-¿Veinte minutos?- El tono de Simón sonaba claramente un poco molesto, y Xenia tuvo que apresurarse a explicar, -Pasaba por el supermercado y quería pasar a comprar algo, así que ya que estás en mi puerta, ¿por qué no podrías esperarme un rato?-
-¿En qué supermercado estás? Voy a recogerte ahora.-
-¡No es necesario!- Xenia rechazó la petición de Simón con pánico.
Si Simón acudía a ella, la mentira de Xenia quedaría al descubierto... Xenia respiró hondo y trató de calmarse.
-No hace falta que me recojas, volveré pronto después de mis compras. Si crees que la espera va a ser larga, puedes irte primero a casa y nos vemos luego.-
Después de que Xenia dijera esto, Simón se quedó en silencio durante mucho tiempo antes de aceptar.
-Bien.-
Después de colgar el teléfono, Xenia respiró aliviada, se cubrió el pecho y sintió que su corazón latía rápidamente.
Xenia no quería seguir mintiendo así, porque si mentía demasiado, se sentiría culpable después.
Pero en ese momento, Xenia no se atrevió a decirle la verdad a Simón. Según el personaje de Simón, si Xenia dijera que está en el hospital, entonces Simón se apresuraría a ir al hospital inmediatamente, y si Simón se enterara de que Xenia ha venido a ver a Óliver, entonces las cosas se complicarían aún más.
Aunque Xenia sabía que no debería haber venido a ver a Óliver, no podía ser tan cruel.
Así que Xenia se dijo a sí misma que se iría en cuanto pudiera confirmar a los médicos que la vida de Óliver no corría peligro.
-Señorita Xenia, ¿hay asuntos de la empresa que atender a estas horas?- Cuando Xenia terminó su llamada, Kimberly no pudo evitar preguntarle.
Al oírle preguntar eso, Xenia le lanzó una mirada, -No, es alguien de mi familia, ¿qué pasa?-
-Nada, pensé que todavía tenías algún asunto pendiente del trabajo, si es así me siento un poco avergonzado de tenerte todavía aquí en el hospital.- Kimberly sonrió y no pudo resistirse a preguntar de nuevo, -Por cierto, ¿puedo preguntar si tienes novio?-
Xenia dijo, -Su pregunta es un poco extraña.-
-¿Qué?-
-Ahora mismo no conocemos la salud del señor Óliver y no deberías hacerme esas preguntas.-
Los ojos de Xenia eran agudos y un sudor frío brotó en la espalda de Kimberly. Se rió torpemente y se secó el sudor que se le había subido a la frente, -Jaja, sólo preguntaba de improviso, no sabía qué decirte después de todo, si te molesta el asunto entonces no diré nada después, lo siento mucho.-
Xenia no respondió nada, sólo se quedó en la puerta de la sala y esperó.
Ninguno de los dos dijo nada, el ambiente era extrañamente silencioso, y Kimberly miró el lado frío de la cara de Xenia, pero no se atrevió a hablar.
Así que los dos se limitaron a esperar, y no supieron cuánto tiempo pasó hasta que el médico salió por fin de la sala.
-¿Quién es la familia del paciente?-
Xenia se quedó quieta, y cuando Kimberly vio que no decía nada, tuvo que contestar primero al doctor.
-Hola doctor, soy un amigo del paciente, su familia no está aquí en este momento, puede hablarnos de su estado.-
-El paciente sufrió una gastroenteritis aguda y ahora está bien. Estará hospitalizado en observación y si su estado mejora por la tarde podrá abandonar el hospital, los jóvenes deberían prestar más atención a sus hábitos alimenticios.-
-Sí, gracias doctor, le transmitiré el mensaje.-
Después de que el doctor se marchara, Kimberly estaba a punto de entrar en la sala cuando se dio cuenta de que Xenia no le había seguido, no pudo evitar mirar a Xenia.
-Srta. Xenia, ¿no quiere entrar a ver al Sr. Óliver?-
Xenia sonrió, -Como al señor Óliver no le pasa nada grave, no entraré.-
-Este…-
-Por favor, cuide al señor Óliver. Tengo cosas que hacer en casa, así que me iré primero.-
Xenia miró la llamada de Simón en la pantalla de su teléfono, sintiendo que las cosas se volvían más problemáticas, y se armó de valor para contestar el teléfono.
-¿Dónde has estado? ¿Por qué no has vuelto todavía?-
La voz de Simón era baja, parecía que estaba molesto por haber esperado demasiado tiempo.
Xenia se mordió el labio inferior, se lo pensó y decidió decirle la verdad, -Me quedé atrapada en el tráfico…-
-¿No estabas en el supermercado de abajo? ¿Cómo es que estás atascado en el tráfico?-
La respiración de Xenia se detuvo, no sabía cómo responder a Simón.
Ambos guardaron silencio en el teléfono durante un momento antes de que Simón, como si intuyera algo, preguntara, -¿Dónde estás? Dame tu ubicación y te recogeré.-
-No tiene sentido recogerme si estás atascado en el tráfico, tu coche no me encontrará.-
Simón respiró profundamente, -Siempre sabes cómo cabrearme, Xenia.-
-No te enfades, ¿por qué no salgo del coche y vuelvo andando ahora?-
Al decir esto, Xenia se disponía a salir del coche cuando oyó que Simón la reprendía, -¿Cómo vas a volver andando con tantos coches? Quédate ahí.-
Los movimientos de Xenia se detuvieron de nuevo y se vio en un pequeño dilema, -¿Qué debemos hacer?-
-¿Qué hacer?- Simón no tuvo opción, -Te espero frente al piso.-
Oír a Simón decir eso hizo que Xenia se sintiera un poco mal. No sabía qué decir, y después de colgar el teléfono, se sintió aún más culpable.
Porque Xenia había mentido y Simón no sabía nada.
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