Xenia se quedaba angustiada por ese grupo de chicas. Además, se olía muy fuerte el perfume en sus cuerpos. Le rodeaban con el olor de alcohol en el cuarto.
Xenia sintió que iba a ser envenenada.
Quiso irse de allí, pero Anthony aún no había regresado. ¿Vendría Simón?
Xenia tenía de repente la idea de que había sido engañada probablemente. Tanta gente se reunió en un sitio como allí y se mezclaron todos los olores de perfume, alcohol y cigarrillo. ¿Cómo él podía quedarse?
Al considerarlo, Xenia decidió partir. Sonrió y les dijo en voz baja, -Lo siento. Voy al baño.
También pasaría por el lado de Anthony para ver cómo te había ido. Estaría bien decírselo claramente.
No se sabía que cuando estaba a punto de ponerse de pie, había una mano puesta en su brazo, presionándola para que volviese a sentarse en su asiento.
-No te apresures. Anthony solo fue a hacer una llamada telefónica. ¿También quieres seguirlo?
Se oyeron unas palabras españoles poco estándares por encima de su cabeza.
Xenia miró hacia la dirección de la fuente del sonido. Descubrió que el que habló con ella era el hombre extranjero que le hablaba en inglés cuando ella entró por la puerta.
En ese momento, arcó las cejas directamente y se sentó a su lado, agitando una copa de vino en su mano y mirándola con una mirada erótica.
A Xenia se le frunció el ceño refinado. No le había hecho sentir cómoda las palabras que le había dicho antes. Se sentó a su lado de nuevo y la miró con la vista así.
“¿Qué quiere hacer él?” pensó ella.
No había sonrisa en el rostro de Xenia. Su voz era fría.
-Señor, entiendo inglés.
El hombre estaba visiblemente atónito, pero reaccionó rápidamente, encogiéndose de hombros con indiferencia, -¿Y qué más da?
“¿Qué más da?” ella no lo esperaba.
Inesperadamente, no se avergonzó en absoluto. Xenia estaba preocupada por el coeficiente intelectual de ese frente a ella. Sin embargo, la mirada fijada en ella dejó en claro que no era una buena persona.
No podía perder más tiempo para quedarse allí.
Xenia no se molestó en darle una mirada extra, sino que se levantó directamente. No imaginaba que el extranjero la agarrase directamente.
-Suéltame. -Xenia quería librarse de él con su revés.
Se sintió la humedad caliente en la mano del extranjero. La miró con los ojos lujuriosos.
-¿Por qué te da tanta prisa? En realidad ... no eres la novia de Simón, ¿verdad?
Xenia resistió el impulso de abofetearlo, conteniendo la indignación, -Señor, por favor, déjame ir.
Aunque ese extranjero solía propasarse con las mujeres atractivas, para su propio gusto, prefería las puras e inocentes, especialmente las estudiantes universitarias.
Sin embargo, algunas de ellas eran demasiado jóvenes. No le daban interés para jugar con ellas.
Sentado cerca de ella, al ver que debajo de la apariencia pura de Xenia poseía tanta pasión, la manera de emitir la ira en ese momento hizo que perdiese el poder de detenerse.
Tenía el presentimiento de que, si pudiese engañarla para que lo acompañase a la cama, sería una noche muy interesante.
Ya tuvo la decisión y confirmó que no la dejaría ir aún más.
-¿Por qué te enfadadas? He venido aquí. ¿No te sientas y tomas bebidas con nosotros? -después de hablar, pasó directamente la copa de vino en su mano-. Bébelo y te dejo sentar.
Xenia no sabía que decir.
Se contuvo la ira, pero tampoco fue a recoger la copa.
Precisamente en ese momento, Anthony regresó.
No obstante, volvieron a mirarla a Xenia, sintiendo que ... quedaría poca posibilidad de que Simón la quisiese.
Había muchos que quería ver un buen espectáculo y también se puso a provocar disturbio.
-Bueno. No nos da importancia si es la novia de Simón o no de todos modos. Incluso Aunque no la seas, no nos reiremos de ti, pero no puedes engañarnos a todos. Si eres su mujer realmente, entonces llámalo ante nosotros. Déjalo decir algo para confirmar tu identidad, ¿vale?
Una mujer se puso de pie, torciendo la cintura como la serpiente de agua y mirándola a Xenia con malicia. Solo deseaba verla hacer el ridículo.
Por supuesto, Xenia tenía una compresión clara de sus pensamientos. Se le curvaron los labios rojos y les sonrió con frialdad, -¿Me haría falta informaros todo sobre las cosas entre él y yo? O es decir, ¿cualquiera que esté con Simón tiene que hacerlo?
Con un tono tan arrogante, todos se sorprendieron y se miraron.
Xenia luego dio la mirada al extranjero y agregó fríamente, -Te daré la última oportunidad. Suéltame.
Se parecían mucho a Simón, su tono frío y el aura congelada rodeada en su cuerpo. Todos iban a creer que ella tendría algo que ver con Simón de verdad.
Todo le causó a Anthony una angustia considerable.
Había estado seguro de que vendría Simón, pero no había calculado que no fue así. De lo contrario ... no se atrevería a llevarla a Xenia a ese lugar.
Sin embargo, el extranjero ya había determinado que ella no tenía relación con Simón. Al escuchar su amenaza en ese momento, no solo no la soltaba, sino que la miraba con interés especial.
-Vale. ¿La última oportunidad? Sería mejor que te hago una pregunta. Si puedes contestarla, te dejaré ir. ¿Qué te parece?
Al notar que todavía no estaba dispuesto a rendirse, Xenia ya había visto un vaso de cerveza detrás de ella misma.
Siguió la voz llena de coquetería del extranjero.
-Anthony dijo que eres la mujer de Simón. Entonces dime. ¿Te has hecho amor con él?
Repentinamente
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