Esposa falsa de Simón romance Capítulo 663

Aunque Bernabé sólo hubiera visto el aspecto de Simón, habría sabido inmediatamente que Simón era su verdadero padre.

-¿Cómo lo sabes?- Simón se acordó de repente de algo muy importante, y cuando todo el personal se había marchado, apartó a Xenia para que se sentara en el sofá con una expresión algo seria en su rostro, -¿Me la has presentado?-

¿Presentaciones?

Xenia sólo le había prometido a Bernabé que le ayudaría a encontrar a su padre, pero lo de Simón era una pregunta que no podía responder por el momento.

Ella no lo sabía.

Simón supo la respuesta por la mirada de Xenia, y se puso un poco menos contento.

-¿No le dijiste nada?-

-Pues yo…-

-¿Tan poco importante soy en tu mente?-

-Simón, yo…-

-¿Ni siquiera le dirás que existo?-

Xenia dijo, -¿Quieres escucharme y explicarme?-

Simón se quedó mirando a Xenia sin pestañear, con los ojos llenos de todo tipo de emociones encontradas, y Xenia no supo cómo explicárselo por un momento.

-¿Qué quieres decir? Está bien decirlo.-

-Le prometí a Bernabé que le ayudaría a encontrar a su padre, pero…-

-Pero no pensaste que su padre era yo, ¿verdad?-

-¡No!- Xenia le interrumpió, -Simón, ¿por qué estás tan malhumorado? Ya estoy contigo, ¿por qué me sigues tratando tan mal?-

Fue entonces cuando Simón recobró la cordura.

Sí, Xenia ya estaba con él, así que ¿por qué seguía teniendo tanta prisa? De todos modos, era sólo cuestión de tiempo que su hijo fuera suyo y le llamara padre.

Pensando en ello, Simón guardó silencio por un momento, y luego dijo.

-Está bien, no me enfadaré contigo, me quedaré esta noche.-

-Voy a quedarme aquí y esperar a que mi hijo vuelva para abrir estos regalos.-

Los ojos de Xenia se abrieron de par en par, -¿Te vas a quedar aquí? Prometiste darme un tiempo antes.-

-Sólo te prometí tres días y ya es la mitad del día, ¿eres tan reacio a que lo vea?-

-Eso no es lo que tenía en mente…-

-Entonces deja que me quede.-

Xenia lanzó una mirada dubitativa a Simón y se levantó, -Lo que quieras, no me importas.-

Dicho esto, Xenia volvió a su habitación para prepararse para la ducha. No creía que Naomí volviera tan temprano.

Cuando Xenia volvió a su habitación, todavía estaba muy nerviosa y sacó su teléfono móvil para llamar a Naomí.

No sabía hasta dónde habían llegado Naomí y Diego y tuvo que preguntar cuándo volvería Naomí porque no se sentía preparada.

El teléfono sonó durante mucho tiempo antes de que Naomí contestara.

El corazón de Xenia revoloteó de alegría y estaba a punto de hablar cuando alguien rodeó repentinamente su cintura con sus brazos, seguido de la sensación de un aliento masculino rociando su cuello, Xenia casi pudo imaginar a Simón rodeando su cintura con sus brazos y apoyando su barbilla en su hombro.

-¿Hola?-

La voz de Naomí salió del teléfono.

Xenia parpadeó mientras daba un seco sí y luego no supo qué decir.

Xenia no pudo decir ni una palabra cuando entró Simón.

Simón habló mientras le frotaba los pechos con las manos. Xenia estaba demasiado atormentada por él como para concentrarse mientras el placer convergía en su cuerpo.

-Tú, ¿no acabas de oírme? Estaba intentando que volviera pronto…-

-¿Es porque estoy aquí?- Simón se rió y mordisqueó la pálida barbilla de Xenia. Como su piel era tan pálida y delicada, pronto apareció una marca de dientes rojos en su barbilla.

Simón miró la marca de los dientes como si estuviera satisfecho con su trabajo y bajó la cabeza para besarla.

-Eres una mujer que puede ser realmente despiadada a veces. Menos mal que te vigilé, o no habría vuelto a ver a mi hijo esta noche.-

-¡Me duele!-

Protestó Xenia, alargando la mano para apartar a Simón.

Pero las manos de Xenia seguían en su agarre y Simón entrecerró los ojos, -Entonces recordarás este dolor y no volverás a rechazarme.-

Xenia fue mordida en la barbilla por Simón y sus manos seguían en su agarre. Y ahora estaba hecha un lío de ropa, inmovilizada en el tocador por Simón.

-Lo sé, sólo suéltame, probablemente volverán pronto.-

Simón no se movió.

-¿Simón?-

Xenia le dio un codazo, pero Simón levantó la vista de repente, con los ojos ardiendo con un fuego de deseo que daba miedo. -¿Has tenido una erección?-

-Sí.- Simón asintió con sinceridad, -La espera es muy aburrida, ¿por qué no hacemos algo con sentido?-

Como si no hubiera escuchado las palabras de Simón, Xenia lo empujó e intentó marcharse. Acabó siendo recogida directamente al segundo siguiente.

-Es demasiado tarde para huir ahora.-

-¡Simón!-

Xenia sólo sintió que todo en su visión daba vueltas, y entonces fue arrojada sobre la gran y mullida cama por Simón, se sonrojó de miedo y se apresuró a rechazar a Simón, -La puerta no está cerrada…-

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