Esposa falsa de Simón romance Capítulo 661

Y Simón había comprado los regalos y la esperaba en casa, y ella…

El pensamiento de este hecho hizo que el corazón de Xenia comenzara a sentirse duro. Reflexionó sobre si debía decirle la verdad a Simón cuando lo viera más tarde.

Pero si le dijera la verdad a Simón, según su carácter, ¿perdería repentinamente los nervios e ignoraría a Xenia?

A Xenia le dolía la cabeza y se presionaba la frente con mucha dificultad.

-Fue tu novio quien te llamó, ¿no?- El conductor lanzó una mirada a Xenia, con la intención de decirle unas palabras.

Xenia tenía poca energía y se limitó a asentir.

-Tu novio todavía se preocupa por ti, pero no hay una buena solución para el atasco.-

-Así es.-

Como Xenia no tenía ánimos de hablar con él, el conductor se calló tras un par de palabras. Poco a poco, su coche avanzaba, y Xenia estaba muy ansiosa, pero no podía hacer nada al respecto, así que cerró los ojos y descansó.

No sé cuánto tiempo tardó, pero se quedó dormida. Sólo se despertó cuando el conductor le habló de repente.

-Ya casi llegamos.-

Xenia miró por la ventanilla del coche y se dio cuenta de que los edificios que la rodeaban le resultaban familiares. Se frotó los ojos y se dio cuenta de que empezaba a oscurecer mientras el coche avanzaba suavemente, acercándose poco a poco al piso.

Xenia vio una figura alta y atractiva de pie frente al piso, su forma erguida llamaba mucho la atención.

Simón estaba de pie no muy lejos de la entrada, con su sombra alargada por las farolas, la luz amarillenta cayendo sobre su cuerpo como si le diera un toque dorado, suavizando la silueta de Simón.

Xenia observó la escena y sintió unas repentinas ganas de llorar.

Pero se contuvo. Cuando el coche se detuvo, abrió la puerta y se dirigió hacia Simón.

Al oír su voz, Simón levantó su bello rostro y miró hacia ella.

Cuando los ojos de Simón vieron a Xenia, hubo un brillo repentino. Antes de que Xenia pudiera acercarse a él, Simón ya se había acercado a ella y tomó su fría mano entre las suyas.

-Simón…-

Xenia acababa de gritar su nombre cuando Simón tiró de ella hacia el piso. No tuvo tiempo de reaccionar y se sintió culpable por dentro, así que sólo pudo seguir la pista de Simón, con la cabeza agachada mientras observaba los pasos y las sombras de los dos hombres, con la mente revuelta.

Hasta que entró en el ascensor, Simón no le había dicho ni una palabra, permanecía indiferente y Xenia podía sentir la infelicidad, incluso el enfado, en su estado de ánimo.

Xenia se mordió el labio y dejó que el agarre de Simón sobre su mano se tensara, sin saber qué decir.

El ascensor llegó a la planta en la que se encontraban y Xenia fue sacada junto a Simón. Xenia no pudo evitarlo y levantó la cabeza, -Simón, yo…-

Antes de que pudiera terminar sus palabras, Simón se giró de repente, la empujó contra la pared detrás de ella y se inclinó hacia ella.

-Pues…-

Los ojos de Xenia se volvieron negros y sus labios se sellaron.

Simón la besó casi sin dudarlo, el afecto caliente y rodante de Simón se manifestaba una y otra vez en sus labios mientras Simón sostenía la esbelta cintura de Xenia con una mano y ahuecaba su barbilla con la otra.

Xenia se esforzó por apartar a Simón. Pero sus movimientos parecieron alterar aún más a Simón, su cuerpo se apretó fuertemente contra el de ella y la espalda de Xenia sintió la frialdad de las paredes.

La frialdad de su espalda era completamente diferente del fuego que tenía delante, y los besos de Simón eran tan feroces como los de un animal salvaje, y ella no tenía dónde esconderse.

La frente de Simón se apoyó en la de Xenia mientras respiraba con dificultad. Su aliento y sus ojos eran sombríos, como los de un leopardo feroz.

Simón tragó y respondió con voz ronca.

-De acuerdo, lo prometo.-

Simón le daría a Xenia hasta su propia vida, incluso le concedería todos sus deseos.

-¿Estás realmente dispuesto a prometerme?- Xenia pareció un poco incrédula y se lo volvió a confirmar, -Entonces no debes estar enfadado, en realidad me encontré con Óliver…-

Hablando de Óliver, Xenia sintió que el humor de Simón de repente no era tan bueno.

Así que Xenia se apresuró a recordarle, -Dijiste que no te enfadarías, recuerda tu promesa.-

Simón tuvo que reprimir el enfado de su corazón y miró a Xenia frente a él, -¿Y luego qué?-

-Parecía estar enfermo, así que llamé a una ambulancia y lo llevé al hospital.-

Al oír esto, Simón, en cambio, esbozó una sonrisa sarcástica, -Entonces, ¿lo acompañaste al hospital?-

Xenia sacudió la cabeza asustada, -No le acompañé, fui sola al hospital después. Después de todo, tuvo un ataque frente a mí, ¿no podría dejar el asunto en paz? Pero le aseguro que aunque fuera un desconocido el que se desmayara hoy delante de mí, lo habría llevado al hospital, por no hablar de…-

Ante eso, Xenia dudó y Simón entrecerró los ojos, -¿Sin mencionar qué?-

-Por no hablar del hecho de que conozco a Óliver y parecería que estoy siendo cruel si no voy al hospital a verlo.-

-No eres su familia, y aunque no vayas al hospital, él no está en posición de acusarte de nada, nadie está en posición de criticarte.-

-Pero no puedo quedarme sin hacer nada al respecto, ¿me entiendes?-

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