Por eso, Bernabé fue dejado dentro del país. Últimamente este asunto era muy escandaloso por todas partes y no se sabía si Bernabé lo había sabido.
Diego solo pudo esperar que Bernabé no lo hubiera sabido.
Por eso, como su tío, cuando Bernabé estaba jugando con él, Diego querría mentirlo diciendo que sus padres iban a pasar la luna de miel tras la boda y que solo podían volver después de un tiempo.
Después de concebir esta idea, Diego pensó que no era realizable.
Porque Diego no estaba nada seguro de que si Simón volvería.
Estaba bien si volvería, ¿pero si no? ¿Diego cómo le explicó esta mentira a Bernabé? Cuando Bernabé supiera la verdad, la tristeza sería inevitable.
Mirando a Bernabé inocente que estaba frente a él, Diego se decidió.
Sería mejor que Diego le contara le verdad, que le ahorraría la tristeza a Bernabé cuando supiera la verdad en el futuro. Si Simón volviera vivo, también sería una sorpresa.
Pensando en esto, Diego se acuclilló antes Bernabé, le tocó la cabeza y dijo dulcemente, -Bernabé, quiero decirte algo.
Con la cabeza inclinada, Bernabé le preguntó, -¿Qué?
-Ven conmigo al estudio. Te lo voy a contar todo.
***
Apagada, Xenia estaba sentada en la cama mirando la luz de sol fuera de la ventada.
-Xenia, Bernabé está llorando diciendo que tienes que hacer videollamada contigo. ¿No le haces caso? -sentada en el borde de la cama, Naomí le preguntó a Xenia mirándola con el móvil en la mano.
Al escuchar sus palabras, Xenia se paralizó. Entonces, se volvió y no le hizo caso a Naomí.
Xenia frunció los labios pálidos y se mostró un poco decepcionada.
Ella le había prometido a Bernabé que iba a buscar un padre por él, pero ahora perdió su padre. Antes de que su padre volviera, se avergonzaba de hablar con él.
Xenia se temía que, al verlo, ella iba a llorar antes de hablar.
Y Naomí le dijo, -Xenia, no seas tan cruel. Bernabé está muy triste y se cree que ha encontrado a su padre. Ahora si no le haces caso, se morirá de llorar.
Mientras hablaba Naomí, sus cuencas su pusieron rojas, -Xenia, te ruego. Habla con él. Basta con unas palabras. Hoy durante la videollamada, Bernabé ha lloraba muy fuertemente. Es la primera vez que lo veo llorar así. Y sabes que antes él no lloraba.
Escuchando sus palabras, con los labios temblorosos, Xenia empezó a dejarse convencer. ¿Cómo podía aguantar el llanto de Bernabé?
Pero, ¿qué le diría si ahora lo viera?
¿Le diría que su padre tuvo un accidente y le haría daño otra vez?
Xenia negó con la cabeza y dijo, -No, déjalo hasta más tarde. Ahora en serio no estoy de buen humor.
-¡Xenia! -Naomí no se resignó y continuó llamándola por su nombre.
Las palabras de Naomí la molestaban y Xenia dijo directamente en tono frío, -Sal de aquí. Quiero quedarme sola un rato.
Por eso, Bernabé no dejó de llorar, lo que hizo a Xenia triste y molesta. Y Xenia le reprochó, -¿Por qué lloras? Yo no lloro, ¿y para qué estás llorando?
La voz de Xenia fue muy seria. Le echó un vistazo a Bernabé como si Bernabé hubiera hecho algo malo.
Bernabé se sorprendió por su reproche. Entonces llorando, frunció la boca y dijo con cariño, -Te extraño. Mamá, ¿puedo venir a tu lugar?
-No -Xenia lo rechazó despiadadamente.-Si me escuchas, quédate en casa. Volveré después de encontrar a tu papá.
Bernabé lloró muy fuertemente, -Me mientes. Tío me dijo que había tenido un accidente y probablemente no regresaría.
Lo que dijo Bernabé excitó a Xenia. Lo miró increíblemente a Bernabé en la videollamada con los ojos abiertos.
-¿Quién te ha prometido decir tonterías? ¿No escuchas lo que te digo? ¡Tu papá solo desapareció y volverá!
Bernabé le contestó, -Pues te acompaño a esperarlo. Antes nunca te ibas de mí y siempre hacías las cosas junta a mí. Esta vez también estamos juntos, ¿sí?
Su voz estaba llena de ruego, que no pudo negar cualquiera que lo viera. Pero Xenia se angustiaba. Incluso la odiaba a sí misma, ¿cómo pudo dejar a su hijo verla como ahora?
Pensando en esto, Xenia dijo en voz fría, -No se puede. Ahora estoy sola y esto es suficiente. No tienes que venir aquí, ¿entiendes?
Bernabé frunció la boca y dijo, -Pero quiero acompañarte, mamá. ¿Me lo permites? Voy a ser obediente y no voy a hacerte enojada. ¿Estás de acuerdo?
Bernabé empezó a ser caprichoso. La rogó a Xenia una y otra vez, lo que fue muy desgarrador.
Ahí, con el móvil en la mano, Naomí quiso llorar y le dijo a Xenia, -Permíteselo. No es otra persona sino tu niño después del embarazo de diez meses.
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