Esposa falsa de Simón romance Capítulo 665

Xenia se detuvo un momento en su vestimenta y luego miró a Simón.

La expresión de Simón era seria, no parecía estar bromeando.

Viendo la actitud de Simón, no se iría si no ve a su hijo esta noche.

Naomí ya estaba de vuelta, ¿sería Simón quien viera a Bernabé en cuanto saliera de la habitación? El corazón de Xenia palpitó más feliz al pensarlo, y se abotonó el vestido, se arregló casualmente el pelo con los dedos, y luego se acercó a Simón.

-Vístete mientras yo psicoanalizo a Bernabé, y tú vuelve a tu habitación y espérame.-

Dicho esto, sin esperar a que Simón respondiera, Xenia le empujó directamente hacia el exterior de la habitación.

El gesto de Xenia hizo que Simón frunciera el ceño, y mientras salía dijo, -¿Qué preparación mental?-

-¿No te preocupa que no te reconozca como padre?-

Xenia había empujado a Simón hasta la puerta de la habitación antes de abrirla y empujar a Simón fuera.

-Salga rápido.-

Xenia le instó a ello. Pero Simón se apoyó en la escalera y no se movió, como si quisiera desafiar su paciencia.

-Te he dicho que no me voy a ir, así que si quieres echarme, entonces empújame aquí.-

Xenia dijo, -¿Estás loco?-

Xenia quería enfadarse, y en algún lugar entre sus piernas seguía pasándolo mal. Si no fuera por el miedo, ni siquiera querría hacer esos movimientos en este momento.

Simón la miraba tranquilamente, sus ojos parecían tener algún tipo de emoción compleja, y luego no.

-Xenia, no estoy loco.-

A mitad de camino, Xenia escuchó a Simón hablar con voz tranquila.

-Dije de camino al aeropuerto que iba a ser el padre de tu hijo, y hoy voy a hacerlo realidad.-

-Hagas lo que hagas ahora, no me detendrá.-

Xenia se quedó inmóvil, sin saber qué responder.

Fue un poco duro para Xenia, ¿no había nada que pudiera hacer para detener lo que estaba a punto de suceder?

¿Cómo reaccionaría Simón ante Bernabé, al que había ocultado durante tanto tiempo, que hoy iba a conocer a su padre?

Xenia se mordió el labio inferior, cerró los ojos y finalmente susurró como si hubiera consentido a Simón, -Entra y ordena tu ropa.-

Simón sabía que Xenia había renunciado a su resistencia y había consentido el asunto, así que la siguió hasta la habitación.

Una vez en la habitación, Simón alisó su ropa, pero Xenia sacó una plancha y le dijo a Simón, -Tu camisa está toda arrugada, quítatela.-

Así que Simón se quitó enseguida la camisa blanca y se la dio.

Xenia utilizó entonces la plancha para ayudar a Simón a alisar las arrugas de su camisa.

Cada vez que Xenia veía a Simón, su ropa no tenía arrugas, tanto la camisa como la chaqueta del traje, pero después de lo que acababan de hacer, la ropa de Simón estaba ya muy arrugada.

Tal vez porque Xenia se sentía culpable por dentro, o porque quería que Simón quedara mejor delante de Bernabé, así que tuvo que ayudarle a planchar la ropa.

Xenia lo hizo con mucho cuidado. Estaba inclinada bajo la suave luz, y unos mechones de pelo caían sobre su frente, haciendo que todo su porte pareciera aún más amable.

Mirando así a Xenia, Simón sintió como si su corazón estuviera lleno de algodón, suave por todas partes.

Una vez planchada la ropa, Xenia dejó que Simón se pusiera la camisa y luego le anudó ella misma la corbata.

Mientras lo hacía, Xenia era tan gentil como una diosa en una pintura.

Simón la miró en silencio, con los ojos llenos de amor, y a mitad de la corbata, Simón abrazó de repente a Xenia.

-¿Qué pasa?- Xenia se quedó paralizada e intentó apartarlo cuando volvió a recobrar el sentido. -Tuve que planchar mi vestido, no lo arrugues de nuevo.-

Simón la dejó.

-No te defraudaré.-

Simón estaba sentado en el sofá con una expresión ligeramente nerviosa en su rostro.

¿Por qué estaba tan nervioso si sólo era un niño el que iba a conocer?

Aunque no fuera un niño corriente, sólo tenía cinco años, ¿no podría manejarlo como un adulto?

Era la primera vez que Simón sentía tanto pánico.

¿Qué iba a decir cuando conociera al niño?

¿Cómo debería llamarlo?

Según Xenia, el niño se llamaba Bernabé.

Bernabé me pareció un nombre precioso.

Mientras pensaba en ello, Simón se levantó de repente y parecía un poco nervioso. Frunció el ceño, pensando que estaba siendo muy antipático, y volvió a sentarse.

Golpeó con las yemas de los dedos sobre la mesa, pero a un ritmo errático. simón pensó y pensó, y finalmente sacó su teléfono y preguntó al grupo de hombres mayores del grupo de la empresa.

-¿Qué es lo primero que se dice cuando se conoce a un niño por primera vez?-

Era un poco tarde, pero el grupo estaba tranquilo y nadie hablaba.

En menos de cinco segundos, retiró el mensaje que acababa de enviar, luego bloqueó la pantalla y volvió a guardar el teléfono en el bolsillo.

¿Por qué Xenia no había bajado ya?

¿Se había llevado al bebé de nuevo?

Simón entró en pánico al pensar en ello y se levantó, dispuesto a subir a buscar a Xenia.

En cuanto Simón se dio la vuelta, vio de repente a un niño pequeño de pie en la puerta de la cocina con una bandeja llena de fruta, que apenas le llegaba a las rodillas.

Pero esa mirada golpeó a Simón como un rayo y no pudo moverse.

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