Esposa falsa de Simón romance Capítulo 764

Mientras Xenia pensó en el indirecto beso, Simón la interrumpió de repente.

Asintió Xenia sin darse cuenta.

Pero de pronto, recuperó la conciencia.

Porque la estaba preguntando a ella.

Simón en este momento la miró con una sonrisa burladora.

Sin darse cuenta, Xenia se quedó naufragada en sus tiernas miradas.

Fingiendo que no pasó nada, Xenia volvió la cabeza y siguió limpiando la ventana, de manera poco natural.

Luego sintió que los pasos se le acercaron lentamente por la espalda, Xenia se quedó inquietante por su movimiento cada vez más cercano.

A pesar de haber sido su mujer, Xenia seguía sintiéndose nerviosa por su acercamiento.

Pensando huir de él, Xenia se dio la vuelta, y se cayó a sus abrazos.

-¡Ay! -gritó Xenia.

Simón la tuvo en su seno, bien fuerte.

En seguida Xenia protegió sus tetas con los brazos cruzados, y lo miró con los ojos bien sorprendidos.

“¿Qué quiere? El otro día me trató como una bruja, y ahora me abraza.” Pensó Xenia.

-Te incorporas al Grupo Calros para mí? -con las miradas frías, Simón la dijo en un tono malicioso.

Su figura era bien robusta y fuerte que cubrió la de Xenia.

-El encuentro en la puerta ese día lo hiciste para acercarte a mí -en vez de interrogación, Simón lo dijo con firmeza.

De momento, Xenia no podía confesarle la verdad, porque no se recordó nada de ella, y en cualquier momento la despediría.

Entonces lo negó Xenia.

Pero en sus puros ojos se notaba visibles asombros.

Sintió Simón que estaba mintiendo, y, por otro lado, sus ojos trataban de transmitirle otro sentimiento, cuya intención no la vio claro.

Entonces se le inclinó para identificar bien su intención.

Cuanto más se le inclinó, su calor y ternura se exhalaron más precipitados hacia su rostro. En este momento, Xenia no sintió nada más que un corazón latiendo al ritmo rápido.

De repente apareció Anthony a la puerta, y los miró sorprendido, con los ojos bien abiertos que eran exactamente los de Cristóbal Colón cuando llegó al nuevo continente.

Xenia se apartó de sus abrazos y salió de su oficina corriendo, trastornada.

De repente, Anthony cambió su actitud, -Pues ¿conoces a mi viejito ese?

Inmóvil, atento con su trabajo, Simón ni siquiera lo miró.

-Me presentó una novia aun sabiendo que a mí no me interesaba nada el matrimonio. Tengo tiempo de sobra flirteando con las bellas, ¿para qué tengo que casarme? Además, esa mujer es feísima, con un carácter fuerte y violento, si me caigo en sus manos, me moriría tarde o temprano -dijo enojado.

Simón no le hizo caso, pero Anthony estaba acostumbrado a su frialdad, y siguió quejando -El matrimonio no me cuadra, pero me amenazó con estancar todas mis tarjetas de créditos si no le obedezco. ¡Madre mía! Sin ellas me moriría. Tienes que ayudarme.

Viendo que Simón seguía inmóvil, Anthony repitió gritando, -¿Me oyes? He dicho que me ayudes.

Ahora Simón levantó la cabeza, y le gritó enojado, -Lárgate.

“¡Qué tipo de amigo es éste! Ni siquiera me podrá sacar del dilema.” Pensó Anthony, decepcionado.

-¿Podrías acudir a la cita por mí? Si os lleváis bien, me dejará en paz -planteó Anthony.

-Ni se te ocurra -articuló Simón.

Desesperado, Anthony se quedó enojado y se sentó directo al sofá.

-Vale -dijo Anthony en un tono amenazante, -Si no me ayudas, tendré que vivir aquí en tu despacho cuando me estanque las tarjetas. O me iré a tu casa, porque el abuelo Jorge no me echará.

-Como quieras -dijo Simón con su habitual gesto de arrogancia como si no le importara nada.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Esposa falsa de Simón