Las dos parecieron acercarse un poco más.
Naomí miró con dudas a Carmen, que tenía una sonrisa en la cara y la mirada de una hermana mayor y cariñosa.
-Si tienes alguna duda, pregúntame.
-Carmen...
-¿Qué?
-Has sido la secretaria del lado de Diego durante tantos años, ¿sabes por qué Diego ha estado soltero? -Después de decir eso, Naomí también bajó la cabeza un poco avergonzada.
Carmen sólo sabía que ella tenía dudas, pero no tenía ni idea de que se hiciera esas preguntas. Después de un momento, Carmen se dio cuenta de que la cara de la chica estaba sonrojada.
-¿Tú, como Diego?
Naomí no esperaba que fuera tan directa y levantó la vista bruscamente, sonrojándose ante Carmen, -yo...
-Bueno -Carmen tomó la iniciativa de interrumpirla y habló con ligereza-. No hace falta que lo digas para que yo sepa que, de hecho, ha habido mucha gente a la que le ha gustado Diego a lo largo de los años, pero el corazón de Diego siempre estuvo con su hermana en los primeros años, probablemente porque sus padres fallecieron pronto y él siempre estuvo solo, así que incluso después de encontrar a Xenia, creo que sigue anhelando la familia más que nada.
-¿Es así?
-Sí -Carmen sonrió y asintió-. La gente, una vez que algo se convierte en un hábito, es difícil cambiarlo, sin mencionar que Diego no tiene necesidad de ese aspecto de las relaciones, entonces no necesita cambiar sus hábitos y su estado actual en absoluto. Como alguien que ha estado allí, te aconsejo que lo olvides.
-¿Olvidarlo? -Naomí se quedó un poco desconcertada, no esperaba que Carmen fuera tan directa, que le dijera simplemente que lo olvidara...
-Sí, los sentimientos simplemente no existen para él, y sólo aumentaría la tristeza si te gustara.
Naomí estaba sin palabras.
Parecía que sí, peor ella no se dejó intimidar y siempre sintió que había esperanza para ella si lo intentaba.
-Por la expresión de tu cara, ¿fuiste rechazada por él?
-Tú, ¿cómo lo has sabido?
-Así de claro me rechazó antes también.
Naomí se quedó sin palabras.
-En ese momento, tenía miedo de mostrarle mi corazón, sólo me gustaba en silencio, sabía que sería difícil que cambiara sus hábitos, así que lo seguía en silencio en todo, tratando de que se acostumbrara a tenerme, y el día que yo no estuviera, sentiría que le faltaba algo. En ese momento, habré tenido éxito.
Al escuchar eso, Naomí no pudo evitar mirar con asombro antes de darle a Carmen un pulgar hacia arriba.
-Eres muy inteligente, ¿por qué no se me ocurrió este tipo de solución?
Carmen se quedó sin palabras un poco al ver a la joven frente a ella misma mirándose con admiración.
-Y sin embargo, ¿de qué sirve que me haga el listo? Lo que no quiere no va a cambiar, aunque sea un hábito. Mira, ahora estoy casada, con hijos, y él sigue soltero, pero yo sigo a su lado como secretaria. Ahora, puedes entenderlo, ¿no?
-¿Entonces por qué te quedaste con él como secretaria?
-Es un poco cruel realmente cuando se trata de eso. Después de que me dijera en términos inequívocos que no tuviera ese pensamiento sobre él en primer lugar, incluso me preguntó si le guardaría rencor por ello y entonces no pensaba seguir trabajando en la empresa. Ni siquiera pensé en ese momento que realmente lo pediría, así que ¿qué podía hacer? Si lo dejara, ¿no parecería que estoy realmente molesto y que le guardo rencor por ello? Así que yo tenía que seguir siendo así.
-No.
Diego cerró los ojos y aprovechó para respirar hondo unas cuantas veces como forma de calmar sus agitados asuntos. Después de unas cuantas veces su ánimo se había calmado por fin y cuando volvió a abrir los ojos, había claridad y calma bajo ellos.
Él frunció sus labios y luego dijo con voz fría, -¿Encontraron al hombre?
-Sí.
-Dame la dirección y vendré ahora.
Dijo Diego mientras empezaba a buscar las llaves del coche de su propio bolsillo, un movimiento subconsciente, que sabía que sólo venía a ver a Xenia y que había hecho que el chófer se las trajera al bajar del avión, sin conducir.
Así que sus movimientos se detuvieron un momento, -Olvídalo, envía la ubicación a mi teléfono y yo iré con la dirección.
-De acuerdo, te enviaré la ubicación de inmediato.
Tras colgar el teléfono, Diego lo guardó y salió del hospital.
No notó que sus pasos eran un poco ansiosos, sólo que en su mente pensaba que si aquella gente encontraba a Simón, entonces su hermana se libraría de más torturas.
-¡Diego!
Los pasos de Diego se detuvieron y se giró para ver a Naomí corriendo rápidamente hacia él y luego deteniéndose frente a él.
-Acabo de oírle decir que la persona fue encontrada... ¿Lo encontró a Simón? ¿Puedo ir contigo?
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