Sería un gran evento de alegría.
¿Pero, cómo sucedería un accidente así?
El conductor escuchó las palabras de Xenia, disimuladamente extendió la mano y se secó las lágrimas de las comisuras de los ojos.
Efectivamente, ¿era una ventaja a medias?
La vida era cambiante. Si no sabía apreciar el pasado, definitivamente te arrepentiría cuando lo perdieras.
-Ayúdame, Diego...- Xenia le decía una y otra vez estas palabras a Diego. La voz desamparada era como el quejido de un animalito al morir.
Este sonido se insertó en el corazón de Diego como una hoja afilada, y luego se agitó rápidamente, haciendo que todo su cuerpo se sintiera miserable.
Finalmente, como si no pudiera soportarlo, agarró la muñeca de Xenia y dijo con voz baja.
-Xenia, ya veo... tranquila.-
-Entonces... ¿estás dispuesto a ayudarme a extrapolarla?-
Diego asintió con la cabeza, -Aunque es poco difícil, lo intentaré. Voy a pedir a alguien ahora para resolverlo.-
-¡Está bien!- Xenia asintió, con innumerables luces de esperanza en sus hermosos ojos. Al verlo, Diego sintió un poco culpable.
De hecho, no era que no quería hacerlo, solo pensaba que el resultado podría ser inexacto.
E incluso si era precisa, solo la hará más pesada.
Sin embargo, era su hermana. Y él, el hermano, no podía verla sentirse incómoda, mientras no hacía nada para ella.
Diego le pidió a alguien que verificaba la ubicación, y Xenia finalmente se calmó. Probablemente porque tenía un gol, y ahora solo necesitaba esperar.
Diego le echó un vistazo a Xenia en ese momento, y la encontró apoyada en la esquina con los hombros encogidos, su cuerpo delgado, rostro y labios pálidos la hacían parecer frágil, como si se fuera a quebrar al tocarla.
Después de mirar un rato, Diego suspiró impotente, luego se quitó la chaqueta y se la puso a Xenia.
Sintiendo el movimiento, Xenia levantó la cabeza y miró a Diego con la mirada perdida.
-¿Hay alguna noticia?-
Obviamente, desde ahora hasta ahora, no había pasado mucho tiempo, en realidad parecía que había estado esperando un siglo.
Esta mirada hizo que Diego se sintiera aún más angustiado. Estiró la mano para arreglar su peinado un tanto desordenado, y explicó en voz baja, -Todavía no. Acabo de pedir a alguien que se ocupara de este asunto, aunque es especulación, tomará tiempo. Tiene que revisar todo tipo de información, así que... ante todo, te llevará a tratar la herida, ¿de acuerdo?-
Xenia no habló. No rechazó su solicitud, pero no estuvo de acuerdo.
De todos modos, aún queda mucho tiempo por esperar. Al ver que ella no se negaba, Diego le dijo al conductor, -Busca la farmacia más cercana y llévala primero a tratar la herida.-
-Sí, señor.-
Xenia fue llevada a la farmacia más cercana, y Diego le compró medicinas y trató sus heridas. Luego dijo, -Cuando te encuentres con esos periodistas de nuevo, tienes que alejarte de ellos. No todos son malas personas, pero cuando hay mucha gente, siempre sale mal, ¿me oyes?-
Xenia no le respondió, sino que preguntó, -¿Terminó la especulación?-
Por supuesto, Diego sabía que Xenia no escuchó lo que acababa de decir.
Esta chica era muy testaruda. Y era realmente problemático.
-Todavía no, no hace mucho. Cuando terminen, se pondrán en contacto conmigo. ¿Comiste esta mañana? O...-
Diego asintió con la cabeza, -Le he pedido a Carmen que reserve vuelos, y pronto podremos ir allí.-
Después de hablar, se mordió los labios en silencio. Las palabras de Carmen aún perduraban en su corazón. Si la posibilidad de sobrevivir era tan pequeña...
Pues, llevar a Xenia a allí, ¿sería bueno o malo?
Pero ahora no pudo pensar demasiado. Ella quería ir, y él la prometió. Entonces la llevará allí.
Si pasaba algo, solo tendrían que ir paso a paso.
Carmen fue muy eficiente y reservó vuelos para ellos muy rápidamente.
Xenia, Diego, y varias personas que Carmen encontró para acompañar, incluida ella misma, abordaron el mismo avión y volaron hasta el lugar del accidente.
Por lo general, en este momento, Xenia estaba dormida, pero hoy no estaba nada somnolienta. Con los párpados muy pesados, todavía estaba lúcida.
Tenía los ojos secos y no beber agua en todo el día le incomodaba mucho el estómago.
Le entregó una taza de agua tibia. Xenia levantó la cabeza, miró a Diego, expresó un agradecimiento murmurando y luego tomó el agua tibia.
Tomó un sorbo y luego preguntó, -¿El lugar es exacto?-
-Sí, es de la noticia oficial.-
Al oírlo, Xenia se tembló la mano que sostenía el agua, y por un momento preguntó en voz baja, -Entonces... ¿hay algo más?-
Para que ella no preocupara más, Diego solo pudo decir, -Hay un sobreviviente. Según el sobreviviente, mucha gente en el avión llevaba paracaídas. No te preocupes demasiado.-
En cuanto al vasto océano debajo, Diego lo omitió automáticamente.
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