Esposa falsa de Simón romance Capítulo 738

Al principio de la reunión, Xenia entregó los documentos a Rafael para que los guardara.

Como le resultaba incómodo sostenerlo directamente en la mano, Rafael no quiso volver a descansar y Xenia se limitó a dejarle seguirla.

Cuando el asunto estuviera resuelto, ella pediría a alguien que lo enviara al hospital para que se recuperara adecuadamente.

En la sala de reuniones.

Aquí todo el mundo conocía a Xenia, al fin y al cabo, ya era una sensación antes de la boda de Simón con ella, por no hablar de su propia condición de diseñadora conocida y de hija de la familia Leguizamo.

Su presencia sorprendió a la multitud por un momento; al fin y al cabo, se trataba de una reunión en la que nadie esperaba que ella estuviera presente.

-¿Qué está pasando aquí? ¿No es esta la Xenia del grupo Leguizamo? ¿Por qué está aquí?

-No estoy muy seguro, ¿qué hace ella aquí?

El que iba a la cabeza del grupo se adelantó y se interpuso en el camino de Xenia.

-Hoy es una reunión interna del Grupo Freixa, me temo que no es apropiado que vengas aquí.

Xenia se quedó quieta sobre sus pies y miró al otro hombre.

-¿Por qué no es apropiado?

-Tú... -le dirigió a Xenia una mirada complicada, -Aunque se dice que tu relación con Simón es conocida por todos, no eres ni una alta miembro del Grupo ni una empleada, así que por lo que nuestro Grupo, sólo eres una forastera.

-Como eres forastera, no estás capacitada para asistir a nuestras reuniones internas.

-¡Sácala de aquí! -Una voz autoritaria sonó de repente desde la entrada.

Un anciano en silla de ruedas fue empujado hacia dentro. Aunque el anciano era viejo, sus ojos brillaban y su aspecto huesudo hacía que toda su persona pareciera más que feroz.

Los ojos de Rafael, que estaba de pie detrás de Xenia estaban llena de sorpendiente, que era Leonardo Freixa.

El que empujó la silla de ruedas no era otro que Óliver.

Cuando Óliver empujó al anciano hacia la puerta, sus ojos miraron hacia Xenia, sus miradas se encontraron en el aire, y Óliver sintió una pizca más de burla bajo los ojos de Xenia, y decepción.

Los dedos de Óliver se movieron, sus finos labios se fruncieron en una línea apretada.

¿Realmente... ella tenía esperanza en él? ¿Cómo si no podría haber emociones como la decepción?

Y qué si estaba decepcionada, él siempre iba a seguir este camino.

Las palabras de Leonardo tuvieron peso, y dos o tres guardias de seguridad se dirigieron directamente hacia Xenia al oírlas.

Rafael se puso pálido al verlo y, aguantando el dolor de su cara, gritó una reprimenda, -¿Cómo os atrevéis, esta es esposa del señor Simón, quién de vosotros se atreve a hacer un movimiento?

Cuando le vieron protegiendo a Xenia con la cara cubierta de moratones, todos se molestaron un poco y varios guardias de seguridad no se atrevieron a acercarse.

Leonardo habló con severidad, -¡Rafael! ¿Crees que ella es más valiosa que yo?-

Al ver que había asentido con la cabeza, muchos también se sentaron para expresar su aprobación.

Casi la mitad de los presentes estaban sentados, la otra mitad eran los que estaban del lado de Manuel Acosta.

Manuel se acarició la palma de la mano y miró a Xenia, con una sabia sonrisa en el rostro.

-Aunque es la mujer de Simón, ¿cuándo hemos tenido una esposa que pueda hacerse cargo de una reunión por nosotros? Aunque apenas ella pueda entender lo que decimos, ¿será capaz de tomar decisiones cuando sea importante? Esto es un asunto de supervivencia de la familia Freixa.

Abán le devolvió una mirada desenfadada, -¿Qué? Esto último es un buen punto, ya que la futura supervivencia de la Freixa está en juego, naturalmente tengo que tener cuidado, o de lo contrario... Miró a Óliver al otro lado, como si quisiera decir algo, -Un día la empresa será tomado por algunas personas intrigantes que son lo suficientemente competentes, ¿acaso ¿El Grupo sigue queriendo mantener su posición en la ciudad Norte? Sólo temo que para entonces no podamos ni siquiera colarnos entre los tres primeros-.

La multitud que se sentó tras él asintió con la cabeza.

-Sí, no cualquiera puede igualar la habilidad de Simón.

-Sí, aunque Simón suele tener siempre una cara desagradable, pero todos nos hemos acostumbrado a ello, mientras pueda cuidar de la empresa y hacer florecer el Grupo Freixa, son cosas que se pueden ignorar-.

-Manuel, te aconsejo que no ayudes al enemigo a hacer el mal. Ahora que Simón sólo está temporalmente desaparecido, vas a unir fuerzas con los forasteros para ocupar su lugar, ¿no tienes miedo de que él te busca problemas cuando vuelva?

-¿Cómo habláis eso?

En ese momento, Óliver tomó la palabra.

-Perdón, escuchadme un momento.

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