Esposa falsa de Simón romance Capítulo 816

Como si fuera la primera vez que una mujer lo abrazara, Simón estaba congelado y no podía moverse un poco.

Su cuerpo era completamente diferente al suyo. Era tan suave que Simón quería abrazarla para siempre.

Cuando estaba a punto de levantar la mano, Xenia le empujó.

-Es hora de que vuelvas.

Simón se sorprendió, “¿tan temprano?”

Antes de que pudiera reaccionar, la puerta se había abierto y le empujó fuera de la habitación. Luego Xenia se despidió de él y cerró la puerta sin contemplaciones.

En el oscuro pasillo, Simón se quedó solo escuchando los gritos de la puerta de al lado.

Y estaba pensando, “¡Mujer despiadada! Acaba de admitir que le gusta, y al siguiente lo empujó. Su corazón es imprevisible, ¿no? Pero...”

Simón entrecerró los ojos y miró hacia la habitación de al lado.

¿Vivía aquí y tenía que escuchar tales sonidos todas las noches? Aunque sabía que eran de otras personas, Simón todavía se sentía desagradable.

***

Xenia cerró la puerta, corrió rápidamente al baño, y se pellizcó la mejilla en el espejo. Cuando se dio cuenta de que le dolía, estuvo segura de que lo que acababa de ocurrir no era un sueño.

El cambio de la actitud de Simón era tan rápido. Era algo que ni siquiera había esperado.

Pensó que se comprometería con otra persona y se convertiría en un desconocido para ella.

Al mirarse en el espejo, Xenia se sonrió lentamente.

Pero la sonrisa no duró mucho antes de desaparecer. El rostro de Xenia volvió a ponerse serio, pensando en lo que Rubén le había dicho esa tarde.

La noticia de ella y Simón había sido completamente borrada de la prensa extranjera, lo que significaba que poca gente lo sabía, e incluso si lo sabían, probablemente les habían sobornado.

En cuanto a quién estaba detrás de esto, era obvio.

Cuando Xenia intentó acercarse a Simón por este medio, ya lo había pensado. Al fin y al cabo, la familia Carlos era tan poderosa que casi podía dominarse todo.

Era imposible que la familia Carlos no supiera las cosas entre ella y Simón.

Parecía que era más difícil de lo que ella había pensado.

Xenia sacó su teléfono móvil y quiso llamar a Carmen Rubio, pero dudó al ver la hora. No debería estar fuera del trabajo a esas horas.

Xenia no tuvo más remedio que redactar un mensaje de texto a Carmen, pidiéndole que se pusiera en contacto con ella mañana.

Después de enviar el mensaje, Xenia se arregló y se fue a la cama.

Xenia tuvo un sueño.

Durante toda la noche soñó que Simón la inmovilizaba repetidamente contra la puerta y la besaba. Sólo que en sus sueños Simón era más apasionado que en la realidad y ella era incapaz de resistirse.

Cuando Xenia abrió los ojos, ya había amanecido. Parpadeó y se dio la vuelta, sintiendo que le dolían mucho las piernas y los pies.

La superposición del sueño y la realidad.

Por un momento, Xenia no pudo saber si las imágenes eran sueños o realidad.

Lo único cierto era que tenía que levantarse, lavarse y recoger las cosas para ir a trabajar como de costumbre.

Cuando Xenia salió, justo se encontró con la joven pareja que salía de la casa de al lado. El cuerpo de la chica era tan suave como una serpiente contra el del chico. Con su voz suave le dijo, -¿Qué vamos a comer esta mañana?

El chico respondió sonriendo, -Vamos a comer todo lo que quieras.

Mientras hablaba, la chica miró hacia Xenia. Como eran vecinos, les dedicó una dulce sonrisa.

Se había dado una mala impresión después de su anterior encuentro. Sabía que él tenía novia , pero todavía quería forzosamente estar con Simón.

Al igual que esta vez...

A pesar de que Simón había perdido la memoria, ella, Zoe, lo sabía todo sobre ella y Simón, y aun así quería comprometerse con él.

¿En estos días, acaso hay tal persona que incluso despreciaba los límites morales por amor y por su propia emoción?

-Cuñada, de todos modos, eres la única para Simón. Aunque os conozcáis desde hace tan poco tiempo, Simón está obsesionado contigo totalmente. Debes tener tu propio encanto, así que... Jajaja, no tengo que preocuparme más por vosotros dos en el futuro.

Al oírle decir eso, a Xenia se le ocurrió de repente que estos días era Anthony quien le ayudaba mucho. Cuando estaban juntos, irritaba a Simón constantemente.

¿Estaba aburrido? Pero no parecía necesario hacer tantas cosas.

Xenia no pudo resistirse a preguntar, -Anthony, ¿por qué me ayudas?

Anthony soltó una pequeña carcajada y luego dijo, -No hay razón. Probablemente porque estoy aburrido.

-Aunque te aburras, no tienes que...

-Ya, ya. Ahora estás de camino al trabajo, ¿no? No te molesto.

Dicho esto, antes de que Xenia pudiera responder, la otra parte colgó el teléfono lo más rápidamente posible.

Al oír el tono en el teléfono, Xenia se quedó tranquila durante unos segundos y luego colgó el teléfono.

-Anthony había hecho tanto para ella. No parecía tan sencillo.

-Tendría que tener algún propósito.

-En cuanto a cuál era el propósito, ella no lo sabía, pero... no debería dañarse a sí misma, eso es todo.

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