Xenia fue directamente al despacho del presidente y encontró a Rafael esperándola dentro.
Se quedó paralizada un momento, -¿Te has curado?
Rafael estaba tan malherido, que tenía que ser capaz de curarse bien... Sólo que él, como asistente, no podía dejar que le robaran la identidad a Simón.
Él sonrió, y de repente, y volvió a hacer una mueca de dolor.
-Muy bien, vuelve para descansar bien, no es bueno que enfermes en estas condiciones.
Xenia se dirigió al escritorio y abrió su ordenador portátil.
-Señora, no puedo...- Rafael se cubrió la herida y se acercó a ella, -Esos zorros de la junta directiva, puede que no seas capaz de manejarlos, y ahora que el señor Simón no está ahora, no puedo huir aún más de la batalla.
-Está bien, Rafael, aunque quieran que el Grupo Freixa cambie de manos en este momento, llevará tiempo, vuelve a recuperarte, tú...-
Antes de que pudiera terminar su frase, su teléfono móvil sonó de repente y Xenia miró para ver que era Carmen la que llamaba.
-¿Hola?
-Señorita Xenia, estoy en el edificio principal del grupo de empresas Freixa y Diego me ha pedido que le entregue un documento.
-Sí, haré que la recepcionista te recoja en el ascensor.
Carmen se acercó rápidamente y cerró la puerta directamente al entrar en el despacho. Rafael se acercó misteriosamente a él, aunque la herida de su cuerpo seguía envuelta en una gasa y tenía un aspecto bastante extraño.
-¿Carmen ¿Qué papeles te pidió mi hermano que me entregaras?
Carmen colocó un documento sobre su mesa, con el rostro serio: -Diego dijo que sólo tendrías que abrirlo y leerlo.
Xenia abrió el documento con desconfianza, y cuando vio las palabras del acuerdo matrimonial, se quedó visiblemente congelada por un momento, con una sensación muy inquietante en su corazón.
Después de ver el final y la firma por Simón, ella no pudo evitar tener los ojos sonrojos después de todo.
-Este tonto...
Ella murmuró, no había derramado ni una sola lágrima desde el accidente de Simón, pero en ese momento finalmente no pudo evitarlo y sus lágrimas cayeron sobre el papel, empapando la superficie.
-¿Cómo puedes hacer esto? ¿Tomar decisiones como esta sin mi consentimiento? -cuestionó Xenia mientras dejaba caer sus lágrimas.
Rafael se mantuvo a un lado en silencio, estaba al tanto de ese acuerdo, ese acuerdo era Simón le pidió que buscara un abogado para ayudarle a redactar, para asegurarse de que todo era correcto antes de enviarlo a las manos de Diego.
Carmen no sabía qué contenía el acuerdo, pero al ver la expresión de Xenia en ese momento también supo que no debía ser sencillo, y sólo pudo explicar con sencillez, -Diego me dijo que se lo había regalado Simón antes de la boda, y pensó que lo necesitarías ahora, así que me pidió que te lo diera, esperando que hoy Te será de ayuda.
Xenia seguía llorando y Carmen sólo pudo decir, -Entonces, señorita Xenia, la dejo.
Xenia asintió con lágrimas en los ojos y Carmen se fue.
Rafael mostró sus dientes de lado y aconsejó, -Señora, no estés triste, en ese momento cuando Señor Simón tomó esta decisión, también quería tranquilizar a tu hermano, y la forma en que lo hizo fue que no quería ser negativo para ti.
-Por supuesto que lo sé, pero... ¿cómo pudo hacer eso? ¿Desaparecer sin decir una palabra? ¿Dejar atrás un acuerdo como éste? ¿De qué sirve este acuerdo?
Mientras ella lo firme, entonces sería suyo.
Sin embargo, no podía firmar por nada del mundo.
Con esto en mente, Xenia llamó directamente a Carmen.
-Carmen, por favor ayúdeme a encontrar una secretaria y a redactar un contrato.
Carmen lo aceptó.
Rafael estaba escuchando y enseguida supo qué contrato iba a redactar Xenia y suspiró un poco.
Las acciones bajo el nombre de Simón que tenía que valer la pena cuánto, Xenia en realidad no lo puso en absoluto en el ojo.
Efectivamente, era la mujer a la que el señor Simón había echado el ojo.
Xenia aspiró la nariz y se calmó.
En cuanto firmara este contrato, todas las acciones a nombre de Simón serían suyas.
Xenia cogió un bolígrafo y firmó con su nombre junto al de Simón.
Xenia cierró el expediente y dejó el bolígrafo.
-Rafael, no te preocupes, lo recuperaré y también vigilaré la empresa.
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