Esposa falsa de Simón romance Capítulo 763

Apenas entró a la oficina, Xenia ya vio a Giuliana con un rostro pálido, apoyada contra la puerta.

-¿Pasó algo? -preguntó Xenia.

La miró con decepción en los ojos, -Pensé que eras un persona responsable.

Escuchando sus palabras, Xenia se quedó aturdida y le preguntó -¿Qué pasó?

-¿Recuerdas mis palabras cuando te mandé hacer la limpia? -dijo Giuliana.

-Dijiste que Señor Simón tenía extrema exigencia sobre la limpieza, así que no debería dejar ni un rastro de polvo -Xenia repitió sus palabras de memoria.

-¿Y cómo lo hiciste?

Xenia dijo en serio, -Claro que lo hice según tus consejos.

“¡Sólo el Dios sabe cuánto esfuerzo había dedicado para mantener este trabajo!” pensó Xenia.

-¿Segura que lo hiciste bien? -la clavó sus ojos y en ellos vio nada más que firmeza y seriedad, pensando, “Si no mintió, ¿por qué Señor Simón se puso tan enfadado?”

Al final, Giuliana dijo, -Ven conmigo.

La siguió atrás Xenia, y la tensión llegó en este momento a su máximo, temerosa de ser despedida con sólo dos días de trabajo.

“Entonces todos los esfuerzos que he hecho serán para nada.” Pensó Xenia, “No lo permitiré. Tengo que arreglarme.”

Se rompió las muelas tratando de concentrar todo su pensamiento en los remedios, sin embargo, cuánto más se esforzaba, más se quedaba en blanco.

Aproximándose a la puerta de su oficina, su corazón empezó a latirse tan rápido como si se le saliera en el próximo segundo.

-Señor Simón -Giuliana golpeó suavemente la puerta a pesar de estar abierta.

-Adelante -la contestó en un tono frío.

Se notaba un visible mal humor tanto en él, como en la oficina.

En este instante, Giuliana respiró profundo y dijo a Xenia, -Entra tú.

Viendo su sonrisa forzosa, Xenia murmuró, -Giuliana, yo…

Sin ninguna demora, Giuliana la empujó directo a su oficina murmurando, -¡Suerte!

Apenas tuvo tiempo para la explicación, Giuliana ya desapreció como un fantasma.

-¿Qué haces ahí inmóvil? -la interrogó Simón, con su habitual tono de frialdad, -Mira lo que has hecho la supuesta limpia.

Escuchando sus palabras heladas, Xenia se le acercó explicando, -Señor Simón… -Xenia le llamó con el nombre que no le era familiar.

Cuando Xenia estaba a su lado, Simón olfateó de pronto el olor de su cuerpo, normal, pero le gustaba algo.

Simón lanzó una mirada furtiva a Xenia, quien bajó las miradas, con un rostro inocente.

“Parece que le gusta lo que le preparé, y lo hice con porción bien apropiada a su gusto.” Pensó Xenia y antes de servirle, lo probó para confirmar el sabor.

Cuando le sirvió el café, Simón estaba trabajando, mientras Xenia siguió con la limpieza.

El balcón era grande y ancho, con una alfombra bien fina encima, cuya calidad era de alta gama y cuyo color, monótono.

Apreciando la alfombra, la levantó ligeramente para observar más detalles.

De pronto vio poco polvo debajo de la alfombra y con la luz brillante, lo vio con más claridad.

“Aquí está sucio.” Murmuró Xenia.

Lo limpió, y cuando levantó la cabeza, vio a Simón bebiendo el café.

Bajo la luz brillante, su rostro hermoso con los dedos bien delicados se acomodó a la elegante disposición de la oficina.

De hecho, ella también probó el café, y él, sin saberlo, lo bebió tan grato.

“¿Así es un beso indirecto entre nosotros?” pensó Xenia con una sonrisa imperceptible.

A pesar de que perdió su memoria, Xenia estaba dispuesta a ayudarle a recuperarla poco a poco en vez de decirle una vez toda la verdad, porque en este caso, la rechazará.

-¿Soy guapo? -preguntó Simón.

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