Dijo con calma y tranquilidad, sin olas en su rostro y ojos, como si ese asunto no valiese la pena mencionar, que solo era la caballerosidad.
La chispa que Naomí estaba quemando un segundo antes se extinguió al segundo siguiente debido a sus acciones y palabras.
Por desgracia, pensaba que ... Diego le dio una pierna de pollo y tenía la intención de mostrar su amabilidad.
Inesperadamente, fue solo un comportamiento de caballero.
Se sintió un poco triste cuando pensaba en lo apasionante que se encontraba en ese momento.
Sin embargo, Diego estaba dispuesta a darle una pierna de pollo, que demostró que ella no era una existencia superflua. Los pensamientos antes se habían ido en ese entonces.
Ella sostenía la pierna, y estaba tan conmovida que casi se echó a llorar. Diego no era tan frío, por lo menos ... todavía sabía qué era un caballero.
Por lo tanto, siempre que siguiese esforzarse, podría acercársele cada vez más a él.
-¿Por qué me ves? ¿No comes?
Diego vio que Xenia y Bernabé todavía lo miraban, pero Naomí era la única que disfrutaba de la pierna de pollo y la masticaba felizmente, por eso, golpeó las dos frentes con la parte superior de sus palillos y les reprendió en voz baja.
Xenia se recuperó y bajó la cabeza para comer la pierna.
Después de darle un pequeño mordisco, miró la carita feliz de Naomí y gradualmente una leve sonrisa apareció en su cara.
¿Era que ... algo había ido cambiando silenciosamente?
Parecía que solo Diego lo sabía.
Debido al episodio, la atmósfera del almuerzo fue algo sutil. Sin embargo, todos tenían pensamientos diferentes.
En resumen, cuando todos comían, casi nadie hablaba.
Después de comer, Diego quería decirle algo a Xenia, pero el móvil empezó a sonar. Miró el identificador de llamadas y luego le dio una mirada a Xenia.
Xenia, a quien él estaba mirando, lo veía con sospecha.
Diego se quedó en silencio por un momento, y luego le susurró, -Xenia, ve al estudio y espérame allí.
Se levantó para contestar el móvil y salió.
Después de que él se fue, Naomí, que había estado encogiendo la cabeza, recuperó un poco de animación. Levantó la cabeza y miró a Xenia.
-Xenia, ¿lo viste? Tu hermano me acaba de dar una pierna de pollo.
Xenia la miró con una expresión extraña.
-¿Por eso es la razón que te comes una pierna de pollo hasta el final?
Desde que Diego se la dio, estaba tan conmovida que nunca había comido ningún otro plato y siguió mordisqueándola.
Xenia frunció los labios y le dio unas palmaditas en el hombro sin hesitar.
-Los platos de hoy son realmente deliciosos. ¿Estás seguro de que no te quedarás a comer más?
Naomí, -¡No lo comeré! -
-Escúchame. Tu hermano me la dio. Estoy realmente conmovida. ¿Dirías que tu hermano ha sentido algo por mí o no?
-¿Podría ser? - Xenia inclinó levemente la cabeza. Si eso reavivase la esperanza de Naomí, estaría bien.
Naomí de repente apretó los puños cuando oyó las palabras.
-¡Está bien! ¡Definitivamente trabajaré más duro! De repente siento que mis esfuerzos anteriores no fueron en vano.
No quiso perder tiempo para contemplar sus tonterías. Xenia dejó a Bernabé y Naomí en su lugar, y luego tomó la iniciativa de levantarse para ayudar a ordenar los platos. Fue al estudio de Diego después de lavarse las manos.
El estudio era muy silencioso. Se limpiaron todas partes. No había exceso de polvo y las cosas en los estantes estaba clasificadas y ordenadas.
Su hermano era de hecho una persona muy estricta y seria.
-¿Qué? -Diego estaba muy ocupado últimamente, ocupadísimo. Por eso, realmente no prestó atención a sus asuntos. Además, los dos casi se pelearon la última vez, por consiguiente, Diego siempre se había avergonzado de su hermana.
Era difícil de encontrarla. ¿Cómo podía él reprenderla?
Pensando en eso, Diego asintió, -Dime.
Al ver a Diego con el rostro firme frente a ella, Xenia respiró hondamente que parecía estar preparando la manera de hablar. Después de pensarlo durante mucho tiempo, Xenia decidió decirle en términos contundentes.
De todos modos, tarde o temprano sabría lo que había sucedido, que fue mejor hablar con franqueza que desviarse.
Entonces Xenia habló con notición.
-Quiero pasar por aquí hoy para tomar el cuaderno de residencia.
-¿El cuaderno de residencia?
Las miradas de Diego estaban tan aturdidas que no parecía darse cuenta de lo que ella quería hacer con él, pero pensó que era su hermana y debería permitírselo.
Entonces Diego asintió nuevamente después de un aturdimiento.
-Sí, tómalo.
Xenia-???-
¿Ya fue todo?
¿De verdad le permitió tomarlo? Al ver su expresión tranquila, ¿no acertó qué iba a hacer con el cuaderno?
Xenia se mordió el labio inferior y le preguntó con cautela, -¿No me preguntas qué haré con este?-
Diego la miró, -¿Qué vas a hacer?
-Me registraré.
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