia ilusión, porque Simón ocultaba bien sus emociones. Además, le parecía imposible que Simón tuviera esas emociones; era como si Simón nunca hubiera tenido miedo desde que nació.
Al fin y al cabo, para el genial Simón, ¿por qué habría de temer al siempre sonriente Óliver?
Incluso si Oliver hubiera registrado una empresa separada, no había forma de que la fuerza de su empresa pudiera alcanzar al Grupo Freixa.
Entonces, ¿cómo podría Simón tener miedo de su hermano mayor?
Antes de que Óliver pudiera decir nada, Simón ya estaba cogiendo a Xenia de la mano y saliendo. Simón caminaba delante y Xenia detrás, así que, desde el ángulo de Xenia, sólo podía ver a Simón pivotando bastante hacia atrás. Simón la sujetaba con una mano y con la otra llevaba las cosas que acababa de comprar en el supermercado, realmente como un marido que lleva a su mujer al supermercado.
Pero…
Xenia bajó la cabeza, con cierta tristeza en su corazón.
Óliver observó la escena, recogió las emociones negativas en su propio corazón y salió del supermercado con sus cosas también.
El vecino que presenció esto suspiró, -Lo siento por su hermano mayor, en realidad lo está afrontando amablemente, ugh…-
-Por eso los hombres sois de ojos superficiales. Su hermano mayor está obviamente retrocediendo con esta respuesta y ¿realmente crees que es educado?-
-¿Qué has dicho?- El tío gordo se frotó la cabeza, -¿Retirarse para entrar?-
-No entiendes esto, ¿verdad? Si discute con la otra parte delante de la mujer que ama en ese momento, ¿pierde sus modales? A pesar de la actitud amable de su hermano, también es un hombre muy inteligente.-
-¿Es inteligente? ¿Cómo lo sabes? ¿Se puede saber por su aspecto?-
-Definitivamente no se puede saber sólo por las miradas, y es sólo la primera vez que nos encontramos, así que no puedo estar seguro. Así que sólo estoy adivinando, ¡no me atrevo a concluir!-
Después de decir eso, la tía vecina golpeó a su marido en la cabeza.
-¿Qué?-
Xenia observó los movimientos de Simón con cierta sorpresa. Si entendió bien, Simón estaba tratando de cargarla...
Pero ambos eran tan mayores que parecía que este tipo de cosas sólo las hacían los jóvenes.
Y ella…
-¿Por qué te entretienes?- Simón la vio inmóvil y entretenida, por lo que tiró de ella directamente a su espalda.
Antes de que Xenia tuviera tiempo de reaccionar, estaba sobre la ancha y erguida espalda de Simón. Como Simón llevaba la bolsa en una mano, tuvo que sujetarle las nalgas con la otra y le amonestó, -Sujétame fuerte si no quieres caerte.-
Entonces Simón se puso en pie.
Todo sucedió tan rápido que Xenia, casi por reflejo, se levantó y rodeó el cuello de Simón con sus brazos.
Estaban tan juntos que Simón se rió en voz baja donde Xenia no podía verlo, y luego la llevó adelante.
No estaba muy lejos de donde vivían, pero Xenia sentía mucha presión sobre Simón. Como Simón la llevaba a la espalda y cargaba la mercancía, no pudo evitar decir, -Mejor voy sola.-
Simón se burló de ella, -¿Quién acaba de decir que está cansada?-
Así que Xenia tuvo que callarse, miró los moratones de la nuca de Simón, debería haber sabido que no iba a decir nada. ¿Fue su culpa?
Caminaron un poco más. Aunque Xenia no oía los jadeos de Simón, siempre sentía que estaba cansado y ajustaba su posición para intentar aligerarse.
Después de que ella se retorciera un momento, la respiración de Simón se hizo notablemente más pesada y su voz se entrecortó mientras reprendía, -¡No te muevas!-
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