Esposa falsa de Simón romance Capítulo 745

La familia Carlos.

Xenia ya había oído hablar de él, la familia tenía un alto rango en el mundo y ahora sólo había un anciano que dirigía todos los negocios de la familia.

Cuando Xenia era diseñadora en ese momento, tuvo algunos negocios con la gente de la familia Carlos, y más tarde su colega estaba muy emocionada de ver a la gente de la familia Carlos y le presentó todo lo relacionado con la familia.

Su colega estaba especialmente emocionada en ese momento y dijo que la familia Carlos era especialmente poderosa, pero aunque la familia era poderosa, sólo había un anciano al mando de los asuntos y ese anciano se llamaba Jorge Carlos.

Aunque Jorge era muy mayor, gozaba de muy buena salud y sabiduría. Cualquiera que intentara perjudicarle o conspirara para apoderarse de su patrimonio era castigado severamente por él.

En ese momento, Xenia se sintió desconcertada y preguntó a su colega por qué sólo había un anciano que dirigía los asuntos de esta familia. ¿Jorge no tenía hijos? ¿O es que no confiaba en sus hijos?

La compañera le dijo que Jorge tenía un par de hijas.

Pero entonces las dos hermanas parecen haber tenido un conflicto con su padre, así que las dos hijas se fueron juntas de casa, dejando sólo a su padre todavía en el país A.

Su colega se lamentaba entonces de que algunas personas nacen con un alto nivel de vida, pero tratan el dinero y el poder como si fueran basura. Pero otros no están tan bien dotados y sólo pueden seguir corriendo y superando a los demás en el camino de la vida.

El corazón tranquilo de Xenia se agitó mientras escuchaba las historias.

¿Qué podría haber hecho que ambas hijas abandonaran a un padre anciano y todas las posesiones de la familia?

En su momento, Xenia se sintió alejada de estas historias, pero ahora…

Simón tenía una relación con la familia Carlos.

Y fueron Raquel Sánchez y Rosa Sánchez las hermanas mencionadas.

Todo era tan increíble.

Las entrañas de Xenia se agitaron y la información que tenía en sus manos se estrujó mientras Diego, a su lado, observaba la escena sin hablar.

Carmen abrió los labios para decirle algo a Xenia, cuando ésta abrió de repente la puerta del coche y corrió hacia el edificio.

Fue entonces cuando el dúo se dio cuenta de que un hombre salía del edificio. Aquel hombre tenía una cara conocida, tenía unas cejas bonitas y un temperamento extraordinario, ¡no era otro que Simón!

Resultó que Xenia lo había visto y por eso había salido corriendo de repente.

Diego y Carmen se miraron y rápidamente salieron también del coche.

Al ver por primera vez a Simón, Xenia se olvidó de todo y corrió directamente hacia él, pero fue más lenta que Diego. Cuando ya estaba muy cerca de Simón, una mano la agarró repentinamente del brazo y tiró de ella hacia atrás.

-Ah -Xenia gritó, tratando de resistir.

-Vuelve -En cambio, Diego la jaló hacia atrás y Xenia trató de liberarse y dijo-, hermano, suéltame, suéltame.

Diego frunció el ceño, sin soltarla, y la amonestó fríamente, -Ahora no te conoce, aunque vayas con él.

-No te creo, cómo no me va a conocer, hermano, suéltame, voy a preguntarle.

Al ver que no lo soltaba, Xenia fue implacable y bajó la cabeza para morder a Diego en el brazo.

Diego no se lo esperaba de Xenia y el repentino dolor le hizo soltarse y Xenia aprovechó para correr hacia Simón.

Corrió hacia Simón con todas sus fuerzas y todavía estaba jadeando cuando Xenia se puso delante de Simón.

Simón se detuvo en seco.

Mirando a la mujer embozada, pálida y con los ojos ligeramente enrojecidos que tenía delante, Simón enarcó las cejas.

¿Era esta la misma mujer que había estado tratando de perseguirlo todo este tiempo?

En un principio, a Simón le pareció extraño el método de abordaje de esta mujer.

Todas las demás mujeres que se acercaron a él estaban ansiosas por mostrar sus mejores rasgos.

Pero esta mujer sólo llevaba la ropa más sencilla, sin maquillaje, e incluso su pelo estaba desordenado.

No encajaba en absoluto con su estética.

Simón se congeló por un momento cuando Xenia le tomó la mano, y sintió como si un toque adormecedor hubiera atravesado las dos manos que se sostenían y se hubiera metido en su corazón.

Como si tuviera un problema de limpieza, Simón retiró la mano como si se hubiera electrocutado y dio un paso atrás, mirando con asco a la mujer que tenía delante.

El disgusto en los ojos de Simón era extraordinariamente evidente, lo que entristeció aún más a Xenia.

-No hagas eso.

Las lágrimas ya se acumulaban en los ojos de Xenia, pero los mantenía abiertos, obligando a que no salieran. Pero parecía que si parpadeaba, esas lágrimas caían al suelo como perlas.

-Te he estado esperando todos estos días, ¿sabes cuánto tiempo llevamos buscándote? Vamos, de vuelta a casa ahora.

-¡Deprisa! El señor Simón está siendo molestado por una mujer de nuevo, ve y llévate a esa mujer.

No sé quién gritó, pero Xenia fue agarrada de repente por dos altos guardaespaldas, se asustó un poco y miró hacia Simón.

-Ayúdame, ayúdame…

La voz de Xenia era como el lamento de una pequeña bestia, pidiéndole ayuda con ojos desesperados.

Al ver esta escena, el humor de Simón se volvió un poco molesto.

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