Esposa falsa de Simón romance Capítulo 817

Después de que Anthony colgara el teléfono, su rostro sonriente se puso serio, y sus ojos se volvieron más fríos.

De pie frente a la puerta ventana, Anthony estaba pensando en algo, de repente se rio burlonamente.

Sintió que no podría olvidar esa escena en su vida.

La familia Carlos, la familia Collazo y la familia Espinar estaban muy unidas.

En aquel entonces, la familia Carlos y la familia Espinar habían pensado en un matrimonio. Pero como ese matrimonio no había funcionado, en la familia Carlos se quedó sólo Jorge, y en aquel entonces, Jorge nunca había dicho nada al respecto.

Las tres familias estaban unidas y, naturalmente, tienen muchos intercambios entre ellas.

Anthony era hijo único, pero en la familia Espinar había Zoe y Rubén. Anthony y Zoe tenían más o menos la misma edad, por lo que a menudo jugaban juntos de pequeños.

Como a todo el mundo, a Anthony le gustaba Zoe, que era guapa, inteligente y tenía todas las cualidades buenas.

Tenía muchos sueños sobre esa chica sobresaliente, e incluso pensaba que sería bueno si las dos familias podían comprometerse.

Justo cuando estaba a punto de decirle a su abuelo que le propondría matrimonio a Zoe cuando ella llegara a la edad adulta, y que podría cuidar de ella durante el resto de su vida si estaba dispuesta.

Pero fue en ese momento, se topó con una escena cruel.

Ese día, fue a la familia Espinar, y estaba dispuesto a invitar a Zoe a una excursión. Como estaba un poco ansioso esperando fuera, entró directamente a buscarla. Y accidentalmente escuchó una conversación.

-Señorita, Anthony viene a menudo a usted, ¿le gusta?

Era la voz de la criada que le preguntaba a Zoe.

En ese momento, Anthony se detuvo, tan nervioso que todo su cuerpo se apretó contra la pared sin atreverse a soltar un suspiro.

Le gustaba Zoe, pero no sabía si lo quería. Sólo que estaba bastante feliz aceptando regalos de él y le encantaba salir a jugar con él.

Eso significaba, aunque no le gustara, su impresión de él no era tan mala.

-¿Anthony? -Zoe se rio-, es imposible.

La criada, -Pero, creo que la mira a usted de manera diferente, y Anthony también la trata muy bien. Además, usted es tan hermosa. Seguro que le gusta.

-No, no, no. No quiero oírlo, y creo que me trata como a los otros. Además, si un inculto como él me encanta, estará fuera de su alcance. Tiene que conocer a sí mismo de nuevo.

Cuando Anthony, que estaba escondido afuera, escuchó esto, su cara cambió instantáneamente de color.

No esperaba que la siempre bella y digna mujer, Zoe dijera realmente palabras tan feas. Todas estas palabras estaban dirigidas a él mismo.

Sintió que su corazón se rompía en un instante, y todas sus ilusiones sobre ella se derrumbaron.

-Tiene razón. Anthony no es digno de usted. Hoy está aquí de nuevo, ¿debo dejarle volver?

Zoe agitó la mano despreocupadamente, -Olvídalo. Si quiere esperar, lo dejamos esperar. Me guata la sensación de estar rodeada de hombres.

Anthony se quedó tranquilo.

Evidentemente, tenía mala impresión en ella. ¿Pero no lo rechazaba directamente?

Anthony se fue tranquilamente y regresó. Desde entonces no volvió a buscar aZoe. Ese año, aún no era adulto y ya había empezado a ser romántico. Saldría con cualquier chica mientras que le confesara su amor.

Se necesitaban mutuamente. Era especialmente rápido.

También sabía que era algo difícil en este mundo ser mutuo y tomar a la otra parte seriamente en cuenta.

Pero, era insoportable que su corazón fue pisada y despreciada por ella.

Después de que Anthony se volvió malo, Zoe le despreciaba más. Cada vez que se le encontraba, le miraba con asco, pero seguía fingiendo ser educada y le sonreía, como si estuviera en buena relación con él.

Anthony había visto su verdadero rostro. Así que cuanto más fingía, más se disgustaba con ella.

Lo que no sabía era que Simón había mirado fijamente su espalda durante un momento. Luego retiró la mirada y volvió al trabajo.

En ausencia de Giuliana, todo el trabajo recaía sobre los hombros de Xenia. Hacía muchos viajes a la oficina para informar sobre su trabajo, pero la expresión de Simón era siempre fría e indiferente.

Al final del día, Xenia se acostó en el sofá, muy cansada.

Pero entonces sonó el teléfono de su mesa.

Xenia miró la hora y vio que ya estaba fuera del trabajo...

No tuvo más remedio que responder al teléfono con su cuerpo cansado.

-¿Hola?

-Ven a mi oficina.

Dicho esto, colgó enseguida.

Xenia no se preguntó nada, y tras colgar se dirigió al despacho de Simón.

-¿Señor?

Simón levantó los ojos y miró a ella cariñosamente.

-Ven aquí.

Xenia creía que él tenía algo para ordenar a ella. Aunque estuviera fuera de trabajo, pero todavía era su asistente.

Así que Xenia se acercó directamente a él. Cuando estaba a punto de preguntarle qué quería, de repente, Simón la agarró de la pálida muñeca y tiró de ella para abrazarla.

-Ah...

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