Cuando entró Simón a la sala de reunión con un rostro lívido y serio, todo el mundo se dio cuenta de su visible mal humor.
Tantas veces se desarrolló ya la reunión, nada conclusión se sacaría porque terminó cada vez por el asunto inesperado del señor Simón, lo que descontentó a todo el mundo.
Sin embargo, con tantas quejas hacia él, nadie se atrevió a planteárselo, porque era el mismísimo señor Simón, altanero y serio, y su furia era mucho más horrible que las demoras en el trabajo.
Por eso cuando entró a la reunión con mal humor, nadie esperaba la conclusión.
Durante el momento de silencio, un hombre dijo, -¿Señor Simón, ha entregado su regalo?-
Escuchando sus palabras, Simón lo miró fríamente y el hombre se calló en seguida.
-Empieza la reunión.- Dijo helado.
Se miraron el uno al otro, callados por mucho rato, tras confirmar lo tranquilo que estaba Simón, empezaron a discutir.
Y Simón en este momento estaba pensando en las súplicas de Xenia y la inocencia de Bernabé.
-Señor Simón, señor…-
Cuando escuchó los ruidos, recuperó la conciencia.
-¿Qué le parece este proyecto?-
-Bien.- Dijo distraído, a pesar de no haberle escuchado nada.
Callado, todo el mundo se miró mutuamente sabiendo que no les escuchó nada Simón.
En este momento, Rafael se le acercó a Simón diciendo algo en voz baja.
De pronto su rostro se demudó y luego gritó frío, -¿Quién planteó el proyecto tan inaceptable? Con tantos años trabajando en el Grupo Freixa.-
No estando de acuerdo con el proyecto, pero él mismo lo aceptó.
Sin embargo, nadie se atrevió a quejarse.
Los miró frío a cada uno, y dijo en serio, -O sea, ¿últimamente estáis relajados sin nada trabajo?-
Luego Rafael le dijo algo en voz baja, pero Simón lo ignoró, sentado ahí inmóvil, y distraído.
En este instante, alguien planteó, -Rafael, creo que mejor rompemos la reunión ahora mismo para que el señor Simón tenga tiempo para su asunto personal.-
Escuchando su discurso atrevido, todo el mundo miró a simón, temeroso de su grito y enojo.
Sin embargo, Simón seguía inmóvil.
No comprendió su intención, pero le contestó lo primero que se le ocurrió, -¿Son gemelos?-
Pero Simón movió la cabeza, entonces Rafael cambió de discurso, -¿Se refiere a la cirugía cosmética?-
-¿En serio?- lo miró a Rafael con una mirada fría.
-¿Por qué se le ocurrió esta pregunta? Si no fueran los gemelos, no existirían dos personas parecidas.-
Simón dijo en voz baja, -¿O, son padre e hijo?-
-¿Padre e hijo?- escuchando sus palabras, recordó de pronto sus comportamientos raros en los últimos días: comprar un montón de juguetes infantiles. Rafael se quedó sorprendido, -Se refiere a que…-
-¿La señora le dio un hijo?- lo miró con los ojos bien abiertos.
Simón no le contestó directo, tampoco lo negó.
Se le acercó Rafael, y dijo en un sorprendente tono de asombro, -¿Un hijo que se parece a usted?-
-Ahora mismo lo investigo.-
Apenas se marchó, lo detuvo Simón con un grito frío, -Para.-
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