-Hablo en serio. Recuerda enviar una invitación a nuestra familia Espinar. Cuando llegue la boda, llevaré a mi hermana Zoe para que elija un marido cien veces más guapo que tú. Pero no vas a prohibir que alguien más guapo aparezca en la boda por querer ser el más guapo, ¿verdad?-
Al decir esto, Rubén incluso sostuvo su barbilla como si estubiera pensando.
Xenia se quedó helada al escuchar a ese hombre tan guapo sin ternura femenina que tenía delante, y no pudo creer que era hermano de Zoe.
Los dos ...
No se parecían en nada.
Aunque Zoe también era muy bella, era completamente diferente de Rubén en la manera de ser, en el rasgo y el carácter.
Cuando Zoe escuchó a Rubén, se puso nerviosa y le tiró de la manga.
-¿De qué estás hablando? Yo no iré a su banquete de bodas, ni a elegir a un hombre allá. Rubén, ¿qué clase de persona crees que es tu hermana?-
Rubén, con una sonrisa malvada le respondió, -¿La razón de que estás enamorada de este hombre no solo es por su cara bonita? Ahora que se va a casar, no está bien que te insistas, así que te llevaré a buscar uno más guapo para llevaralo a casa-
Zoe de repente se quedó sin palabras.
Estaba tratando de insultar a su rival de amor, pero no esperaba que Rubén le hiciera sentirse tan embarazosa.
-¿Quién dijo que me enamoré de su belleza? No lo entiendes en absoluto-
Dijo Zoe. Luego, miró con rabia a Xenia, y antes de darse la vuelta para irse, le gritó,
-¡No repartas invitaciones a la familia Espinar, porque definitivamente no asistiré a tu boda!-
Xenia solo le dijo tres palabras,
-Lo que quieras-
Simón la miró con miradas frías y dijo, -Como quieras-
Zoe se alejó directamente enfadada, y cuando llegó a la puerta sus sirvientes se apresuraron a sostenerla y le preguntaron, -Señorita Zoe, ¿está usted bien?-
Zoe levantó la cabeza y saqué el pecho, y andaba tan orgullosa como un pavo real, miientra los sirvientes se apresuraron a seguirla.
Después de caminar unos pasos, Zoe agitó repentinamente su mano y dijo, -Venid a ayudarme, estoy tan enfadada que apenas puedo estar de pie-.
-¡Señorita Zoe!- Unos cuantos sirvientes se apresuraron a levantarla.
-¡Me muero de rabia! Me costó tanto encontrarme con hombre que me guste, ¿pero cómo me lo rabaron? ¿Quién me dijo antes que Simón llevaba soltero por mucho tiempo? ¿Por qué apareció de repente una novia, quién íria a tener matrimonio con él? ¡Fue su culpa hacerme sentir deshonrada!-
Las sirvientas bajaron la cabeza, y le respondieron en voz tan baja como la de los mosquitos.
-Debería... debería ser información errónea. Señorita Zoe, cuando volvamos, castigarémos a esa persona que la ha divulgado-
-Sí, ¡hay que hacer que aprenda un lección inolvidable!- Alguien de ellas agregó.
-¡Olvidadlo, ayudadme a volver primero. Necesito arreglar mi estado de ánimo antes de hacer planes!-
Al principio, Zoe pensó que solo había una mujer que perseguía a Simón, todavía podría tener la oportunidad para ganarle a esa mujer en la conquista de Simón, además, por su estatus y su belleza, no habría ningún hombre al que no pudiera conquistar.
Sin embargo, cuando se enteró de que se iba a casar, la primera reacción de Zoe fue que sentir frustrada por no tener ninguna posibilidad para cumplir con sus deseos a Simón.
Pero no tardó mucho en sentirse avergonzada.
Ya que Simón se iba a casar, no debería aferrarse a éste. El error más ridículo que cometió Zoe fue soltar aquellas palabras graves a su prometida. Cuando pensó que Xenia estaba hablándole como prometida, ¡Zoe se sintió tan estúpida!
¡La más estúpida de la historia!
-¿Mi hermana se fue cabreada por sus trucos? ¡Ustedes son geniales! Entonces, también me piro- Dijo Rubén. Por fin, dejó de tumbarse en el sofá, y se levantó con una mano en el bolsillo. Añadió, -Simón, no olvides enviarme una tarjeta de invitación para el mes que viene, mi hermana no la quiere, pero yo sí-
Puso sus miradas en el rostro de Xenia, mientras le hablaba con una sonrisa,
-Me pregunto si la futura esposa tiene alguna hermana-
Xenia se quedó paralizada durante unos segundos antes de volver a recobrar el sentido. Se sintó divertida pero irritada ante el apuesto rostro que tenía delante, y le dijo,
-Simón, ¿cómo de inseguro estás de ti mismo?-
-¿Cómo?-
-Con tu presencia, ¿cómo es posible que me encante otro hombre?-
El repentino cumplido hizo que Simón se quedara atónito. Luego, la besó con mucho esfuerzo, casi mordiéndose la lengua.
Pensando eso, Xenia quería decir algo para aliviar la situación, pero se sorprendió de ver las orejas de Simón que estaban rojas.
Pensó que se había equivocado, pero estaba más convencida de que no fue equivocación después de observarlas más de cerca.
-¿Tú ... también eres tímido?-
Preguntó Xenia, quien miró asombrada sus orejas enrojecidas como si hubiera visto una nueva tierra, y como tenía curiosidad, no pudo evitar alargar la mano e intentar tocarlas.
Sin embargo, las yemas de los dedos apenas habían tocado sus huesos de la oreja cuando fueron atrapadas por las manos de Simón.
-¿Qué quieres?- Preguntó Simón con voz un poco ronca.
Xenia parpadeó y trató de seguir alargando sus manos. Dijo con una mirada curiosa, -Déjame tocarlo-
Era la primera vez que Xenia vio a un Simón tan tímido frente a sí misma, así que se quedó realmente sorprendida.
-Está bien- Simón se inclinó y le mordisqueó el lóbulo de la oreja, -Pero...dame algo como cambio-
Xenia, -Ah... Olvídalo-
-¿Crees que sirve esta “olvídalo” ?-
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