Después de que Anthony lo encontró, le dijo lo sucedido anoche. Emborrachó al extranjero anoche hasta que casi estaba muriendo. Más tarde, no pudo soportar más y se desmayó. Llamó a la ambulancia para enviarlo al hospital, y luego se fue después de asegurarse de que todavía tenía respiración.
Simón lo escuchó. No mostró otras emociones adicionales con indiferencia.
Anthony no sabía qué agregar.
¡Joder! ¡Parálisis facial!
Anthony lo regañó en su corazón, pero después de pensarlo, ¿era así cuando vino a salvar a Xenia anoche?
Anoche eché al extranjero a patadas, pero fue con mucha fuerza. Después de que la gente se fue, Anthony echó especialmente un vistazo y descubrió que había hendiduras en el gabinete de vino.
Fue una suerte para el extranjero que los huesos no se hubiesen roto.
Anthony se acarició la barbilla y de repente le preguntó, -Después de que la llevaste de regreso a casa anoche, no le hiciste algo, ¿verdad?
Al oírlo, se le detuvo el movimiento de la mano a Simón. Le cayó la mirada fría en la cara.
-¿Crees que soy igual que tú?
Anthony, -Bueno. ¿Ni siquiera te atreviste a hacerlo? ¿Sigues siendo un hombre? ¡Qué buena oportunidad! El héroe salva a la bella. Solo estuvisteis vosotros los dos y no lo hiciste. Eres incompetente o ...
Mientras hablaba, Anthony de repente se acordó de algo terrible. Resaltó del sofá y caminó hacia el lado de Simón, entrecerrando los ojos.
-¿Acaso no te atreves realmente?
Simón seguía sentado allí, como si no le importase lo que decía.
Si no hubiese visto que la llevó anoche y se vengó del hombre extranjero, Anthony podría pensar que Simón era una persona particularmente indiferente e incluso insensible.
No obstante, lo diferente consistió en que no le hizo nada a ella después de salvarla vengándose.
Solo habría dos posibilidades que le había pasado así.
Primero, no se interesó por esa mujer y no quiso hacer amor con ella.
Sin embargo, eso no tuvo razón. Si fuese así, ¿cómo podría apresurarse a rescatarla en tan poco tiempo después de colgar el teléfono?
En fin, le interesó la mujer.
Entonces, ¿por qué no lo hizo? lleguemos al segundo punto.
Quería hacerlo, pero no se atrevía. O sea ... sentía no tener que hacerlo.
Más lo pensaba, más horrible se sentía Anthony. También contaba con una sensación de peligro.
No sabía si lo acertó o no, pero le pareció necesario de recordárselo a su amigo.
-Simón, ¿lo tomas en serio?-le hizo la pregunta Anthony.
Consideró que solo habría esa posibilidad. ¿Qué tipo de mujer no puso lograr un hombre como Simón? Cuando ella supo que Simón estaba en el bar, quería seguirlo entrando. Así que si Simón la quisiese, las posibilidades de que ella lo rechazó serían muy pequeñas ...
La única posibilidad podría ser que Simón no lo quería hacer él mismo.
-Simón, necesito decirte que no puedes tomar en serio la relación con esa mujer.
Anthony lo rodeó a Simón como un gobernante, -Conoces a nuestra familia. La asistente no tendría tales antecedentes familiares a la primera vista. Si lo hiciese, solo la dañarías en el futuro.
Simón lo ignoró todavía, pero Anthony se quedaba ansioso y continuó, -Te lo diré con más franqueza. Nuestro matrimonio solo puede ser decidido por los ancianos. Tenemos que hacer sacrificios por la familia. Si sientes por ella, te aconsejo que lo dejes.
-¿Me estás escuchando a mí carajo? No me respondes en absoluto, ¿aunque te hablo tanto?
No había ninguna contestación.
Finalmente, Simón levantó los párpados con pereza y le dio a Anthony una mirada débil.
-¿Has terminado?
-Imposible. -Anthony levantó la mano y se rindió inmediatamente, -Nunca. No voy a buscarla para comer. ¿De acuerdo? Te acompaño.
Por fin, Simón recuperó su mirada aguda y caminó hacia adelante con calma. Anthony lo siguió sin remedio, que no sabía lo que estaba pensando en realidad.
Se vio muy tranquilo el rostro, como si no tuviese pensamientos sobre la mujer, pero no le permitió acercarse. Sería obvio ... que fue una fuerte posesividad.
Anthony lo pensó durante todo el viaje y no pudo evitar preguntarle cuándo estaba a punto de salir del ascensor.
-Simón, dime. ¿Están juntos ella y tú?
Sonó el timbre.
Justamente se abrió la puerta del ascensor, Simón salió sin mirar atrás.
Después de que Xenia terminó comer, se despidió de Lolita y luego volvió a descansar en el sofá de la secretaría.
No había trabajado por mucho tiempo como interna y no se había acostado para el descanso en ese sofá. De hecho, le dio vergüenza porque no estaba en casa después de todo.
Sin embargo, el día era diferente. Le dolían los ojos y, sobre todo, quería dormir.
Xenia ocultó la puerta de la secretaría. Luego, se acostó en el sofá, abrazó una almohada y pronto se quedó dormida.
Tuvo un largo sueño en que Simón la tiró en sus brazos y la abrazó con fuerza. Xenia ansiaba su cálido abrazo y lo abrazó con ambas manos.
No obstante, gradualmente, Xenia notó que disminuyó la temperatura corporal de la persona la que sostenía frente a ella, volviéndose fría y finalmente como el hielo.
Estaba temblando de frío y levantó la cabeza. Descubrió que lo que sostenía frente a ella no era Simón, sino un trozo de hielo.
Se volvió para buscarlo, pero lo vio caer del avión al mar sin límites con un estruendo.
-¡¡¡No!!! ¡¡¡No!!!
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